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Escritos de Amigas de Feministas Lúcidas

Segundo comentario al leer “Incitada”. Por Camila Antonia.

Incitada es como un poema largo

y es profundo

como tu vida

que despierta en mí

las ganas de escribir y escribirte

Incitada es una práctica política

entre flores

entre raíces

Es Incitada una palabra hermosa

que traes a nuestras bocas

la escribes para que la leamos

y nos llene el cuerpo de significado

Te imagino escribiendo

Incitada por las mujeres en tu vida

y son un mar

de mujeres

que vienen con palabras

con risas

abrazos

con ideas

con arena

con amores y dolores

Todas estas mujeres

te inundan

te aprenden

te sostienen y te sueltan

como las olas

como tus palabras

resonando en nuestro cuerpo

Tú te dejas mecer

por este mar

de mujeres

y parece una danza

Dejas que el agua te refresque

respiras hondo

sin dejarte abrumar

feliz de haberlas descubierto

feliz de amarlas

y te nacen escamas

brillantes en la piel

tu pelo crece

hasta fundirse con la sal

y te vuelves la mar

que con el incesante susurro de su oleaje

nos cuenta nuestra historia

Conjuras este libro

y el tiempo

aunque parezca imposible

se detiene

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«Incitada»: una reseña de Doménica Francke-Arjel

Un precioso hilo que se suma al tejido de la libertad femenina, hoy por fin podemos tocar este hilo, retornado en la antigua y mágica forma de libro.

Este libro es la primera antología del pensamiento de mi amiga y maestra Andrea Franulic Depix, feminista de la diferencia sexual radical.

Quiero comenzar la presentación del libro diciendo que en sus páginas podemos recrear con palabras, parte del camino de Andrea en los complejos y a veces sinuosos senderos del feminismo, por una parte, pero, sobre todo, del pensamiento vivo de las mujeres.

Y así Andrea nos muestra que el ejercicio de la escritura acompaña a la vida, no se separa de ella, da testimonio de sus vueltas, sus ciclos y revueltas, y fluye. Forma tan femenina de experimentar esta vieja delicia de la escritura, que Andrea practica como la Maestra que es.

Como mujer implicada desde hace muchos años en la política de las mujeres, Andrea puede ser considerada, y así la considero yo, una testiga en primera persona, también de la política y del feminismo chileno y latinoamericano.

Así, por ejemplo, en sus páginas me trae a la Andrea más categórica de los primeros años… Yo conocí a Andrea por “Una historia fuera de la historia” y por su tesis de magíster, y le agradecí y agradezco por esa franqueza que sigo sintiendo necesaria en la época del imperio de lo políticamente correcto, también en el feminismo, o mejor dicho: sobre todo en el feminismo.

Rescato esta cita de la reseña que escribí el 2021 para la edición virtual: “Se trata de una aventura en la que ha desarrollado y desenrollado cada hilo de pensamiento que le permitió la apertura en algún momento, aunque para ella, algunas de esas madejas ya hayan llegado a su fin”.

Andrea toca temas o figuras, si se quiere, caros al pensamiento de las mujeres que se presentan y regresan constantemente en nuestras conversaciones orientadas a intentar entender-nos y entender el mundo que compartimos: el acontecimiento del final del patriarcado, la lengua materna, las relaciones y la relación como corazón de la existencia femenina, así el amor, la envidia y los conflictos, y al descubrimiento del feminismo radical de la diferencia, aporte teórico fundamental de la propia Andrea sobre el que seguimos tejiendo y que nos reúne hoy.

Con todo, hoy mis favoritos siguen siendo “La relación madre e hija y la existencia lesbiana”, por razones personales; e “Incólume, esperando”, texto que, además, introdujo en mi Alma esa palabra musical, evocadora, sagrada: incólume

Como profesora, y para quien quiera introducirse en el pensamiento de Andrea y entender algunos aspectos fundamentales de los temas que aborda, recomendaría todo el Capítulo “Hilos y contrapesos”; los artículos: “La E nos excluye, y menos mal”; “Existencia lesbiana y diferencia sexual” (particularmente importante para mí, me dejó literalmente boquiabierta cuando lo leyó a mi lado en Chillán, en nuestro segundo Encuentro del 2018); “¿Qué es la política de la identidad?”; y “De aquí no sale: reflexiones sobre el rumor”, en coautoría con Jessica Gamboa, texto que por mi propia experiencia, lamentablemente compartida con muchas otras, me tocó, me habló directamente y me ayudó a encontrar la claridad en un momento muy doloroso.

Escribí hace un tiempo que todos estos temas estaban convertidos en política por nuestra autora, y a pesar de los matices que se han planteado por pensadoras como María-Milagors Rivera Garretas respecto al uso del término “política”, sigo sosteniendo aquello, al menos mientras entendamos política como el quehacer femenino que permite que nos pongamos en contacto con la realidad, con las diferencias y la pluralidad del mundo, con la medida de la relación que surge de la existencia femenina libre.

Este un libro sobre y de política y un libro teórico, todo en femenino, es decir, verdadero y en lengua materna, habiendo ya abandonado los estériles terrenos de la desconfianza, la crítica y la falosofía de la sospecha.

Por eso, cuando Andrea entrega la concepción del feminismo radical de la diferencia a las mujeres, se trata de un gesto genuino de apertura de mundo, y así lo he experimentado, y lo experimento también junto a otras. Nos invita a reconocer nuestras raíces, con su historia y genealogías, incluida la existencia lesbiana, pero solo con y bajo la luz de la diferencia sexual. Nunca olvidaré cuando expuso en Chillán y dijo estas palabras: “no basta con ser lesbiana”, para enseguida pasar a detallar cómo un lesbian-ismo ciego a la diferencia sexual se vuelve estéril y hasta contraproducente para la libertad de las mujeres. A partir de este punto, su crítica al identitarismo y a la ideología, presentes en muchos de sus textos posteriores, me permitieron romper con ciertas ataduras autoimpuestas y comenzar a conectar con un sinnúmero de pensadoras, ideas y sentimientos, incluidos entre estos últimos, los míos.

Repetiré también aquí las palabras que escribí hace un tiempo respecto a la búsqueda de la verdad. En Andrea siempre nos encontramos con un pensamiento que toma como punto de partida la propia voz, el partir de sí, poniéndose en primera persona en la aventura de la experiencia compartida, así aborde conflictos políticos, el amor entre mujeres o la lingüística y sus problemas y posibilidades. Pensar así: con apertura, con deseo de entender y comunicar, teniendo a la relación como horizonte, tal como nos indica el título (y la breve nota que habla de esta elección tan acertada), pues las voces de las otras ya se encuentran dentro de sí, y han pasado a ser algo más que referentes, pensar así, escribir así, yo lo entiendo como buscar la verdad. Por cierto, yo soy una deseosa de verdad, así que también me expongo a mí misma.

Así, esta búsqueda hecha en femenino nos entrega una pepita de verdad original y femenina. Es la verdad que solo puede encontrar y nombrar una mujer auténtica.

Sigo guardando para mí como un tesoro, uno que amo lo suficiente como para querer compartirlo con otras cada vez que puedo, la característica amabilidad del estilo de escritura de Andrea, estilo de profesora o maestra, o más probablemente ambas. Como cuando habla, ¿ustedes han experimentado el placer de escucharla hablar, aún de lo temas más complejos, incluso dolorosos, de manera tal que sus palabras parecen un bálsamo y dan ganas de abrazarla? Yo sí.

Hay un par de cosas más que quiero decir de Andrea en el marco del feminismo.

En tono de confidencia o confesión, diré que he sido inmensamente libre obedeciendo a otras mujeres en algunas ocasiones de mi vida. Con Andrea me pasa esto. Saber escuchar, saber leer, aprender a escuchar bien, te lleva a obedecer… como una vieja y femenina resonancia de hacer lo correcto porque es lo único posible: ser libre.

Para mí hoy en día Andrea Franulic Depix es la pensadora feminista más auténtica que conozco, y en sus textos encuentro las ideas más originales y fecundas. Andrea se pone en juego, no se limita a repetir parodias del pensar, como tanto acostumbran a hacer hoy esas hordas de feministas contra hegemónicas que son la hegemonía y dedican su vida a hacer aspavientos de rebeldía.

Y en este sentido, en un panorama feminista aburrido, repetitivo, asfixiante, hipócrita y servil, en el que se encuentran títulos como: “la guerra contra las mujeres”, “feminismo bastardo”, “feminismo y revolución”, “la huelga general feminista va” … y en cuyas páginas se acumulan miseria y mentiras sobre nosotras, leer a Andrea es como salir a tomar aire, lanzarse a ser la propia aventura.

Inspiradora, es, quizás la última palabra con que podría describir su escritura.

Así, me quiero quedar con mi gratitud hacia Andrea, pienso que haberla conocido es parte de la gracia de mi vida, ha sido por Gracia que la encontré.

Finalmente, lo único que me queda por hacer es invitarlas a comprar el libro, porque, aunque no es la única, sí es una forma muy concreta de mostrar aprecio por su labor, reconocer la grandeza cuando la tenemos al frente, a leerla, porque se trata de un venturoso descubrimiento, o a releerla si ya lo han hecho, porque encontraran siempre un nuevo eco.

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“Incitada” (2da. Edición, impresa) de 2023. Un comentario de Marisol Torres Jiménez.

Hola, buenas tardes a todas ¡qué gusto y alegría siento al estar aquí con ustedes! Agradezco a Andrea, por pensar y confiar en mí como una de sus convidadas para comentar en el lanzamiento de su libro Incitada, en su segunda edición, que esta vez viene sostenido en la materia, gracias a la relación y asociación con las mujeres de Nudos Feministas, quienes han podido imprimir y encarnar una de las creaturas de Andrea.

Aprovecho también de agradecer a Marcela por ser emisaria y traer nuestra Incitada hasta el valle de Jovel, donde habitamos y hacemos relación.

Para iniciar, quisiera compartirles la letra de una de las canciones de mi amiga, Nidia, titulada “Las Voces”:

“Puedo enloquecer al mundo a mi placer

Pues me gusta hacer siempre todo al revés

Puedo recorrer el cielo y regresar

Para ir a apostar mi alma en la ciudad

Pero no, no puedo callar, pero no puedo callar

Pero no, no puedo callar, pero no puedo callar

Las voces que traigo dentro de mí

Puedo regalarte toda la razón, con tal de bailar al sonido de tu voz

Puedes incendiarme el cielo con un flash

Y en el mar ahogar toda la soledad

Pero no, no puedo callar, pero no puedo callar

Pero no, no puedo callar, pero no puedo callar

Las voces que traigo dentro… de mí. 1

Espero, estar a la altura y a la anchura de tu invitación, Andrea, que, como lo he mencionado en varias ocasiones, eres mi escritora favorita de uno de mis tiempos favoritos. Y me pregunto ¿qué es el tiempo para nosotras, las mujeres?, ¿cómo medir el tiempo para una mujer si no es más que a través del candor de sus relaciones?, ¿es posible relacionarse con quien escribe, a distancia y en la soledad de la lectura sentida? Me atrevería a decir que sí, al menos, es eso lo que pone a disposición, Andrea, para quien la lee y mantiene la apertura como yo lo he podido vivenciar en mis variados encuentros y re-encuentros con la antología de Incitada.

