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Escritos de Feministas Lúcidas

El cuidado como una práctica amorosa que sostiene el mundo , Pía Cajas Maureira

El presente escrito, es un intento de indagar sobre la importancia del cuidado cariñoso de las niñas y los niños y la relevancia que este tiene para una sociedad. Propone como un punto importante, la despatriarcalización de este, desde el punto de vista del realce del cuidado, como un acto amoroso que sostiene el mundo, que acompaña el cambio civilizatorio, tan necesario en estos tiempos.

Hoy en día, vivimos en una sociedad de muchas transformaciones, una sociedad que exige poner el amor al centro y relevar la importancia del cuidado, que históricamente ha sido femenino, es la clave para transformar la visión antigua y patriarcal de este, donde era visto como secundario, sin valor y menos importante que otras labores.

Entendiendo el cuidado como vital, nos abrimos a la posibilidad de restablecer su valor, más allá de lo monetario, un valor simbólico que posicione esta labor civilizatoria como una tarea que ha sostenido el mundo.

Niños y niñas desde su nacimiento son seres con la capacidad de relacionarse socialmente, esta se desarrollará si sus cuidadores están disponibles para esto. El bebé necesita de cuidados para sobrevivir y desarrollarse, pero no puede hacerlo por sí mismo. Diversos estudios han demostrado que un niño o niña, no solo requiere de alimento y abrigo, sino que además requiere de experiencias afectivas. Los vínculos afectivos son tan importantes como la nutrición y el cuidado de la salud, un entorno cariñoso promueve aprendizajes, y bienestar integral para niños y niñas, quienes necesitan amor y necesitan jugar, con compañeros y compañeras simbólicas que acompañen su juego. Jugar viene del latín “Iocari” que significa hacer algo con alegría, y hacer algo con alegría supone sonreír.

 “La madre, al sonreír, le enseña al niño que mirar el mundo vale la pena. La continua y reiterada aparición del rostro sonriente en el campo visual del niño, va construyendo el deseo de mirar rostros. Si la sonrisa se instala como marca del rostro, la seriedad es leída como una “no-sonrisa” que potencia aún más el rostro sonriente, como un augurio de alegría.

La sonrisa, entonces, es vivida como una serena confluencia de miradas, como un acuerdo gestual que oficia de espejo de dos caras.
La sonrisa invita a mirar, hace de la boca un arco iris que irradia su luz al resto de la cara. La risa, en cambio, nos acerca a la pasión, a la convulsiva y estallante luminosidad. La sonrisa ilumina por irradiación, la risa por explosión. Su ejemplo es la carcajada, que irrumpe para luego desaparecer bruscamente.
Para gozar de la risa es necesario ser introducido con anterioridad en la sonrisa. Es ella la que nos acerca, pausadamente, a la pasión de la risa. Si el niño recibiera sólo risas, si careciera del camino que abre la sonrisa, se asustaría, perdería referencias, sería espectador pasivo de una escena extraña e incomprensible. Sonreír abre las puertas”. (Daniel Calmels, 2018).[1]

En relación a lo anterior, entendemos que niños y niñas requieren un cuidado cariñoso y sensible a sus requerimientos, no solo alimentos, higiene y abrigo, sino que también juego, sonrisas, amor y contención.

Históricamente esta persona ha sido mayoritariamente una mujer, la madre, abuela, alguna tía e incluso personas ajenas a la familia, también mujeres, sin embargo, corrientes feministas o algunas propuestas de las nuevas masculinidades, proponen la necesidad de “desfemenizar” el cuidado, debido a la escasa participación de hombres estas labores y al enfoque de las políticas públicas hacia la díada madre-hijo o hija, sin embargo, observo como necesario replantearnos este concepto y apuntar más hacia una “despatriarcalización” del cuidado, dado que, en lo concreto, si sacamos a las mujeres de las labores de cuidado, ¿quién cuidaría entonces?, ¿lo harán los hombres, así sin más? ¿por qué los hombres hasta ahora no se han hecho parte del cuidado?, pienso que la reflexión es mucho más profunda.

Despatriarcalizar el cuidado, hace referencia a la importancia de otorgar el valor que el cuidado significa, un valor que difícilmente puede ser remunerado con justicia, puesto que quienes cuidan dejan su vida en ello. Cuando hablo de dar valor, me refiero más a un valor simbólico, un valor simbólico que la sociedad entera debería reconocer en este acto tan valioso y generosos de sostener el mundo, pues cuidar es eso, es sostener, es educar, es proteger y guiar, significa una práctica que tiene que ver con la transmisión de conocimientos, de afectos, de tradiciones y costumbres, y que influyen en la psiquis de ese niño o esa niña que es cuidado o cuidada, y por supuesto en las relaciones que establecerán en el futuro, tanto con otras y otros, como con su entorno y consigo misma o consigo mismo.

“El descubrimiento de la libertad femenina es en una mujer, (y a veces en un hombre) una experiencia de despertar: despertar del sueño de la modernidad y, también, del sueño de su agonía, la postmodernidad. La modernidad y la postmodernidad se han esforzado mucho por inculcarnos a las mujeres una idea patriarcal de libertad: la libertad individual o individualista, libertad que en el mundo se mide en términos de progreso ininterrumpido y de expansión sin límites, con o sin sentido. La terquedad del esfuerzo ha adormecido lo femenino libre, alienando de sí a muchas mujeres al olvidar o perder el sentido relacional de la libertad, no individualista” [2] 

Observamos en esta cita que existe una falsa idea de libertad, individualista y depredadora, que sitúa a la mujer y también al hombre, en lo que la autora denomina una agonía. Contrario a esto, se presenta un sentido relacional de la libertad, no individualista, haciendo referencia al término “estar en relación”, y estar en relación supone un intercambio con otras y otros, una danza de dar y recibir, las mujeres hemos entendido esto y por eso somos quienes ofrecemos al otro o la otra, nuestro amor, cariño y contención, un acto de servicio que está fuera de la lógica patriarcal, o del intercambio neoliberal, donde pago por un servicio y exijo recibirlo, pues ni todo el oro el mundo podría pagar por un cuidado incondicional, afectuoso y desinteresado como el de una madre hacia su criatura.

María-Milagros Rivera Garretas habla del estar en relación, como una relación sin fin, que por un lado, no tiene fin en sí misma, es decir, no es una relación instrumental, y por otro lado es eterna, el estar en relación es una experiencia que no tiene fin. “Deseo relacionarme con otras para sentirme bien, gozando de la relación, la relación sin fin, por el gusto de estar en relación”.[3]

EL TRABAJO DE LAS MUJERES 

Diversos estudios en los últimos cincuenta años, han investigado sobre las mujeres y el trabajo, pero muy pocos estudios han indagado sobre las condiciones en que mujeres y hombres trabajan, las que por cierto, no son las mismas.

“Durante mucho tiempo, las condiciones de trabajo de una mujer y de un hombre han estado condicionadas por el patriarcado; siendo el patriarcado una expresión histórica de la política sexual. Hoy, al final del patriarcado (o terminado ya el patriarcado[4]), entrevemos que la relación histórica entre una mujer y el trabajo es decisiva para entender la crisis del trabajo que vivimos y, entendiéndola, inventar soluciones que no se queden por detrás del presente”.[5]

El patriarcado nunca ha ocupado la realidad entera de una mujer, ni de un hombre tampoco, sin embargo, las instituciones han forjado sus bases bajo el orden patriarcal, siendo el trabajo una de las instituciones que ha sido hecho a la medida del cuerpo masculino, no a la medida del cuerpo femenino.