Ella está dispuesta y con apertura a la relación con su lectora o lector. Y quienes amamos leer sabemos lo que ello significa, es diálogo, es juego, es arte, es creación, es cuando las palabras vuelven al infinito sin perder su hilo, porque la autora escribe a partir de su experiencia, y eso es único y singular, pero también nos espejea y nos resuena porque tiene algo que decir de nosotras mismas, tiene algo que decir sobre mí, sobre mis traumas y mis talentos, sobre mis heridas y mis cicatrices, también sobre mis miserias (o no tan mías), pero, por sobre todo, las voces de Andrea se despliegan para hacer de la escritura una posibilidad de la relación, es decir, un lugar donde también habita la política de las mujeres.

“…Muchas de las voces que traigo dentro” Me incitan: reverberan en mí en formato de loop y de repetición, recitando verdades únicas, verdades que me acercan a mi autenticidad, esa que creí perdida en los otros, en sus discursos e ideologías, esa que se resguardó tratando de hacerse pequeña para sobrevivir a la miseria patriarcal, pero su grandeza, la grandeza que procuró y cuidó su madre, y que viene inscrita en su diferencia sexual femenina, su ser no pudo con ella. A la luz de muchos enfrentamientos, y también de revelaciones, la niña-vieja logró salir del desierto de la aridez emancipatoria.

Al igual que Andrea, y me atrevo a decir a muchas de las que estamos aquí presentes y nos sentimos convocadas e incitadas, la voz y el sonido también me han acompañado desde muy pequeña, me atrevo a decir a todas y todos, a propósito de cómo la lengua materna está presente en nuestra llegada al mundo, y ojalá hubiese persistido mi escucha y cuidado de ella, así como no podía vivir sin ella cuando mi madre, Marisol, en calidad de mi primera maestra me la enseñó con toda su Amor.

La voz y las palabras de Andrea también están dentro de mí, también me incitan. Me animan a seguir de pie, a seguir adelante o a regresar si es necesario, me recuerdan que soy una mujer, y también quienes somos las mujeres. Ella, gracias a sus reflexiones hechas palabras escritas, se ha vuelto una necesidad. Leer hoy por hoy a Andrea Franulic es una fortuna y una necesidad.

En Incitada, nos va mostrando muchas de sus preciadas y selectas flores, ella, Andrea, va narrando su amor por y con la palabra desde una afirmación sentida y genuina: “y supe que el patriarcado ha terminado”, acabando ella, “desde el otro lado”, ¿qué hay en el otro lado? Me atrevería a decir, aunque tanto la autora de Incitada como también lo intuyó Carla Lonzi, el universo está hecho más de preguntas que de respuestas y, por lo mismo, tenemos que intentar estar a la altura2. Precisamente, porque ella hace un llamado al orden de la grandeza, a recobrar nuestra atención y cuidado de los valores femeninos (dudo, si llamarles humanos, definitivamente), que son tan necesarios para vivir bien, quizás, como lo mencionó cuando hacía política feminista con Margarita Pisano, cuando nos hablaba de la buena vida, o simplemente, es una conminación a vivir una aventura, la aventura de una misma parafraseando otra vez a Carla Lonzi, una aventura que está a la altura de un universo sin respuestas pero con las coordenadas de la libertad, que siempre, nos lleva a la relación, con todo lo que ella implica.

Gracias al viaje antológico de Incitada, puedo empezar a vislumbrar qué es lo que hay al otro lado: que la lucidez es una práctica, y que la teoría está viva en la relación entre mujeres, en el pensamiento libre de cada una, brota en la singularidad y en la relación con el mundo en tanto mujer, en tanto mujeres. La misma Andrea lo va dejando patente a través de su viaje escritural mostrando cómo su pensamiento está vivo y la relación con el mundo, a partir de ella misma, siempre es una relación sexuada. La anfibia va dejando atrás sus separaciones y los hábitats pantanosos. En cambio, tal como una cangreja, tímida pero visionaria, que recuerda que sus orígenes están en la sal y en la humedad, se abre paso como la verdad de su propia existencia, mientras regresa a la mar, también regresa a sí misma.

Otra de las flores, que nos regala Incitada, es una invitación a pensar a partir de la propia experiencia, pero, sobre todo, nos permite recuperar y restituir nuestra lengua materna, la lengua primera, la lengua que sabe de la coincidencia entre las palabras y las cosas, ¿y que no es más importante recuperar la lengua que existe para decir y para decirnos realmente, que incluso el pensar por una misma? Quienes hemos pasado por el feminismo ideológico y emancipatorio sabemos de ello, nos obsesionamos con pensar, pensar y pensar, con tener cabeza, pero ¿a qué costo? Quizás, y aquí hablo por mí, a separarme de mi experiencia, expulsando mi sentir y rebelándome a mi origen materno y femenino. Mi lectura de Incitada, también ha ido de eso, de mirarme en el espejo mediado por otra mujer, por su autora, que también se dio de tumbos con el discurso y dejó de confiar en su lengua materna, la lengua que no sabe de artificios separacionistas.

Andrea abre puertas y ventanas de la casa que estaba sin aire y sin vida, adornándola con preciosas perlas y fotografías de infancia, que intentan recordar la Amor que sostuvo el origen de la vida, gracias al deseo de una mujer, nuestra madre concreta; y nos conecta con nuestro origen a través de las lúcidas imágenes que nos regala a lo largo de su antología. Sacude, con suavidad y, a veces, no tanto, anquilosadas reliquias y gestos de apego con el patriarcado, la nostalgia de la esclava se hace sentir, pero es más real y profundo el deseo por el orden, por el disfrute y el placer de la vida encarnada, y es más necesario el reencuentro cara a cara con el origen materno, así como sentarte a tomar el té con la genealogía femenina que nos precede.

Incitada es un Viaje personal e íntimo a través de la actuancia política hasta el reencuentro con la lengua materna y la libertad hallada en el núcleo de la genealogía femenina, que la autora desenmascara evidenciando la violencia hermenéutica universitaria que experimentó, develando que quien le mostró por primera vez la coincidencia entre la palabra y cosa fue su madre. Como una gran madeja que necesita ser ovillada, Andrea va hilando y contándonos sus idas y venidas con el feminismo ideológico, las veces que los ruidos han trastornado su vida y, sobre todo, nos ha permitido nombrar, a quienes hacemos política femenina desde tierras Mayas o en el sur del Tahuantinsuyo, la existencia del feminismo radical de la diferencia, que no olvida que la diferencia sexual es radical y no está sujeta a interpretaciones posmodernas, por decirlo de alguna manera.

Considerando lo anterior, Incitada es un vehículo para mirar con compasión la propia historia política, sobre los aciertos y las causas ideológicas defendidas con tanto ahínco, mientras se perdía el hilo con el origen materno. Ese mismo hilo, que a Andrea la he escuchado mencionar en un par de ocasiones, ese hilo que se corta en nombre de la emancipación, pero que después ahorca porque se transforma en soga sin dejarnos respirar. Es una historia velada por la pasión a la palabra y por la Amor a las mujeres, es una epifanía espiralada que permite regresar siempre al pasado con paciencia y dulzura, y que ve en sus errores, un impulso de crecimiento y sanación.

Incitada es una insistencia, es una insistencia de Andrea en la política de las mujeres, que es la política de la relación, la política que no teme a la dependencia y que necesita de ella para experimentar la bien llamada libertad femenina. A través de todos los hilos y flores que nos ofrece en esta antología, es una como ya he dicho antes, una insistencia por la libertad, que se dio tumbos en la emancipación feminista para regresar a casa, prodigiosamente, como lo hace la pequeña Andrea que sabía que su vocación estaba en la palabra y su pasión en la empatía.

Para finalizar, solo me queda agregar que, la escritora y pensadora Andrea Franulic Depix es faro3 que ilumina en las costas de una ciudad costera del Desierto de Atacama, es faro que guía cuando pena la orfandad que desconoce o desprecia el origen materno y femenino, que corta todos los haces de luz que nos permiten regresar a casa, quizás, en mi caso, simplemente a una contemplación pasiva de mi ser, de alguien que naufragó en aguas estancadas donde ni siquiera se podía mantener a flote.

Muchas gracias, Andrea, por hacer esto posible y por incitarnos con tus palabras y tus voces.

Salud y muchas gracias a todas las presentes.

1 Letra de la canción “Las voces” de la compositora tijuanense Nidia Barajas

2 Aquí parafraseo una de las frases de uno de los manifiestos de Rivolta Femminile (1970) “… Queremos estar a la altura de un universo sin respuestas”

3 La imagen del “Faro” como guía femenina, la aprendí de mi querida Mar y Cielo (Marcela Valera Cato)

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A propósito de los Encuentros Intergalácticos en torno a Ex/Órbita de Mary Daly.

*La autora de este texto ha preferido preservar el anonimato.

Queridas Comadres:

Os escribo estas líneas porque he sentido el impulso de contaros una historia (mi Historia), en la que habéis tomado parte de forma relevante durante este último año.

Llevaba mucho tiempo perdida. Durante toda mi vida un terco sentido de la desorientación hacía que me perdiera una y otra vez. Mi vivencia existencial me dolía, porque no era la senda recta e iluminada que debía ser. Siempre me he sentido dolorosamente sola recorriendo ese camino, que se retorcía y giraba sobre sí mismo, alejándome de las zonas concurridas. Quizás porque me separaron de mi madre durante dieciocho largas horas nada más nacer. Quizás porque esa ruptura neonatal fue expandiéndose, enquistándose, hasta ocupar todo el espacio que me era propio.

Hace catorce años viví una experiencia de violencia patriarcal que estoy comenzando a recordar, pero que aún no soy capaz de nombrar. En realidad, fue el clímax de una situación repetida en el tiempo, con diferentes actores, que fue tensándose más y más hasta romperse (hasta romperme). Y, sin darme cuenta, me sumergí por completo en la Ruptura. Salí del Tiempo. Me separé de todo. De mí misma. Los años superficiales corrían frente a mí. Yo seguía moviéndome en ese plano, pero en lo Profundo dejé de caminar. Me quedé encogida en un rincón lúgubre del que ni siquiera era consciente.

Contra todo pronóstico, el año 2022 ha sido el año del Reencuentro y del Des-Velamiento. Del Reencuentro conmigo misma. Del Reencuentro con la Mujer Impía a la que conocí de forma Mágica unos años antes, ese Momento que fue la semilla del retorno de mis Primaveras. Ella me cogió de la mano y me inició en este camino de lo Profundo en el Tiempo de Marea. Ella me presentó a Mary Daly, y Mary me ha Des-cubierto que esa supuesta desorientación innata era en realidad el Sentido de la Orientación: las rutas asfaltadas no eran para mí, mi Senda se abre a través de lo Salvaje en forma de Espiral. La niebla comienza a despejarse.

Conversando con Mary Daly he confirmado que desde siempre fui filósofa. Desde niña he sido «una buscadora autónoma de la sabiduría que explora y Nombra la Realidad libremente», en sus propias palabras. Con Mary he aprendido que, a pesar de los reiterados intentos de borrado y asimilación del patriarcado, prevaleció la presencia rotunda de una incomodidad, a veces incluso en forma de dolor físico, provocada por el empeño en forzar la postura para encajar en el método academente. Debo volver a escuchar mi voz para seguir haciendo Filosofía, para seguir manteniendo Conversaciones genuinas y fértiles.