 “Sin embargo, el patriarcado como condicionante de las condiciones de trabajo no se explicitaba nunca. Quedaba en silencio, como algo dado, como una premisa muda. Algo que, precisamente por estar silenciado, reaparecía una y otra vez como un fantasma recurrente en los innumerables encuentros feministas y, también, de hombres no patriarcales sobre la mujer y el trabajo.”[6]

Las mujeres hemos trabajado siempre. Pero solo al trabajo hecho a la medida del cuerpo del hombre le hemos llamado trabajo. No a todas las demás tareas productivas que las mujeres hacemos, que son muchas y muy importantes, como el cuidado de la casa, de los niños y niñas, de las abuelas y abuelos, de enfermas o enfermos, o de personas con capacidades diferentes.

 “Por eso, porque solo al trabajo hecho a la medida del cuerpo de hombre le llamamos trabajo, no protestamos, o no apenas, cuando de una madre o de un ama de casa se dice que “no trabaja”. Ni protestamos de un modo convincente cuando ganamos menos por hacer el mismo trabajo que un hombre. No porque nos guste cobrar menos ni porque nos deje de parecer la injusticia social flagrante que es, sino porque reservamos la energía para algo más importante: algo que es la interpretación libre del sentido del trabajo, del sentido que lo que se suele llamar trabajo tiene o puede tener para las mujeres y, también, para los hombres. Las mujeres sabemos que si tapáramos con dinero o con derechos todas las contradicciones que plantean los condicionantes patriarcales del trabajo, entonces nos taparíamos nuestra propia boca y nuestros propios ojos, quedándonos sin autoridad para interpretar libremente el sentido que el trabajo tiene o no tiene para las mujeres y para la humanidad.”[7]

Las mujeres entendemos el trabajo como un espacio de vida también, donde no solo entregamos un servicio y este nos es remunerado, consideramos muy importante que otros factores también se expresen en el trabajo que deseamos, idealmente que sea de tiempo parcial, para tener tiempo para hacer las cosas en casa y cuidar a quienes amamos, o compartir con quienes deseamos hacerlo, también para escribir, crear, pintar, danzar, entre tantos deseos que pueda querer realizar cada mujer. También evaluamos la calidad del trabajo, no tan solo por la remuneración que recibiremos, sino también por las relaciones que establecemos en el espacio laboral. “Decía hace unos años un estudio publicado en la revista norteamericana “Newsweek” que, en la empresa, los hombres harían cualquier cosa por dinero; las mujeres, en cambio, no.”[8]  Requerimos de trabajos a la medida de nuestros cuerpos, en los que nos sea posible compatibilizar otras labores, tanto o más importantes.

DESPATRIARCALIZAR EL CUIDADO 

En este sentido, las mujeres no queremos ponerle un valor monetario a todo, pues si bien nos interesa el dinero, también y mucho más nos interesa el amor, el cuidado, dar vida a nuestros deseos, crear, estar en relación y darle un sentido a esa relación. Ya no se trata de conciliar el trabajo, que conlleva el desarrollo profesional y la maternidad, que expresa el deseo de ser madre, las mujeres hoy damos un doble sí, a ambos deseos, sin dejar ninguno de lado, pero a ambos, los aceptamos como deseos no como obligaciones impuestas.  Lo dicen con las siguientes palabras, el 2010 las mujeres del Gruppo Lavoro de la Librería de mujeres de Milán:

“Queremos poder decir sí al trabajo y sí a la maternidad sin sentirnos obligadas a elegir. Cuando decimos sí al trabajo, decimos sí a un aspecto del vivir que es el dinero necesario para la comida, la ropa, la casa. Pero es también realización, crecimiento, invención, proyecto social. De esto no queremos ser excluidas si elegimos ser madres. La paternidad se inscribe de modo distinto en el cuerpo y en la mente de los hombres, y de esto sabemos poco. Los padres no hablan, no narran y sin embargo, también para ellos están cambiando muchas cosas. La paternidad ya no está garantizada por el destino femenino: hoy los hombres, si quieren ser padres, tienen que hacer cuentas con lo que escojan las mujeres. Hoy más que nunca, la reproducción no es una cuestión femenina: es problema de todos, hombres y mujeres, madres y padres. En el doble sí que nosotras queremos, están incluidos el deseo y la ambición de volver a unir la producción y la reproducción: algo que la historia y la cultura de predominio masculino han separado.”[9]

El doble sí al que hacen referencia las autoras, es entonces un sí a ambos deseos, al desarrollo profesional y al amor al cuidado, poniendo en ambas tareas el cuerpo, y realizando ambas tareas con amor.