Mi voz. Qué perdida ha estado mi pobre voz, sumida en un silencio autoimpuesto, en el engaño de que su timbre debía sonar como el de las voces patriarcales que imitaba rutinariamente, o no sonar en absoluto. Por suerte, siempre me fascinaron las palabras. Algo dentro de mí sabía que había en ellas un Poder mucho más Profundo que el que era capaz de captar la filosofía patriarcal (¿falosofía?). Algo relacionado con el Rito Ancestral, con la Magia, algo vinculado con la Palabra Poética.

Ahora he recuperado la Memoria y la Voz. Gracias a mi madre nunca se apagaron los rescoldos de una Intuición que Ahora permite el Reencuentro, me permite volver a Hilar con las hebras sueltas que no llegué a cortar del todo. Gracias al Hilado vuelve a fluir el riego sanguíneo por partes necrosadas de mí misma que ni siquiera recordaba. Se me ha Des-Velado el vínculo con mi madre, y con la madre de mi madre, de una manera jubilosa. He sentido la Redención de la historia de violencia que quisieron imponernos a las tres a través de las generaciones. He sentido mi vinculación con lo Elemental en ese Vínculo Materno.

De la mano de Mary he llegado a las Feministas Lúcidas (¡qué Nombre tan acertado!), a la Vivencia irrepetible de los Encuentros Intergalácticos que habéis propiciado. En este año que comienza estoy dando mis primeros pasos fuera de aquel rincón lúgubre de amnesia y afasia, hacia el Ahora en Expansión. Muchas gracias por el hueco que me habéis hecho en vuestro Telar Deslumbrante, que me permite Tejer junto a Comadres Brujas, Salvajes e Impías. Gracias por este Re-Des-cubrimiento de mí misma como Moradora de los Límites. A partir de ahora, elijo mantenerme firme.

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Primera Galaxia Espiral Ser – Hablando: Momentos de Profecía y Promesa

Por Ana Mañeru Méndez

Gracias por aceptar la invitación de las Feministas Lúcidas y de Sabina editorial para dialogar y compartir los hallazgos que vamos haciendo cada una en Ex/Órbita. Un Viaje Deslumbrante,de Mary Daly. Ella Es-siendo una feminista radical que ha empeñado su vida en nombrar y mostrarnos un camino al que llama filosofía feminista elemental.
Empezaré comentando algunas de estas palabras que ella nos da para que las renombremos cada una de nosotras y las hagamos nuestras sin repetir y sin convertirlas en dogmas cerrados o en letra muerta.
1 – Ser – siendo: Es lo que ella hizo, a su manera, con su vida y lo que quiero hacer yo, a mi manera, con la mía: Ser-siendo,inspirada en ella pero sin copiarla, porque eso sería Ser-copiando y cuando copias no eres.
2 – Feminista:de verdad, no de pacotilla, como ella escribe con la gracia de la que no está sujeta a leyes impiden la libertad a las mujeres y de todo el mundo. Feminista entonces, para mí, es la que se mueve Ex/Órbita en caminos de libertad femenina que no son lineales ni predefinidos sino espirales abiertos e impredecibles, porque responden a la vida, a todo lo vivo.
3 – Radical: algo muy bueno que hemos aprendido de las que van a la raíz de las cosas, a lo Profundo, como nombra Mary Daly. A lo que está debajo de la capa superficial de engaño que pretende ocuparlo todo y suplantar la realidad, escondiendo lo verdadero, lo genuino.Así que, para mí ser radical es no conformarme con explicaciones superficiales y buscar hasta entender.
4 – Filosofía: amor a la sabiduría, así de simple, un amor que está al alcance de cualquiera sin tener que pasar por los filtros de la academencia de la que también habla Mary Daly. El amor al saber y a la verdad no pertenece a nadie, pero siempre está a disposición de quienes lo practican. Mi amiga Saide Sesín me descubre una nueva palabra que desmonta con humor la erudición arrogante y autocomplaciente de quienes se dicen intelectuales. Ella dice: ¿Intele-Cuál? ¿Intele-Cuáles?
5 – Elemental: lo que nos constituye, los elementos primigenios, básicos, imprescindibles que hacen posible la vida y no la destruyen como hace el patriarcado, esa forma necrófila de sociedad, en la que toda institución legitimada está exclusivamente en manos de los hombres y de algunas mujeres secuaces seleccionadas. La sociedad caracterizada por la opresión , la represión, la depresión y la crueldad. Para mí, el patriarcado ya ha llegado a su fin porque muchas mujeres y algunos hombres ya no le reconocemos autoridad, pero todavía quedan muchos patriarcas violentos con poder que dañan todo lo vivo, lo elemental, en particular a las mujeres.
Hasta aquí unas cuantas palabras que podemos multiplicar recreándolas conforme a nuestra experiencia y abriendo mundo femenino sin dejarnos asimilar ni borrar.
La publicación de Ex/Órbita en lengua española y su lectura compartida es un Viaje, que quiere continuar el de Mary Daly por cuatro Galaxias. Es un trabajo de Hilanderas, de Brujas y Comadres que seguimos las enseñanzas de nuestras Ancestras, madres, tías , abuelas y autoras del pasado, pero también de nuestras Contemporáneas, hermanas, amigas, hijas, sobrinas y creadoras de mundo más allá de donde alcanza el imperio del terror de los patriarcas que se resisten con violencia a perder su dominio.

El símbolo que está en la cubierta del libro es una Labrys, la que usa Mary cuando decide contrarrestar el patriarcado siendo una mujer identificada como mujer, guerrera y filósofa. Labrys,es el hacha sagrada de doble filo de las Antepasadas y también de las feministas del Ahora. Es un símbolo femenino que nos acompaña y nos sirve para conseguir lo que necesitamos y queremos: recordar, saber, hablar y actuar como mujeres en favor de las mujeres. Una Labrys no es un arma del amo, porque no se lucra con la sangre ni con la destrucción, no mata la vida en ningún sentido, sino que Des-cubre, Des-vela, Des-tapa, Des-plaza, Des-hace la mentira y la violencia patriarcales y Re-establece el orden con sentido de la vida, que es el orden de la madre, derivado del hecho elemental y grandioso de que todas y todos nacemos de mujer. Es un orden que ama la libertad femenina, necesaria para que se dé también la masculina, donde lo primero es cuidarse y cuidar para vivir sin hacer daño y con felicidad.
Mary Daly, la Marinera del Mar subliminal, la Moradora de los Límites, la Extranjera, como ella se nombra, nos trae muchas de estas palabras que estoy diciendo como una pista para Re-Nombrar lo que cada una siente y para Ser- Hablando unas con otras. Para volver a Ser- siendo y dejar de ser muriendo, atrapadas en las trampas patriarcales.Ella nos hace una invitación Furiosa y Salvaje a Nombrar. A que nombremos cada una y cada vez. A Nombrar sin repetir, incluso lo que parece sublime como este libro, porque cada mujer que Nombra inicia algo Nuevo, su propio viaje, su aventura con ella misma y con otras, que es I-rrepetible.
De este libro, que es mucho más grande que yo, como escribió una vez Clarice Lispector, yo quiero hacer público mi agradecimiento a Mary Daly, por la inspiración que ha traído a mi vida y quiero compartir mi entusiasmo por este hallazgo. Lo vivo como un regalo inagotable que llegó a Sabina editorial de la mano de Carmen Martín Rojas,que lo estaba traduciendo por amor a las mujeres, sin interés de fama o de dinero, solo para devolvernos a todas tesoros que nos han robado.Carmen llegó a Sabina editorial de la mano de las Feministas Lúcidas de Chile, Andrea Franulic Depix y Jessica Gamboa Valdés. Las tres han creado y han mediado para que este libro esté ahora a disposición de todas en castellano/español, gracias a la excelente traducción de Carmen. Cada una podemos encontrar aquí hilos precisos, preciosos y reconocibles que reconectan nuestras vidas con la propia, con la de Mary Daly y con las de otras mujeres. Así podemos recomponer las redes que nos sostienen, los Tapices de la vida, como ella llama al vivir auténtico.Los Tapices del Paraíso de los que habla Emily Dickinson.
A mí este libro, como dije la primera vez que lo presenté, me ha dado una vuelta al alma cuando ya no lo esperaba y, sobre todo, me ha dejado abierta y preparada para volver a dársela tantas veces como sea necesario. Dispuesta para dejar caer lo que había ido convirtiendo en supuestas certezas, solidificadas y estériles. Dispuesta para ver con ojos nuevos cada vez que tengo/siento una Revelación.
De hecho, de la mano de Mary Daly , he empezado un cuaderno al que he llamado Cuaderno de Revelaciones, justo para no olvidar, para no enmudecer, para no quedarme paralizada. Y voy apuntando todo lo que me revela algo, aunque a veces parezca solo un destello fugaz y tenga la tentación de quitarle importancia y dejarlo escapar. He aprendido que si no lo apunto y no lo hablo con otras se me escapa como el agua entre los dedos. Por eso estas reuniones virtuales y otras presenciales.
Muchas feministas ya están leyendo Ex/Órbita y agradezco mucho sus comentarios. Las hay entusiasmadas desde el principio al final. Las hay resistentes a esa manera de escribir de Mary Daly en espiral, yendo y viniendo, Fuera de Órbita, que es como vivimos de hecho el Viaje deslumbrante que es la vida. Una manera de escribir que puede llevar a pensar que se está repitiendo, y esto lo dicen algunas lectoras. Yo lo comprendo porque también lo pensé al principio, pero ahora he entendido que me ha ocurrido porque nos enseñaron desde niñas a escribir y a leer linealmente, con unas reglas rígidas que impiden saber y entender la realidad, ya que están hechas sobre todo para aprender a repetir. Son reglas más de hombres que de mujeres,porque que a la mayoría de ellos todavía les cuesta hacerse cargo de lo vivo y de responder a ello más allá de reglas establecidas.
Releyendo, me he dado cuenta de que es una maravillosa estrategia de Mary Daly para que te detengas y seas capaz de desviarte de los caminos cegados de antemano y que no llevan a ningún sitio, pues son autorreferenciales, te hacen dar vueltas y vueltas en órbitas prescritas para que creas que estás viajando o creando, impidiendo que lo hagas de verdad.
El Viaje de Mary Daly es su autobiografía contada como el viaje de una parte de su vida, en el que va recorriendo cuatro galaxias mientras crea/escribe sus cuatro primeros libros con una gran libertad.
En La Primera Galaxia (1928- 1970) Momentos de Profecía y Promesa, de la que hablaremos hoy, aparece pronto su deseo de ser Filósofa y de su Misión Rompe-Tabúes. Ella quiere romper el Tabú terrible contra el vínculo femenino que supone el contacto físico y emocional directo entre mujeres. En esos años viaja a Europa y todavía se siente “una minoría cognitiva de solo una”, aunque intuye que hay otras como ella, no tienen todavía contactos entre sí, ni tienen las palabras ni las redes necesarias para reconocerse unas con otras. Sin embargo,se da cuenta de que tiene un sentido de orientación que la guía. En esta Galaxia ya ha decidido ser escritora y empieza a preparar su primer libro La Iglesia y el segundo sexo.
Está a punto de saltar de las órbitas del sistema patriarcal y sus códigos, y de nombrar sus conexiones: la religión de los padres, el sistema de cuotas para las mujeres, las estrategias de borrado, inversión y asimilación desde la academia, a la que pronto llamará academencia.
Ella desmonta las farsas de cada una de estas órbitas y se adelanta a su tiempo decidiendo, por ejemplo dejar morir en paz a su madre y escribirlo así, o conectando los problemas ecológicos con el patriarcado, porque se da cuenta de que la destrucción del medio ambiente y la opresión de las mujeres están vinculados.También distinguiendo lo que llama el Mar de conocimiento subliminal de las mujeres bajo el patriarcado,para que no se confunda con las teorías de moda del “inconsciente colectivo” del psicoanálisis, que son opresivas para nosotras.Y así, sin dejar de navegar Ex/Órbita, salta a la segunda Galaxia espiral, de la que hablaremos en el próximo encuentro.
Esta ha sido mi lectura de la primera Galaxia y ahora os paso la palabra para oír y aprender más y más con vuestra lectura de Mary Daly. Con las palabras que os han tocado el alma y el cuerpo, el cuerpo almado como yo lo llamo, con los descubrimientos que os han inspirado, con lo nuevo que habéis visto, con lo que os ha cambiado con el placer de leer a otra que abre puertas y enciende la luz para que tú te las compongas con las mujeres con las que compartes tu vida no olvidando, hablando y actuando en lo que esté en tu mano como tú consideres mejor.

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Escritos de Amigas de Feministas Lúcidas

Corriente de Sentires. María José Blanco

«Somos lesbianas por opción» titula la entrevista,
y pienso en el momento en que decidí amarte-amarme más que a nadie.
Tomar tu mano pese a todo, bailar contiga y armar juntas lesbiandad.

Pienso en las ganas intensas de vivir la lesbiandad con las amigas,
y armar-amar comunidad hasta viejitas.
Viendo la belleza de nuestras arrugas,
valorando en cada cana la grandeza de la otra.
Vieja, bien vieja.

Vieja me siento a veces, grande y llena de la experiencia conjunta
de toda la ginealogía de mujeres que decidieron y deciden amarse.
En público o en privado.
Amarse bonito entre semejantas.

¿Es acaso decisión amarse?

Sí… no …a veces … tal vez…

Como el juego que tenía de niña entre los dedos,
ese del papel doblado cuatro veces cuatro,
y mis dedos dentro como ahora están dentro de un cuaderno
y otras veces bailan en tu universa y anidan en ti.

Me duele el brazo amora, me duele y sigo escribiendo…
¿Cuántos brazos optaron por amarte?
¿Cuántos cansancios optaron por escribir?
¿Cuántas lesbianas optaron por no amarse?
A pesar de todo,
A pesar del diario,
a pesar de Ayuquelén,
A pesar de Mónica Briones
o justamente por la experiencia de ella.

Quiero a veces que el reloj se detenga,
y descansar el brazo, y descansar del mundo,
para que ninguna opcione amarse y tan sólo se ame.

Que cada mujer se ame,
se ame intenso y en grande,
se ame a sí y a otras.
Sin reloj que suene en 15 minutos,
sin dolor en brazo.
Con la madre, con la hermana,
con las amigas, con la amora,
con la tiempa y la espacia de su lado.
De nuestro lado,
y nunca, nunca contra las espadas filosas que cortan
las horas y segundas de escribir y de amarse.

La corriente de la conciencia no va conmiga,
prefiero la corriente de sentires.
Me gusta cuidar y dejar lo preciso,
leer una y diez veces,
besarte una y mil veces.

Ya no quiero seguir escribiendo
¡Mi letra amora!
esa que era bonita como un parque de atracciones,
ya no la quiero ni mirar,
no la entiendo amora,
se ha descompuesto,
como cuando una se descompone
al no hacer lo que tu deseo dice que hagas

y sigo aquí escribiendo sin deseo,
como las amoras que perdimos en la heterosexualidad obligatoria,
esa impuesta por el opresor masculino
que te hace optar por ser lesbiana
en vez de dejarte en tu universa femenina
y ver con los ojos de la alma entera

Que no hay existencia sin lesbianas,
que no hay vida sin la amora,
y menos entre las mujeres que vuelven a la lesbiandad sagrada,
donde la vida y ser lesbiana es un río continuo.

Si ser lesbiana es una opción, las otras no las quiero.

Y a ti te quiero con la alma-cuerpa entera.

Las otras quemémoslas amora,
en la hoguera de las brujas quemémoslas todas
y saquemos a las brujas,
ya que ellas decidieron amarse-amarse.

Que no sé vivir de otra forma

y si la hay

esa

no la quiero.

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Sentir la serpiente en las aguas. Diana Carla

Antes de iniciar la lectura del siguiente texto,  me gustaría destacar el hecho de que esta investigación fue realizada para el espacio curricular  “Historia del Arte” de la carrera “Profesorado en Artes Visuales” que actualmente curso. Teniendo en cuenta esto, hallarán dos partes que convergen en este hilado de palabras, el primero es su parte “académica” que fue un punto central exigido por la cátedra y el segundo es el sentir que pongo en juego allí desde mi propio partir de sí. La elaboración de este tejido fue realizada a medida que las palabras iban surgiendo, las precisas, pues sentía que escribir más sería perder el sentido que tiene.

Este hilado no hubiera sido posible sin la ayuda y el tiempo de la pensadora, investigadora, maestra Adriana Alonso Sámano, quien en todo momento dispuso de su atención para que le consultara aquello que fuera necesario. La relación con Adriana, relación mediada por el amor y la verdad, el amor a la verdad, fue alimento fértil para nutrir todo este desarrollo, desde el compartir de imágenes hasta los mensajes/ audios donde charlamos respecto a algunas miradas que nos incomodaban, pues sentíamos que no hablaban desde la verdad.

Zambullirme en la mar de la cocodrila escamosa, criatura originaria de las aguas primordiales, me permitió conectarme con mi geografía, con mi mar. Mar que escucho cada mañana al despertar, desde la ventana de mi habitación y en cada esquina de mi hogar, mar patagónico. Escucho a la monstrua llamándome, invitándome a nadar a su lado, a danzar cual sirena en la humedad de la infinitud de la verdad, verdad que a una le produce placer. Gracias a Adriana aprendí que Pactli significa “gozo, alegría”, la monstrua trae consigo la alegría de la lengua materna, el gozo de saber de dónde venimos, nuestro origen materno.

Las invito a disfrutar, a gozar de toda esta mezcla, este popurrí de texto, imagen que se enraiza en el Mundo, en el Sur y el Norte que se unen en el tejido de una relación que recién inicia y que espera seguir estando sustentada por la visión de la realidad.

“La sabiduría original femenina, fluye desde el Ombligo de Luna[1], nace de la sangre y de las aguas primordiales de la madre. El origen de todo es femenino. Presencia original femenina precedente e infinita” Adriana Alonso Sámano.

1-ce cipactli – one crocodile – Lucky

Tonalpohualli, el calendario sagrado azteca, El primer día, Cipactli,. Omecihuatl. Trecena del cocodrilo.

Inicio este escrito en las profundidades de las aguas, donde hallamos a la monstruosa criatura marina, Cipactli. Ella era la única criatura acuática que existía en ese momento hasta que Quetzalcóatl- en alianza con Tezcatlipoca– la engañaron para finalmente asesinarla, con el propósito de “crear” la tierra. Utilizando su cuerpo como punto de partida, estiraron su piel para crear una superficie que posteriormente dividieron en dos y así delimitaron lo que hoy conocemos como cielo y tierra.

Cipactli en lengua náhuatl significa monstrua, tierra, origen[2]. Ella es la diosa monstruosa marina y terrestre de los orígenes, es origen de vida y del tiempo. La cocodrila- tierra con su cuerpo lleno de escamas, su espalda forma la corteza terrestre, “es la tierra misma metida en el agua, susbstancia de la vida; además su significado implica la enorme bondad de la abundancia que la tierra ofrece con la vida”[3]. Entre las apreciaciones de la  palabra Cocodrilo ( de origen griego, krokódeilos) nos encontramos con referencias mitológicas propias de las dragonas (del latín draco y este del griego δρακων, drakon, ‘víbora‘ o ‘serpiente)’, precisamente sobre su fertilidad[4]. Las aguas sagradas en las que se sumerge la diosa acuática forman parte de su fecundidad, la mantienen alejada de toda impureza. Asimismo su representación en el calendario azteca, estableciéndola como primer día[5], pues ella es materia pura, el estado inicial del todo.

Descubriendo a la monstrua

La serpiente, cocodrila, dragona[6] de la cultura mesoamericana se une a las innumerables diosas que han sido terriblemente tergiversadas por las historias contadas por los patriarcas, relatos en las que la figura de reptil es símbolo del mal, demoníaca y, por lo tanto, debe ser eliminada (Perseo asesina a la Diosa Medusa; San Jorge a la dragona de Inglaterra; en la Mesopotamia, Marduk vence a Tiamat, etc).[7]
Antes de este cambio de significado y sentido, la figura de la serpiente expresaba la sexualidad femenina[8] ( junto a otros signos como la espiral, la perla, la rosa, entre otras[9]), el placer libre de cada mujer que es clitórico[10] y que se encuentra manifestado en numerosas representaciones desde los inicios del mundo hasta la actualidad (Diosas de las serpientes de la civilización minoica, datadas hacia 1600 a. C; Coatlicue, Diosa de la falda de serpientes, y Cihuacóatl, serpiente hembra o mujer serpiente, provenientes de la civilización mesoamericana;  pinturas de las artistas Hilma Af Klint (Suecia, 1862-1946) y Georgia O’Keeffe (Estados Unidos, 1887-1986); intervenciones en la naturaleza realizadas por la artista cubana Ana Mendieta (1948-1985) , por mencionar algunos ejemplos).

La serpiente que se mueve en zig-zag, su movimiento espiralado entre tierra y agua que lo mezcla todo, trayendo consigo la armonía de la creación que está presente en el Chaos. Caos que no separa, no genera división en la vida y que no refiere al desorden ni a la confusión sino a la reunión de todos los elementos, a su coexistencia pacífica en el mundo.

Regresar a la Diosa

Cabeza de Cipactli junto a espirales

“Todas venimos de la diosa

Y a ella regresaremos

Como una gota de lluvia

Fluyendo hacia el océano” Moving Breath [11]

El misterio de sumergirnos  en las aguas misteriosas de la monstrua nos permite develar muchas verdades que no alcanzamos a ver pero sentimos, como expresa magníficamente la filósofa independiente, Bárbara Vernizi, “Los ojos de la vista no llenan toda la carne de la visión”[12]. Cipactli es la que siempre está antes[13], es el origen femenino imborrable y a la que siempre retornamos cuál espiral, cíclica e infinita; huella marcada en la piel cuál escamas de dragona.

Homenaje a Cipactli

Investigar a la cocodrila originaria de Mesoamérica trajo consigo mucha luz, mucho movimiento en la infinitud que ella manifiesta. Cipactli me regaló unas palabras hechas poesía en la inmersión[14] a sus aguas.