La invitación a despatriarcalizar el cuidado, es quitarle el valor monetario y restaurar el valor simbólico que esta práctica significa, puesto que ha sido el patriarcado el que ha intentado minimizar el valor del cuidado y de las mujeres, infructuosamente a mi juicio. Hoy, en el fin del patriarcado[10], cuando este ya no tiene crédito en nosotras y nosotros, muchas mujeres (y algunos hombres) entendemos y observamos la labor del cuidado como parte del cambio civilizatorio, donde el amor está al centro, y la importancia de criar con amor está a la vista. Acercarse a relaciones cariñosas, respetuosas y empáticas, se observan como la única posibilidad de cambio.

EN SINTESIS

Entonces, cómo aportamos a restaurar el valor simbólico del cuidado hacia los niños y las niñas, individuas e individuos con deseos, intereses y capacidades, que aportan al mundo su capacidad de escucha, sus ideas, amor, curiosidad, apertura, ternura y otros preciados valores que sostienen la civilización.

Niños y niñas necesitan alimento, higiene y abrigo, pero sobre todo ternura y reconocimiento, sonreír, compartir, vincularse, tiempo de calidad y escucha. Necesitamos visibilizar la niñez, reconocer su valor y la labor que realizan las madres al cuidar de sus hijos e hijas.

Crear espacios de protección y exploración, donde niños y niñas se sientan seguros, y seamos capaces de reconocer sus propias capacidades, las que como Lecannelier (2021) asevera, solo podremos identificar si aprendemos a respetar, entendiendo el respeto como un actuar cotidiano que puede ir desarrollándose de a poco, que supone primero que nada, volver a mirar, observar las reacciones de los niños y las niñas, tratar de comprender qué es ser un niño, una niña, abrir la comprensión a conocer a este individuo que se para frente a mí, como otro, en una sociedad que valore esta práctica como una práctica que sostiene al mundo.

La ley no es todo, como bien dice Simone Weil “La Libertad no consiste simplemente en tener derechos, porque los derechos pueden convertirse en barreras simbólicas del deseo” (Librería de Mujeres de Milán (1991).). Requerimos de prácticas como la de reconcoer autoridad a los niños y las niñas, autoridad (que es distinta al poder) viene de “augere”, significa hacer crecer y la autoridad circula de una persona a otra, es móvil, no estática, es una práctica que transforma, modifica las relaciones de forma radical y ayuda a cambiar el mundo.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Aldegheri, L., Bianchi, L., Briante, D., Buttarelli, A., Carati, R., Cigarini, L., De Perini, S,. Di Salvo, A., Fischer, C., Graziani, F., Jourdan, C., Muraro, L., Marangelli, M., Rampello, L., Riboli, D., Sattler, T., Savoldi, O., Stella, R., Zanardi, M., … y Zanella, L. (1996) El final del patriarcado. Ha ocurrido y no por casualidad – Sottosopra rosso, Libreria delle done di Milano, https://www.libreriadelledonne.it/pubblicazioni/el-final-del-patriarcado-ha-ocurrido-y-no-por-casualidad-sottosopra-rosso-enero-1996/

Abreu Olvera, M.  Entrevista a María-Milagros Rivera Garretas (2021) https://www.revistapluvia.com/post/entrevista-a-mar%C3%ADa-milagros-rivera-garretas

Barbieri, P., Benvenuti, M. y Cigarini, L. (2010) Sottosopra: Imagínate que el trabajo, Núm. 38 [Archivo PDF]. DUODA: estudios de la diferencia sexual, https://raco.cat/index.php/DUODA/article/view/248363.