«Una mujer-diosa de las profundidades,

Monstrua caótica

Danza en las aguas

Movimientos del origen

Inmersa en la Mar salada encuentro tu vientre armonioso

Hogar de las entrañas, tejido de espirales y escamas

Mujer-diosa

Madre monstruosa

Abre mi sentidos a tu lengua sagrada»

Poema al origen, a Adriana Alonso Sámano

Junio 2022

Bibliografía:

  • Alonso Sámano, Adriana. 2020. “Volver a Ella: La otra en mí. Raíces originales maternas femeninas reencontradas. Un collar de perlas” http://diposit.ub.edu/dspace/bitstream/2445/182793/1/TFM_Adriana_Alonso_S%c3%a1mano.pdf
  • Arrellano Hernández, Alfonso. 1995. El monstruo de la tierra: Una revisión. Religión y sociedad en el área maya. Coordinación de Humanidades UNAM.
    Barrera Vázquez, A. 1976. La ceiba-cocodrilo. Anales Del Instituto Nacional De Antropología e Historia.
  • Rivera Garretas, María-Milagros. 2020. El placer femenino es clitórico. Colección a Mano, Edición Independiente.
  • Rodrigañez Bustos, Casilda. 2009. Pariremos con placer.  Ediciones Crimentales S.L
  • Verzini, Bárbara. 2021. La madre en la mar. El enigma de Tiamat, Verona-Madrid, Colección a Mano, Edición Independiente. Traducción del italiano de María-Milagros Rivera Garretas.

[1] Adriana Alonso Sámano hace mención en su texto sobre el origen de México, haciendo referencia a las palabras en náhuatl: Meztli: Luna, y Xic: Ombligo: En el ombligo de la Luna.

[2] Traducción de Alfredo Barrera Vázquez en La ceiba-cocodrilo, 1976.

[3] Ibídem, p. 205

[4] Arrellano Hernández, Alfonso. El monstruo de la tierra: Una revisión. Religión y sociedad en el área maya, 1995.Coordinación de Humanidades UNAM. p.16

[5] Cipactli es el inicio del Tonalpohualli, el calendario sagrado azteca, característica que se repite en la mayoría de las civilizaciones mesoamericanas.Fuente: Wikipedia. Revisada el 01 de Julio de 2022

[6] Arellano Hernández menciona en su texto que en la plástica prehispánica era común mezclar elementos de diferentes animales o plantas para formar un solo ente.

[7] Amplía este hecho Casilda Rodrigañez Bustos al referirse a la desaparición de la serpiente en Pariremos con placer, 2009.

[8] Ibídem

[9] María – Milagros Rivera Garretas. 2020. El placer femenino es clitórico. Colección a Mano. Edición Independiente.

[10] Ibídem

[11]Letra de la canción “We All Come From The Goddess“ interpretada por el grupo femenino, Moving Breath. Traducción revisada el 30 de Junio del 2022 (https://www.letras.com/moving-breath/539040/traduccion.html)

[12] Ver Verzini, Bárbara. 2021. La madre en la mar. El enigma de Tiamat.Colección a Mano. Edición Independiente.

[13] Esta idea la desarrollan varias autoras, algunas de ellas son: María-Milagros Rivera Garretas; Barbara Verzini; Andrea Franulic Depix; Adriana Alonso Sámano.

[14] Así titula Bárbara Verzini uno de los capítulos de su libro.


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Una Criatura de la Diccionaria

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El Brujedario: Un diccionario poético-político de Brujas. Ana Mañeru Méndez.

Vitoria, 19 mayo 2022

La Filósofa feminista radical Mary Daly (1928-2010), durante toda su vida rescató el sentido original y mágico de las palabras, jugó con ellas y las recogió en 1985 en su libro Wickedary, el  Diccionario de Brujas que después nos ha inspirado a muchas. Ella lo subtituló : “Primer Nuevo Brujedario Intergaláctico de la lengua inglesa de las Hilanderas”.

Este libro todavía no está traducido al castellano ni al euskera pero, mientras llega, podéis encontrar un avance del mismo en Ex Órbita. Un Viaje Deslumbrante, otra obra de Mary Daly, que acabamos de publicar en Sabina editorial y que nos ha entusiasmado por su lucidez y su libertad.

Agradezco mucho a nuestra admirada Poeta-Bruja Elisa Rueda, por invitarnos a esta Fiesta de las Palabras  que es Poetas en Mayo, y también a las mujeres de la Casa de las mujeres y a Sorginenea de Vitoria-Gasteiz por invitarnos a este aquelarre de Brujas, junto a Alba Pérez que nos acompañará Invocando a las Antepasadas, las Sabias, las Rebeldes, las Diosas, las Madres, las Comadres y demás mujeres Libres del Ahora, que andamos sueltas, ligeras, pero también de la mano, por nuestro Mundo, el que se escribe con mayúscula.

Pretendo que hoy busquemos la magia escondida en las palabras, según hemos aprendido de Mary Daly, invocando a las Ancestras para que nos guíen en la vida y en la escritura y para que nos protejan a nosotras y a todas las mujeres de la violencia de la sociedad patriarcal, que ella llama sado-sociedad porque se nutre del sadismo y mata el amor. También la llama sociedad necrofílica, porque se nutre de la destrucción de la vida y perpetúa las guerras y la muerte.

Lo haremos lo mejor que sepamos y podamos cada una despertando nuestros sentidos y saberes Elementales de oír, ver y tocar, leer, crear y hablar jugando con treinta cartulinas Elementales que hemos recortado y escrito en casa para esta ocasión con la inspiración de Mary. Muchas de nosotras desconfiamos de las conferencias magistrales o de los discursos con una tesis inicial, un desarrollo más o menos largo e ilustrado y unas conclusiones a modo de síntesis o confirmación de la tesis planteada.

A mí me gusta más invitar y que me inviten a pensar juntas sobre lo que nos ocupa y preocupa, sobre lo que consideramos verdaderos agujeros negros de esta sociedad, sin necesidad de mucho artificio porque lo verdaderamente importante, lo esencial, es sencillo. Es Elemental en el sentido más Profundo de esta palabra. Está conectado con los Elementos que nos permiten vivir, la Tierra, el Agua, el Aire y el Fuego. Yo añadiría también con el Amor, o como queramos llamar cada cual al sentir originario de cada criatura que nace vinculada a la mujer que le da el ser y la palabra y a través de ella al mundo.

En casa he preparado este encuentro como la maestra de primaria que fui durante una etapa en la que, dicho sea de paso, tuve el trabajo en el que más he aprendido durante toda mi vida laboral.

He recortado cartulinas de mi color favorito que es el lila, desde que entendí que era feminista por necesidad vital y por deseo de vivir en un mundo más acogedor, es decir, más femenino. En las cartulinas están escritas palabras inspiradas en el libro Ex -Órbita de Mary Daly, de las que iremos hablando en este encuentro. Os pedimos que participéis cuando oigáis una palabra que tengáis en las cartulinas para leerla en voz alta y leer también lo que dice por detrás o lo que penséis  vosotras, También que escribáis y guardéis lo que os sugiere.

Todo lo que se nos ocurre vale la pena compartirlo, darle la importancia que tiene y no olvidarlo porque nos servirá para entender muchas cosas más. Son rayos de luz y de inspiración que nos han enseñado a acallar haciéndonos creer que no tienen importancia, invitándonos a tirarlos a la papelera, pero no hay que desperdiciar ni uno, porque esos rayos son Revelaciones que  nos salvan de la amnesia, que es el olvido, de la afasia, que nos lleva a la mudez que nos hace callar y de la apraxia, que es la paralización que nos vuelve incapaces de actuar. Todo esto, así de bien dicho, nos lo enseña Mary Daly.

Recordar, hablar y actuar es lo que hacemos cada vez que nos ponemos de pie y decimos algo, cortando así con lo que se entiende por discurso convencional en el que una de nosotras habla, las demás escuchan y luego nos vamos todas a casa con las tres “aes” de amnesia , afasia y apraxia y aquí no ha pasado nada. De esto se nutre el patriarcado, de que una vez que conseguimos hablar no hablemos con voz propia, sino que repitamos sus gestos y reglas. No nos gustaría que fuera así ahora.    

Por eso haremos como ella, que invoca con frecuencia,  para que la ayude, a la Diosa de la justicia redistributiva, de la solidaridad, de la venganza de amantes que no cumplen sus promesas y son infieles. Y lo haremos pronunciando un conjuro que ella llama Hechizo de Némesis y que dice así:

En la Tierra, en el Aire

A través del Fuego, por el Agua

¡Somos VENGANZA, Hijas de Hécate!

O también esta Invocación a la Gran Bruja Original que hay en cada mujer, que Aúlla:

Vuela con mis Vientos

Corre con mis Aguas

Abraza mi Tierra

¡Enciende mi Fuego!

Cuando decimos que somos hijas de Hécate, nos referimos a la diosa de las tierras salvajes, de la fertilidad, la luna y los partos, también de la magia, la hechicería y la brujería. Ella es la que ayuda a Demeter a recuperar a su hija Perséfone raptada por Hades. Es protectora de las encrucijadas (más allá de Hermes y sus hermas), de los caminos de entrada, de los límites, de los umbrales de la casa. Hécate es la triple diosa- gran diosa y  se representa por tres figuras de mujer unidas por la espalda  que llevan una  antorcha, una serpiente y una llave.

“Poetas en Mayo” ha convertido la ciudad de Vitoria en un lugar de encuentro anual para la Asociación feminista de Mujeres Poetas Genialogías, de la que formo parte. Actualmente reúne a más de 80 socias de toda España  que acuden a recitar sus propias poesías y también a mostrar los distintos trabajos que sus antepasadas y sus contemporáneas están haciendo con las palabras. Uno de esos trabajos es el libro que hemos publicado en 2021con el nombre de Diccionaria Una.  Es un libro heredero del Brujedario de Mary Daly,  porque también recrea y resignifica palabras que han sido veladas a las mujeres Des- velándolas con un sentido poético.

Hoy, en Poetas en mayo 2022, yo que soy editora de Sabina editorial, he venido para presentaros Ex – Órbita. Un Viaje Deslumbrante  la primera obra traducida al castellano de la Filósofa  Mary Daly, que dedicó su vida a liberar las palabras de las jaulas en las que las había encerrado el patriarcado.

Ex – Órbita es una original autobiografía en la que ella cuenta sus vivencias, sus búsquedas y sus hallazgos narrando los des-cubrimientos que va haciendo en el proceso de escritura de sus obras más conocidas. Una de ellas precisamente el Brujedario.

Ex -Órbita está escrito en lo que hemos aprendido que se llama prosa, según las clasificaciones de los academentes de la academencia, como ella llama a los académicos de la academia. Pero para mí y para muchas mujeres que hablamos y escribimos con libertad como nos enseñan las Brujas, esa distinción es difícil de aceptar y no me atengo a ella, de modo que para mí la obra completa de Mary Daly es pura poesía. La poesía es un trabajo de creación, de creación de sentido con las palabras que expresan un sentir, una mirada, una experiencia de quienes escriben. Un trabajo de creación que no cesa, siempre vivo, en movimiento como la propia vida de las poetas y por eso inspira y te hace sentir, porque conecta con tu propia vida.