Calmels, D. (2018) Sonreír – Reír. Facebook. https://www.facebook.com/243919225651741/posts/1892159804161000/

Cigarini, L. (2003) El sentido del trabajo. DUODA: estudios de la diferencia sexual, http://www.ub.edu/duoda/web/es/revista/26

Librería mujeres de Milán. (1973-1996). La cultura patas arriba. Selección de la revista Sottosopra Madrid, Editorial Horas y horas.

Librería mujeres de Milán. (2011). Palabras que usan las mujeres para nombrar lo que viven y sienten hoy en el mundo del trabajo, Colección del libro Cuadernos inacabados, Editorial Horas y horas.

Rivera, M. (2012) Signos de libertad femenina. (2012) (En diálogo con la historia y la política masculina.). http://www.ub.edu/duoda/bvid/text.php?doc=Duoda:text:2012.02.0001

Rivera, M. (2012) El sentido del trabajo, más que las condiciones. DUODA: estudios de la diferencia sexual, http://www.ub.edu/duoda/web/es/textos/1/75/

Rivera, M. (2021). Entrevista a María Milagros Rivera Garretas. Revista Pluvia. https://www.revistapluvia.com/post/entrevista-a-mar%C3%ADa-milagros-rivera-garretas

Cigarini, L.(1996). La política del deseo. Editorial Icaria.

Franulic, A. (2021). Incitada,                          https://andreafranulic.cl/libros/incitada-feminismo-radical-de-la-diferencia-antologia-andrea-franulic-depix/

Montoya, M. (2008). Enseñar, una experiencia amorosa. Sabina Editorial

Rivera, M. (2012). El amor es el signo: educar como educan las madres. Sabina Editorial.


[1] «Sonreír – Reír», por Daniel Calmels. Facebook. 2018

[2] MARÍA-MILAGROS RIVERA GARRETAS. Signos de libertad femenina. (2012) (En diálogo con la historia y la política masculinas).

[3] Abreu Olvera, M.  Entrevista a María-Milagros Rivera Garretas (2021) https://www.revistapluvia.com/post/entrevista-a-mar%C3%ADa-milagros-rivera-garretas

[4] Sobre el final del patriarcado, véanse: Luisa Muraro, Salti di gioia, “Via Dogana. Rivista di politica” 23 (1995) 3 y Librería de mujeres de Milán, El final del patriarcado. Ha ocurrido, y no por casualidad, en Eaed., La cultura patas arriba. Selección de la revista ‘Sottosopra’ (1973-1996), trad. de María-Milagros Rivera Garretas, Madrid, horas y Horas, 2006, 185-225.

[5] El sentido del trabajo, más que las condiciones María-Milagros Rivera Garretas.(2017) http://www.ub.edu/duoda/web/es/textos/1/75/

[6] El sentido del trabajo, más que las condiciones María-Milagros Rivera Garretas.(2017) http://www.ub.edu/duoda/web/es/textos/1/75/

[7] El sentido del trabajo, más que las condiciones María-Milagros Rivera Garretas.(2017) http://www.ub.edu/duoda/web/es/textos/1/75

[8] Lia Cigarini, El sentido del trabajo, “DUODA. Revista de Estudios Feministas”, 25 (2003) 91-99; Librería de mujeres de Milán, Palabras que usan las mujeres para nombrar lo que viven y sienten hoy en el mundo del trabajo, trad. de Laura Mora Cabello de Alba y Ma Dolores Santos Fernández, Madrid, horas y Horas, 2008.

[9] Librería de mujeres de Milán, Imagínate que el trabajo, “Sottosopra” 2009, encartado en “DUODA. Estudios de la Diferencia Sexual” 38 (2010).