Como nos ha ocurrido a muchas mujeres, unas durante mucho tiempo no se atrevían a decirse escritoras o poetas. Estas son algunas de las muchas palabras enjauladas que hoy vamos a liberar aquí enseguida. ¿Cómo? Simplemente así, si escribes eres escritora,  y si escribes poesía eres poeta, sin tener que esperar ninguna autorización o aplauso o título que lo acredite. Eres escritora o poeta porque lo acredita tu hacer, más allá de gustos, críticas, premios, publicaciones, pertenencias a grupos literarios o cadenas editoriales y multinacionales de la distribución. Una vez que lo entendí pude ser escritora sin más, de la misma manera que soy editora porque edito.

Afortunadamente siempre han existido mujeres libres como existen hoy. Y para no olvidar cómo está montado ese tinglado que se denomina pomposamente literatura universal de todos los tiempos, es muy importante saber que la primera poesía conocida de la historia, el primer texto escrito de la historia que se conserva, lo escribió hace 44 siglos una mujer  Enheduanna (por favor no olvidéis este nombre e interrogad a los academentes si la conocen, a ver si se animan a estudiar un poco y actualizarse). La historia de la literatura patriarcal no habla de ella, la tiene sometida al mecanismo de borrado que tan bien se les da y este hecho inaugural de la literatura universal de todos los tiempos, por más que esté bien  documentado, todavía no se enseñe en las aulas. Callan nada menos que el origen de la palabra, de la escritura y de la poesía es femenino. Aunque este sea un hecho innegable, dada la propia experiencia de cada ser humano, que siempre y solo nace de mujer, callan el hecho y la experiencia de que es cada madre la que nos regala el cuerpo con palabra a cada criatura y la que establece contigo la primera relación que incluye el alimento material y espiritual para nuestro cuerpo almado.Esta genealogía femenina se sigue borrando y se sustituye por una genealogía masculina falsa. Este es el comienzo de las fake news que vienen después.

Después de Enheduanna, ha habido muchas mujeres que han cantado, hablado y escrito, mujeres que han creado y siguen creando. Son, Somos las mujeres que amamos la vida, Biofílicas. Son, Somos las Hilanderas de los hilos de palabras con los que las Tejedoras tejen, Tejemos, las redes de relación y de sentido en el mundo sin las que  no podemos vivir. Son, Somos las Brujas, mujeres sabias que custodiamos el origen y el saber de las mujeres en el pasado y en el Ahora. Son, Somos las Madres, las Co-madres y las Co-madronas las Hermanas, las Hijas, las Amigas que tienen, tenemos el saber de la vida, porque la vida necesita para gestarse y existir de nosotras las  mujeres, de nuestros cuerpos almados, que son cuerpos femeninos.

Todas estas figuras son las que intenta borrar, despreciar, quemar y destruir o asimilar la sociedad de los padres, que es una sociedad necrofílica, una sado-sociedad en la que rige la falo-cracia y cuya actividad preferida es la guerra.

Esta negación de la genealogía y del orden de la naturaleza la han propiciado, y la propician todavía hoy, un gran número de hombres contra las mujeres y sus criaturas, ejerciendo una violencia extrema que incluye violarlas, matarlas y aniquilar el planeta como vemos cada día haciéndonos creer que eso es el mundo, que así es la vida, o mejor la muerte.

Mary Daly dice de sí misma que es una Pirata Salvaje que devuelve a las mujeres lo que les ha sido robado. Es una mujer que se dice a sí misma Impía, una que Peca a lo grande, porque roba honestamente lo que les ha sido arrebatado a  las mujeres con violencia y lo pone en sus manos otra vez.  Así  hace con las palabras, cortando con su Labrys, el hacha sagrada  de doble filo de las Amazonas y de las Diosas, los sentidos superficiales y falsos que están ocultando el sentido Profundo de Ser-siendo, de Ser-Hablando de las mujeres.

Ella es una filósofa que no pierde de vista la poesía, es decir, la creación, la vida. Y que Re-conecta los hilos cortados por el patriarcado Re- estableciendo las conexiones que estaban rotas y no nos dejaban entender, entender-nos.

Yo quiero poder mirar el mundo entero, sin tener que aceptar  la fragmentación a las que nos someten a las mujeres las instituciones académicas, legislativas, políticas, religiosas,  jurídicas, económicas  y demás retahílas con sus saberes “especializados” que destruyen lo que estudian y desorganizan artificialmente lo que estaba organizado de modo natural con un orden cósmico.

Mary Daly me inspiró un poema hace poco y lo voy a leer en público aquí y en otros lugares como homenaje a una que nos ha dejado el rastro de sus viajes Intergalácticos Metapratriarcales, Viajes que no siguen una línea recta ni una órbita predeterminada. Se mueven en Espirales acordes con sus Des-cubrimientos nos dejan su rastro para que sepamos que es posible hacer como ella, vivir con pasión, lo que ella llama Ser-siendo y comunicarnos unas con otras las Revelaciones de lo Profundo que vamos Des-velando, lo que ella llama Ser-Hablando.

                                                           Para Mary Daly, agradecida siempre.

Des-cubrir

registrar

no olvidar.

Revelaciones

de lo Profundo.

Leer

guardar

escribir.

Revelaciones

de lo Profundo.

Re-leer

no cejar

no borrar.

Re-cordar

Re-membrar

Hablar.

Ser-siendo.

Ser-Hablando.

Revelación

Radical

Elemental.

Después ha escrito un conjuro invocando a Enheduanna,  a Emily Dickinson, a Mary Daly y a todas vosotras para que nos inspiremos unas a otras sabiendo que “fracasar es imposible”, como dijo la sufragista Susan B. Anthony en el siglo XIX, y por eso “elegimos mantenernos firmes”, como respondió la propia Mary con palabras que le vinieron cuando no tenía respuesta ante un dilema falso que le plantearon sobre su trabajo en la universidad.

(que vivamos) Libres como Libros

(que tengamos) Libros como Labrys

(que usemos) Labrys como Labios

(que sean nuestros) Labios como Labrys y Libros Libres

https://www.sabinaeditorial.com/catalogo/ex-orbita-un-viaje-deslumbrante-de-mary-daly/

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Escritos de Amigas de Feministas Lúcidas

La relación con la madre (simbólica, concreta y personal): algunas reflexiones íntimas y terapéuticas, Marisol Torres Jiménez

“La lengua salada de Océano que aún lleva huellas de Tiamat, el Chaos originario infinito, apertura sin fin que armoniosamente lo mezcla todo”

Barbara Verzini – La Madre en la Mar. El enigma de Tiamat

¿Por qué se escribe? Fue una pregunta que se hizo y nos pudo compartir hace ya algunas décadas María Zambrano, filósofa nacida en el sigo XX, uno de los siglos donde se ha hecho más patente la miseria femenina, pero que no le fue impedimento para pensar en femenino libre a una de las autoridades de quienes andamos encontrándole sentido a la existencia libre como mujer:

“¿Qué es lo que quiere decir el escritor y para qué quiere decirlo? ¿Para qué y para quién? Quiere decir el secreto; lo que no puede decirse con la voz por ser demasiado verdad; las grandes verdades no suelen decirse hablando. La verdad de lo que pasa en el secreto seno del tiempo, es el silencio de las vidas, y que no puede decirse. ‘Hay cosas que no pueden decirse’, y es cierto. Pero esto que no puede decirse, es lo que se tiene que escribir”. [1]

A partir de la invitación de exponer en este encuentro, que tan amorosamente me convidó Doménica, comencé a escribir este texto, volviendo no por casualidad sino por necesidad, y considerando que las casualidades son las necesidades más grandes de la historia como nos ha compartido María Milagros Rivera Garretas en diálogo con otras[2]. Por necesidad regreso a mi pasado, a mi origen, vuelvo a mis primeros balbuceos, al encanto y al olor primigenio de mi madre, vuelvo al momento en que no podía pronunciar la R, pero donde era más patente la sonoridad de la M de mamá como nos ha mostrado la Gran Madre Mummu Tiamat traída por Barbara Verzini[3]. Vuelvo a la memoria de mi pasado, y al encuentro con mi autora, mi primera maestra, mi madre. Quien me hizo mujer, depositaria de su lengua fundada en la relación de amor.

Como una niña que está intentando nombrar su entorno, nombrarse a sí misma, darle significado a lo que siente y a lo que observa, fui dejando atrás los balbuceos, sin saber que esos primeros sonidos son los que hoy me han permitido recordar mi origen. Me están permitiendo, junto a las invenciones simbólicas de muchas mujeres, que me acompañan con su palabra oral o escrita, la visión de mi vocación, la carne ocupando su lugar, el sonido del rugido de la sangre de mi madre cuando aún estaba dentro de ella y gestando gran parte de lo que soy, hoy por hoy.

Una pregunta que intenta explicar y darle sentido al por qué alguien como yo, se siente convocada a estar hoy aquí.

¿Cómo la relación con la madre va marcando el Chaos y la armonía de las relaciones con otras mujeres?

Esta pregunta, como todas las preguntas -o casi todas- han sido las claves que me han guiado hacia el movimiento y la transformación, pero también a la calma y la balsámica tranquilidad. Podría afirmar, a partir de mi experiencia que no todas las preguntas que me he hecho, y que me han heredado otras y otros han germinado algo en mí, pero si han sido ensayos de curiosidad, muchas han intentado ordenarme (sabiendo no hace mucho tiempo, lo patriarcal del orden y sus cortes) y otras han hecho más difícil encontrarme con el sentir porque son preguntas que han estado más centradas en la búsqueda afuera y no dentro. No porque lo que suceda en mi entorno no sea importante o revelador, sino que las preguntas que tienen que ver con mi sentir, están conectadas con el deseo y con la política que hoy cobija mi existencia toda, preguntas que tienen que ver más con las entrañas y con la profundidad, con lo que no se puede ver sólo con los ojos.

Al oficio de preguntar comencé a darle forma cuando decidí dedicarme a la psicoterapia. Con el paso del tiempo, fui encontrándome con mujeres que me miraron reconociendo algo en mí, que, en los inicios en este oficio, no pude descifrar, hoy lo honro como un tesoro inefable al cual pertenezco como un don y un privilegio. Ahora puedo llamar a esa experiencia de descubrimiento, de reconocimiento, de germinación, como autoridad. Todo esto se hizo posible gracias a la vuelta a mi propio origen, a lo que me hace original. Nacida al oriente de Cáncer vista desde el cosmos, siempre movida por el sentido de encontrarle lugar, que ocupara espacio mi genealogía materna, reconocerme en ella. La trinidad femenina me interpela, me pide que la toque y la sienta, porque la torpeza de mis ojos no me permite verla. Me han herido antes de nacer, como el centauro mitológico de Quirón, parece que han herido quien soy, la forma en cómo me veo a mí misma, pero lo cierto es que, sin la otra es dificilísimo hacer autoconciencia[4] y sabernos humanas.   

He llegado a la conclusión de que, el placer por pensar y reflexionar en torno a diferentes preguntas -que tienen que ver con la experiencia propia e íntima, con los secretos, con mi espiritualidad, con las confesiones, con lo que todavía no está dicho- con otra, en relación dual, es decir, el entredós; es el espacio simbólico al que he decidido dedicar mi tiempo y mi energía. Espacio simbólico que conforma mi vocación, el lugar a donde me siento llamada y convocada. Esta decisión como toda necesidad se volvió inevitable. El que yo haga psicoterapia es inevitable.

Unido al llamado de la psicoterapia, pensar y poner atención en la relación con la madre como horizonte y sendero simbólico ha sido central en mi trabajo como psicóloga acompañando a otras mujeres, y también a algunos hombres. Traer la relación con la madre se hizo imprescindible. Muchas mujeres, que además conforman gran parte del universo que asiste regularmente a terapia, tienen la certeza o están en vías de hacerlo siguiendo las huellas femeninas de la libertad, de que el patriarcado ha finalizado[5], y lo significativo que es volcarse a revisar y atender la relación con su madre concreta y personal.

En este contexto esperanzador, donde se hace patente un descreimiento de los patriarcas y su cultura de la miseria, donde cada vez más mujeres priorizan las relaciones duales con otras, esto ha traído consigo que sean más salientes los sentimientos profundos de amor y desamor entre nosotras. La amistad, el amor sensual, la envidia, los celos, la fusión, son algunas de las experiencias que las mujeres traen a la consulta sin saber muy bien qué hacer con los sentimientos que les provoca la intimidad y el estar en relación con otra, a quien han elegido como prioridad.  

Desde muy pequeña supe lo importante que sería la relación con mi madre, pasaba todo el tiempo con ella, incluso cuando ella trabajaba me tocaba acompañarla porque no tenía quien cuidara de mí mientras ella lo hacía. Sus caminos, sus viajes, sus palabras fueron mi primera escuela. Pasaba por un abanico de emociones, muchas tenían que ver con cómo ella se sentía, más que conmigo. Ella me presentó la empatía y la escucha. Ya más tarde, a medida que fui creciendo, en las relaciones con mis amigas y parejas, se fueron reviviendo y replicando muchas de esas emociones y sentimientos que experimenté por primera vez en la relación con mi madre.

Conectar las vivencias con las mujeres de su vida, e hilarlas a la relación con su madre concreta y personal.  Ha sido lo revelador para mí, y para muchas mujeres (y algunos hombres). Volver al origen y a todo su simbólico trae la armonía tan necesaria para vivir bien, para sanar las heridas que quizá han persistido durante toda su biografía. Ahí es donde es posible la circulación de autoridad materna[6], reconocimiento de la autoría de la madre concreta y personal. El panorama parece sencillo, muchas veces es sorprendente cómo al quitar velos de complejidad, de largas jornadas de autodiagnósticos apegados al ‘paradigma de la salud mental’ y el tan cruel cuadro psicoanálitico, caen en el descrédito de este sistema insostenible. Se vuelven esquivables, porque frente a la sencillez de quien nos enseña el amor no hay paradigma sostenible. Las volteretas pueden ser muchas, la vaginalidad[7] está a la vuelta de la esquina. También puede abundar en la psique de la terapeuta. Puedes sentir que avanzas un paso, y retrocedes diez. Es paradójico, por eso tiene sentido, porque el reconocimiento de la relación, de la autoridad, incluso de la sanación no es lineal. Sobre todo, cuando hablamos de sanación, que es un proceso con figuras multiformes, significados continuos, caminos inexplorados, tropiezos y epifanías, aquí no existe una línea recta por la cual caminar, pero si sabemos que tenemos que caminar, no existen recetas, pero si muchas preguntas, algunas huellas y la nunca bien ponderada relación que nos muestra las pistas para la libertad, que siempre, es relacional[8].

La propuesta: estar en terapia en femenino y el regreso del alma

En la psicología tradicional -digo aquí tradicional a toda aquella psicología que es ejercida y afianzada en el régimen del uno, centrada en la experiencia masculina y en el neutro universal- se hace alusión a la relación, o también llamado vínculo con la madre, pero se habla de ésta tergiversando la importancia de ella en la autoría de su criatura. La figura de una madre cortada en pedazos por el orden de la espada[9] del padre edípico del psicoanálisis o de la corriente psicológica de moda, que no pierde ocasión para imponer la relación padre e hijo como relación originaria (como si el padre o el hijo pudiesen procrear), intentando sistemáticamente orillar a la muerte simbólica la relación madre e hija como relación primigenia y originaria.  Esto no quiere decir, que la mujer no tenga hijos, que, si los tiene, pero la hija con quien comparte su sexo, la diferencia sexual femenina, es la depositaria de la lengua materna y de la capacidad de ser dos, de procrear.

Entonces, ¿Qué hay más allá de la salud mental de las mujeres? ¿Es ética abordar la salud mental de las mujeres? Si, pero no es estética[10]. Estética sería que nuestra salud -el estar en el mundo con gracia- fuese vista como un todo, y no como un pedazo susceptible a ‘análisis’, donde ponemos a la mente en un lugar -generalmente fuera del cuerpo- y al cuerpo en otro.

Esto me recuerda como las organizaciones (estatales o no) se dedican fervientemente a separar la violencia masculina en una tipología (psicológica, sexual, física, económica… y así, un largo abecedario que parece enumerar un largo etcétera sin sentido y desconectado de la realidad). Una psicología centrada en el pensamiento del pensamiento, y no centrada en el pensamiento de la experiencia. La única experiencia que conozco de primera mano es la propia, un camino solitario y acompañado me ha sido dado como un regalo, lo he hecho a mi medida, a partir de la reflexión de mis traumas y mis talentos, muchos de los primeros aún los padezco; y los talentos me los encuentro como huesos, cuando hago cuenta de ellos, haciendo alusión a la figura de la Mujer Salvaje que tan amorosamente nos enseña Clarissa Pinkola[11]. Me agrada saber que mis talentos son primitivos, enseñados por mi primera maestra, mi madre concreta y personal, y que afloran a lo largo de las estaciones como la primavera, o decantan e hibernan como en mi amado otoño que me permite el descanso, y yo lo recibo con amor.

Las emociones o sentimientos no se pueden analizar, es como despedazar algo que no puede ser despedazado, si es así, resulta trágico para que quien lo sufre o padece, lanza a una oscura y frívola fragmentación. La analítica psicológica ha fracasado por lo mismo, separar y dividir sostiene el orden de la espada.

La libertad, en tanto suceso relacional, es sostenido por el amor, por lo tanto, como todo en esta vida, está sexuado. Y la psicología como disciplina que versa sobre lo humano, también está sexuada, aunque se pretenda neutra[12].

A partir de mi experiencia, como mencioné anteriormente, la mayor cantidad de personas que acuden a la consulta psicoterapéutica son mujeres. Son ellas -en relación conmigo- quienes hacen de la terapia una salida y encuentro posible con el placer, con la vida y la espiritualidad. Los motivos de consulta que traen las mujeres a la relación terapéutica tienen que ver con los efectos de la violencia machista ejercida por hombres en sus relaciones íntimas o no tanto, el incesto, el abuso sexual, las dificultades para salir de relaciones abusivas e instrumentales y la falta del deseo o desconexión con el placer (femenino), y pongo el paréntesis en femenino, porque a veces persiste la creencia de que el placer de las mujeres es igual al de los hombres, y no es así. Estos hechos pueden ser llegar a ser altamente perturbadores, pues traen consigo la pérdida de sentido, desorden simbólico y, en muchos casos, periodos de sufrimiento y ausencia de deseo, como sucede en los casos de depresión. Podría seguir enumerando aquí, todas las consecuencias dolorosas y miserables que ha tenido y tiene para las mujeres el haber nacido en el patriarcado del siglo XX, por todo el apogeo y exaltación de la vaginalidad, el liberalismo sexual, la invención del orgasmo vaginal y toda la violencia hermenéutica asociada al conocimiento.  

Sin embargo, una clave política que he aprendido de María Milagros Rivera Garretas es que “el patriarcado nunca ha ocupado toda la vida de una mujer (y tampoco de un hombre)”[13], lo que ha traído un bálsamo no sólo a mi ser y estar en mundo, permitiéndome sentir más allá de la tensión en mi cuello y hombros que me generaba estar en una dialéctica incansable con los hombres y toda su miseria, sino que esa clave política se ha vuelto terapéutica al poder compartirla en un espacio relacional femenino que he ido cultivando con cada mujer que me ha dado el privilegio de acompañarle. Una clave contundente, reveladora, que nos permite una psicología en femenino, atenta y sostenida en la diferencia sexual, más allá de la economía de la miseria femenina y más cerca del sentir originario (María Zambrano). Una psicología no pretendidamente apellidada feminista ni genérica ni militante, sino que, una psicología en femenino centrada en la experiencia de cada mujer, en singular, como señaló Candela Valle Blanco, una psicología que abandone la neutralidad y sea específicamente femenina. Donde cada una puede decirse a partir de si, donde estemos más cerca de lo decible que de lo indecible, no porque no puedan existir cosas que no se puedan decir, sino porque hay que sanar, y la palabra nos lo hace más fácil. Porque nos permite poner en su lugar la miseria, y darle lugar a la grandeza femenina que cada una trae consigo como mujeres nacidas de mujer. Una psicología con, como la libertad femenina que es relacional, y no una psicología sobre las mujeres. Aquí se trata del quienes, no del qué, quienes somos las mujeres no qué somos las mujeres[14], como cuando Andrea Franulic Depix nos saca de la identidad pretendidamente genérica donde nos han puesto convenientemente a las mujeres cuando hablan de la sujeta del feminismo, por ejemplo.

No es de extrañarnos que el ideario de la igualdad también haya permeado la práctica de la psicología, como ha pasado con su teoría, que parece que, entre más alejada de la psique y el sentir originario de las mujeres, pretende imponer procesos psicoterapéuticos que poco tienen de terapéuticos, y tienen más de psicología del género o con perspectiva de género, como gusten llamarle, parece que son lo mismo y nada a la vez.

Otra de las luces que me ha permitido guiar mi trabajo de acompañamiento dual ha sido lo importante que es Saber Amar a la Madre Real[15], concepto dado por la filósofa Luisa Muraro. Saber Amar a la Madre Real es un desafío constante -y le llamo así no porque tengamos que cumplir una meta o ganar algo con esto, le llamo así porque por su origen etimológico, por afiar, que proviene de fiarse, de la confianza, de encontrar seguridad- para quien decide adentrarse en su proceso terapéutico en clave femenina libre es reconocer en la madre concreta y personal o quien haya ocupado su lugar, la autoría de la propia existencia. Aceptar la certeza de que el dos precede al uno.

La era de las mujeres emancipadas, era a la que pertenezco por llevar poco más de treinta años en este mundo y ser la primera generación de mujeres de mi familia que asistió a la universidad, me hizo alejarme con fuerza de estas mujeres, me expulsé de la trinidad femenina aparentemente gustosa jactándome de ideas libertad, claro, la libertad individual y huérfana de la falosofía masculina que tan orgullosa me hacía sentir, mientras estudiaba en la universidad sin madre ¡Cuánta soberbia, desconexión y apego al padre huérfano abundó en algún momento por aquí, y por aquí! Entiendo, en carne viva cuando una mujer -yo misma- está embargada por la frustración y el anhelo de que su madre sea diferente a como es, que cambie sus modos, hasta en la forma en cómo se sienta o toma sus decisiones, como si eso fuese a transformar los términos de la relación que se ha mantenido con ella, o sostener la creencia de que su madre se siente fracasada por los destellos de libertad e independencia simbólica de su hija. Nuestra madre es Real, no es una idea o ideología. No es posible mantener una relación idealizada con alguien que vive o ha vivido, quien nos ha dado la posibilidad de existir en este mundo. Saber amar a la madre real es reconocerle autoridad a nuestra madre concreta y personal -o a quien haya ocupado su lugar- sabiendo que ella nos hizo depositarias de su lengua y de su amor.