[10]Aldegheri, L., Bianchi, L., Briante, D., Buttarelli, A., Carati, R., Cigarini, L., De Perini, S,. Di Salvo, A., Fischer, C., Graziani, F., Jourdan, C., Muraro, L., Marangelli, M., Rampello, L., Riboli, D., Sattler, T., Savoldi, O., Stella, R., Zanardi, M., … y Zanella, L. (1996) El final del patriarcado. Ha ocurrido y no por casualidad – Sottosopra rosso, Libreria delle done di Milano.

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Escritos de Amigas de Feministas Lúcidas

Primera Galaxia Espiral Ser – Hablando: Momentos de Profecía y Promesa

Por Ana Mañeru Méndez

Gracias por aceptar la invitación de las Feministas Lúcidas y de Sabina editorial para dialogar y compartir los hallazgos que vamos haciendo cada una en Ex/Órbita. Un Viaje Deslumbrante,de Mary Daly. Ella Es-siendo una feminista radical que ha empeñado su vida en nombrar y mostrarnos un camino al que llama filosofía feminista elemental.
Empezaré comentando algunas de estas palabras que ella nos da para que las renombremos cada una de nosotras y las hagamos nuestras sin repetir y sin convertirlas en dogmas cerrados o en letra muerta.
1 – Ser – siendo: Es lo que ella hizo, a su manera, con su vida y lo que quiero hacer yo, a mi manera, con la mía: Ser-siendo,inspirada en ella pero sin copiarla, porque eso sería Ser-copiando y cuando copias no eres.
2 – Feminista:de verdad, no de pacotilla, como ella escribe con la gracia de la que no está sujeta a leyes impiden la libertad a las mujeres y de todo el mundo. Feminista entonces, para mí, es la que se mueve Ex/Órbita en caminos de libertad femenina que no son lineales ni predefinidos sino espirales abiertos e impredecibles, porque responden a la vida, a todo lo vivo.
3 – Radical: algo muy bueno que hemos aprendido de las que van a la raíz de las cosas, a lo Profundo, como nombra Mary Daly. A lo que está debajo de la capa superficial de engaño que pretende ocuparlo todo y suplantar la realidad, escondiendo lo verdadero, lo genuino.Así que, para mí ser radical es no conformarme con explicaciones superficiales y buscar hasta entender.
4 – Filosofía: amor a la sabiduría, así de simple, un amor que está al alcance de cualquiera sin tener que pasar por los filtros de la academencia de la que también habla Mary Daly. El amor al saber y a la verdad no pertenece a nadie, pero siempre está a disposición de quienes lo practican. Mi amiga Saide Sesín me descubre una nueva palabra que desmonta con humor la erudición arrogante y autocomplaciente de quienes se dicen intelectuales. Ella dice: ¿Intele-Cuál? ¿Intele-Cuáles?
5 – Elemental: lo que nos constituye, los elementos primigenios, básicos, imprescindibles que hacen posible la vida y no la destruyen como hace el patriarcado, esa forma necrófila de sociedad, en la que toda institución legitimada está exclusivamente en manos de los hombres y de algunas mujeres secuaces seleccionadas. La sociedad caracterizada por la opresión , la represión, la depresión y la crueldad. Para mí, el patriarcado ya ha llegado a su fin porque muchas mujeres y algunos hombres ya no le reconocemos autoridad, pero todavía quedan muchos patriarcas violentos con poder que dañan todo lo vivo, lo elemental, en particular a las mujeres.
Hasta aquí unas cuantas palabras que podemos multiplicar recreándolas conforme a nuestra experiencia y abriendo mundo femenino sin dejarnos asimilar ni borrar.
La publicación de Ex/Órbita en lengua española y su lectura compartida es un Viaje, que quiere continuar el de Mary Daly por cuatro Galaxias. Es un trabajo de Hilanderas, de Brujas y Comadres que seguimos las enseñanzas de nuestras Ancestras, madres, tías , abuelas y autoras del pasado, pero también de nuestras Contemporáneas, hermanas, amigas, hijas, sobrinas y creadoras de mundo más allá de donde alcanza el imperio del terror de los patriarcas que se resisten con violencia a perder su dominio.

El símbolo que está en la cubierta del libro es una Labrys, la que usa Mary cuando decide contrarrestar el patriarcado siendo una mujer identificada como mujer, guerrera y filósofa. Labrys,es el hacha sagrada de doble filo de las Antepasadas y también de las feministas del Ahora. Es un símbolo femenino que nos acompaña y nos sirve para conseguir lo que necesitamos y queremos: recordar, saber, hablar y actuar como mujeres en favor de las mujeres. Una Labrys no es un arma del amo, porque no se lucra con la sangre ni con la destrucción, no mata la vida en ningún sentido, sino que Des-cubre, Des-vela, Des-tapa, Des-plaza, Des-hace la mentira y la violencia patriarcales y Re-establece el orden con sentido de la vida, que es el orden de la madre, derivado del hecho elemental y grandioso de que todas y todos nacemos de mujer. Es un orden que ama la libertad femenina, necesaria para que se dé también la masculina, donde lo primero es cuidarse y cuidar para vivir sin hacer daño y con felicidad.
Mary Daly, la Marinera del Mar subliminal, la Moradora de los Límites, la Extranjera, como ella se nombra, nos trae muchas de estas palabras que estoy diciendo como una pista para Re-Nombrar lo que cada una siente y para Ser- Hablando unas con otras. Para volver a Ser- siendo y dejar de ser muriendo, atrapadas en las trampas patriarcales.Ella nos hace una invitación Furiosa y Salvaje a Nombrar. A que nombremos cada una y cada vez. A Nombrar sin repetir, incluso lo que parece sublime como este libro, porque cada mujer que Nombra inicia algo Nuevo, su propio viaje, su aventura con ella misma y con otras, que es I-rrepetible.
De este libro, que es mucho más grande que yo, como escribió una vez Clarice Lispector, yo quiero hacer público mi agradecimiento a Mary Daly, por la inspiración que ha traído a mi vida y quiero compartir mi entusiasmo por este hallazgo. Lo vivo como un regalo inagotable que llegó a Sabina editorial de la mano de Carmen Martín Rojas,que lo estaba traduciendo por amor a las mujeres, sin interés de fama o de dinero, solo para devolvernos a todas tesoros que nos han robado.Carmen llegó a Sabina editorial de la mano de las Feministas Lúcidas de Chile, Andrea Franulic Depix y Jessica Gamboa Valdés. Las tres han creado y han mediado para que este libro esté ahora a disposición de todas en castellano/español, gracias a la excelente traducción de Carmen. Cada una podemos encontrar aquí hilos precisos, preciosos y reconocibles que reconectan nuestras vidas con la propia, con la de Mary Daly y con las de otras mujeres. Así podemos recomponer las redes que nos sostienen, los Tapices de la vida, como ella llama al vivir auténtico.Los Tapices del Paraíso de los que habla Emily Dickinson.
A mí este libro, como dije la primera vez que lo presenté, me ha dado una vuelta al alma cuando ya no lo esperaba y, sobre todo, me ha dejado abierta y preparada para volver a dársela tantas veces como sea necesario. Dispuesta para dejar caer lo que había ido convirtiendo en supuestas certezas, solidificadas y estériles. Dispuesta para ver con ojos nuevos cada vez que tengo/siento una Revelación.
De hecho, de la mano de Mary Daly , he empezado un cuaderno al que he llamado Cuaderno de Revelaciones, justo para no olvidar, para no enmudecer, para no quedarme paralizada. Y voy apuntando todo lo que me revela algo, aunque a veces parezca solo un destello fugaz y tenga la tentación de quitarle importancia y dejarlo escapar. He aprendido que si no lo apunto y no lo hablo con otras se me escapa como el agua entre los dedos. Por eso estas reuniones virtuales y otras presenciales.
Muchas feministas ya están leyendo Ex/Órbita y agradezco mucho sus comentarios. Las hay entusiasmadas desde el principio al final. Las hay resistentes a esa manera de escribir de Mary Daly en espiral, yendo y viniendo, Fuera de Órbita, que es como vivimos de hecho el Viaje deslumbrante que es la vida. Una manera de escribir que puede llevar a pensar que se está repitiendo, y esto lo dicen algunas lectoras. Yo lo comprendo porque también lo pensé al principio, pero ahora he entendido que me ha ocurrido porque nos enseñaron desde niñas a escribir y a leer linealmente, con unas reglas rígidas que impiden saber y entender la realidad, ya que están hechas sobre todo para aprender a repetir. Son reglas más de hombres que de mujeres,porque que a la mayoría de ellos todavía les cuesta hacerse cargo de lo vivo y de responder a ello más allá de reglas establecidas.
Releyendo, me he dado cuenta de que es una maravillosa estrategia de Mary Daly para que te detengas y seas capaz de desviarte de los caminos cegados de antemano y que no llevan a ningún sitio, pues son autorreferenciales, te hacen dar vueltas y vueltas en órbitas prescritas para que creas que estás viajando o creando, impidiendo que lo hagas de verdad.
El Viaje de Mary Daly es su autobiografía contada como el viaje de una parte de su vida, en el que va recorriendo cuatro galaxias mientras crea/escribe sus cuatro primeros libros con una gran libertad.
En La Primera Galaxia (1928- 1970) Momentos de Profecía y Promesa, de la que hablaremos hoy, aparece pronto su deseo de ser Filósofa y de su Misión Rompe-Tabúes. Ella quiere romper el Tabú terrible contra el vínculo femenino que supone el contacto físico y emocional directo entre mujeres. En esos años viaja a Europa y todavía se siente “una minoría cognitiva de solo una”, aunque intuye que hay otras como ella, no tienen todavía contactos entre sí, ni tienen las palabras ni las redes necesarias para reconocerse unas con otras. Sin embargo,se da cuenta de que tiene un sentido de orientación que la guía. En esta Galaxia ya ha decidido ser escritora y empieza a preparar su primer libro La Iglesia y el segundo sexo.
Está a punto de saltar de las órbitas del sistema patriarcal y sus códigos, y de nombrar sus conexiones: la religión de los padres, el sistema de cuotas para las mujeres, las estrategias de borrado, inversión y asimilación desde la academia, a la que pronto llamará academencia.
Ella desmonta las farsas de cada una de estas órbitas y se adelanta a su tiempo decidiendo, por ejemplo dejar morir en paz a su madre y escribirlo así, o conectando los problemas ecológicos con el patriarcado, porque se da cuenta de que la destrucción del medio ambiente y la opresión de las mujeres están vinculados.También distinguiendo lo que llama el Mar de conocimiento subliminal de las mujeres bajo el patriarcado,para que no se confunda con las teorías de moda del “inconsciente colectivo” del psicoanálisis, que son opresivas para nosotras.Y así, sin dejar de navegar Ex/Órbita, salta a la segunda Galaxia espiral, de la que hablaremos en el próximo encuentro.
Esta ha sido mi lectura de la primera Galaxia y ahora os paso la palabra para oír y aprender más y más con vuestra lectura de Mary Daly. Con las palabras que os han tocado el alma y el cuerpo, el cuerpo almado como yo lo llamo, con los descubrimientos que os han inspirado, con lo nuevo que habéis visto, con lo que os ha cambiado con el placer de leer a otra que abre puertas y enciende la luz para que tú te las compongas con las mujeres con las que compartes tu vida no olvidando, hablando y actuando en lo que esté en tu mano como tú consideres mejor.