El amor, por lo tanto, no es tan propio como se nos ha venido mostrando en los discursos y propagandas feministas o en los libros de autoayuda, que prometen enseñar recetas mágicas de cómo las mujeres nos tenemos que amar a nosotras mismas, no porque esté mal el amor, el cultivo o la germinación del mismo, sino porque como todo en la vida y en el mundo, como mencioné anteriormente, el dos precede al uno, el amor es relacional, hubo una mujer (como en casi todos los casos) que nos enseñó el amor como presencia (o ausencia) continua en la vida de una mujer.  Lo que si me parece interesante, es que nuevamente el amor sea algo que sea susceptible de conversación y de atención entre mujeres, considerando que al menos durante el auge del feminismo radical se comenzó una campaña en contra del amor como si la vivencia del amor fuese un obstáculo y un problema en la vida de una mujer, como expuso detalladamente Doménica Francke-Arjel en su escrito Amor y Relación en Femenino libre[16]. Hoy parece que las referencias feministas y femeninas en torno al amor no cambian, sólo se han transformado, utilizando el concepto de amor propio. Más allá de las discusiones discursivas y políticas que cuestionan al amor, su presencia en la vida de cada mujer es fundamental y lo que no se puede negar es cómo el amor es una de las enseñanzas más importantes de la madre concreta y personal -o quien haya ocupado su lugar- de cada criatura, y cada vez se vuelve un ingrediente principal en la cocina simbólica de la mujer que emprende el camino de nombrar el mundo, su experiencia en el mundo.

La pérdida del hilo que nos vincula a nuestro origen, a la certeza de que hemos nacido de una mujer ha ido propiciando como transitable la senda errática de la huerfanía, que más que libertad ha ido asentando sentimientos de soledad, de desconexión y tristeza. Comparando la libertad con el desapego. Desprenderse del pasado, salir exenta de la genealogía materna, buscar sin mucha claridad la independencia simbólica, “¿Cómo no repetir la historia de mi madre?” Se preguntan muchas con pesar, como si borrar o extirpar la historia y las experiencias de la madre y de las mujeres de su genealogía femenina fuese la solución a las heridas que cada mujer puede cargar en su alma y en su psique “¿Cómo puedo hacer que mi madre sea diferente, que cambie?” “¿Cómo hacer que ella me acepte tal como soy?” “¿Cómo lograr ser yo misma sin que eso le provoque dolor a mi madre?” Las preguntas y los cuestionamientos sobre la otra, la madre concreta y personal, se suman a los motivos de consulta nombrados con antelación de muchas mujeres hoy en día, en la mayoría de los casos este motivo está oculto en el sótano de la conciencia, pero que no se hace esperar para volverse evidente porque la fluctuación odio/amor con la madre, la orfandad, la falta de visión del origen trae consigo dolor y pesar en quien los padece, al menos eso me ha ido indicando mi propia experiencia. Diana Sartori[17] hace la distinción entre vínculo con la madre y su legado, en primera instancia, el vínculo con la madre de cada una es insoslayable, es la relación fundante de la vida, el reconocimiento de la autoría de ella, saber que provenimos de esa relación es el comienzo de un camino revelador sin el que no podemos hurgar en nuestro propia historia y origen, ahí está el ‘más’ de nuestra madre, saber que existe disparidad en la relación con ella.

Por otro lado, el legado materno hace referencia a los contenidos transmitidos por nuestra madre, aquí, es donde aparece un punto complejo y ha generado mucha contradicción en las mujeres, que en calidad de hijas buscan su libertad e independencia simbólica, a sabiendas que quizá mucho de este contenido transmitido por su madre, es miseria patriarcal. Por lo tanto, existen las madres patriarcales o vaginales[18], como leí en el reciente libro La Madre en la Mar. El enigma de Tiamat de Barbara Verzini, cuando Mummu pierde su M “… madres aplastadas por la violencia simbólica falocéntrica, han olvidado que pertenecen a lo infinito y se han dejado seducir por el orden de separación de la espada”. Por eso las preguntas que nos hacemos las mujeres en algún momento de nuestra vida relacionadas con el vínculo materno, en este caso, en una instancia terapéutica, son necesidad y deseo genuino de autenticidad, de libertad relacional y de visión con el origen, son preguntas que nos invitan a la transformación, a revisar las heridas, pero también la grandeza y la autoridad femenina presente en la vida de cada mujer. No hay receta, el proceso de cada una es singular, instigado por el sentir originario, lo que compartimos todas es el regreso del alma, una vuelta al sentir guiada por la capacidad de ser dos. Las hijas o los hijos espirituales no son necesariamente de carne y hueso, a veces traen el sonido de una armonía vuelta canción, la sinuosidad de una escultura, la profundidad de la poesía y el placer de la relación sin fin.

Una de las grandes inquietudes y deseos genuinos de quienes acompañamos en terapia, que si revisamos su étimo proviene del cuidar, atender y curar los padecimientos y dolores del alma. Me hace recordar que en la universidad los debates ontológicos y filosóficos que nos preocupaban establecían una distinción entre la psique o el alma, si eran o lo mismo, o era diferentes, una constante separación entre el alma/psique y el cuerpo, como si entre el alma y cuerpo hubiese un abismo, y acabábamos separando también los fines de la psicología, si ésta era una ciencia, una disciplina o un arte.  Creo que ahora entiendo porque me costaba tanto elegir, no es que fuese géminis, pero sólo me quedaba con la duda asentada en la razón. El sentir estuvo incólume, esperándome como hermosamente nos mostró Andrea Franulic[19], cuando la salida siempre estuvo ahí, abandonar las herramientas del amo porque no sirven, nos vuelven objetivos, desechos, y además les encanta la fragmentación, la escisión, el corte de la espada.

Como cualquier oficio espiritual volver a la dependencia es una condición fundamental, la dependencia como experiencia de la relación primaria con la madre es capaz de provocar una infinidad de cuestionamientos internos, sobre todo, considerando un contexto que cuestiona la dependencia en todas sus formas, porque difumina la vivencia individual y nos hace sentir vulnerables. Las afrentas del feminismo liberal -y no tanto- van en dirección opuesta al reconocimiento de la dependencia como una de las cualidades fundantes de la relación madre e hija, aunque no es de extrañar pues el origen etimológico del concepto de dependencia, nos lleva a palabras como subordinación, como cualidad de estar debajo de una autoridad o “algo mayor”. Afortunadamente gracias al pensamiento de la diferencia sexual y a las mujeres que lo han hecho posible, he podido saber que autoridad es lo opuesto al poder, pues proviene de  augere que significa “hacer crecer”, sabiendo esto es más sencillo aceptar la dependencia como una instancia humana, precisamente algo que nos hace humanas y humanos, porque ese “algo mayor” es nuestra madre -o quien haya ocupado su lugar- quien nos sostiene, nos hace crecer, nos cuida en calidad de criaturas nacidas de su cuerpo y de su amor.

Algunas palabras finales:

Encontrarme con mi voz interior, la voz de mi madre, el recuerdo de los colores y sabores de la fruta y el olor de pescado en sus manos. Esos olores y sabores son como una máquina del tiempo, que me permiten mirar atrás ahora si con sabiduría y templanza. Los olores y las escamas invasoras en sus brazos y manos que me conectan con ella y su incansable deseo de estar cerca de la mar, disfrutar del aire que apacigua su corazón acelerado y la llena de contemplación. La garantía de la coincidencia entre las palabras y las cosas, de su deseo y de su lengua, la inconmensurable obra materna, la hago palpable cuando ella encuentra la calma en la contemplación.

Heredé la Luna en Escorpio, seguramente por la Sol de mi abuela, nacida el día de todas y todos las muertas y muertos. Como siempre, como cierto tiempo, recorro mis lunas: paso por la creciente, siento que nazco y crezco, me lleno o me ilumino y también una parte de mi muere, por fin, esperando la sanación, como es la Luna en Escorpio, por fin, encuentro la salvación.


[1] Esta cita textual la tomé del libro El amor es el signo. Educar como educan las madres de María- Milagros Rivera Garretas.

[2] Esta idea aparece en libro El trabajo de las palabras de Luisa Muraro, Lia Cigarini y María Milagros Rivera Garretas

[3] Barbara Verzini autora del libro La madre en la mar. El enigma de Tiamat (2021)

[4] Esta idea la recojo de Carla Lonzi y otras en el segundo manifiesto de la Rivolta Femminile Yo digo yo (1977)

[5] En 1996, las Mujeres de la Librería de Milán en la revista Sottosopra han anunciado el final del patriarcado, para más detalle y profundización de esta idea recurrir al título (Ha ocurrido y no por casualidad) El final del patriarcado disponible en cualquier buscador en red

[6] La primera vez que leí sobre autoridad materna fue de la mano de Andrea Franulic, ella ha sido la portadora generosa que, en primera instancia me ha ido presentando el pensamiento de la diferencia sexual. Pude profundizar aún más gracias a las palabras de Lia Cigarini y María-Milagros Rivera Garretas

[7] La mujer clitórica y la mujer vaginal de Carla Lonzi

[8] La libertad femenina es relacional: idea de Lia Cigarini

[9] Para profundizar en esta idea recomiendo leer La madre en la mar. El enigma de Tiamat (2021)

[10] Aquí recurro la reflexión compartida por María-Milagros Rivera Garretas en el escrito titulado “Educar en la libertad de la relación” del libro El amor es el signo. Educar como educan las madres, precisamente cuando habla de la gracia en las relaciones sin fin

[11] Las mujeres que corren con los lobos

[12] Candela Valle Blanco entrevistada por M.M Rivera Garretas donde pudo exponer algunas ideas sobre la “Psicología en Femenino”, título del escrito.

[13] El placer femenino es clitórico de María-Milagros Rivera Garretas

[14] Idea abordada por Andrea Franulic en su escrito ¿Qué es la política de la identidad?, cuando cita a Hannah Arendt a través de Diana Sartori. El texto está disponible en la página de Feministas Lúcidas: www.feministaslucidas.org

[15] Puedes conocer más de este concepto dado por Luisa Muraro en su libro El orden simbólico de la madre (1994)

[16] Se puede encontrar este escrito en la página de Feministas Lúcidas: www.feministaslucidas.org

[17] Para profundizar un poco en la diferencia entre el vínculo y el legado materno, se recomienda leer Vínculo sin legado de Diana Sartori

[18] Idea expuesta en el libro La madre en la mar. El enigma de Tiamat de Barbara Verzini (2021)

[19] Incólume, esperándome hermoso texto escrito por Andrea Franulic, lo puedes hallar en la página de Duoda, o en su reciente y maravillosa antología Incitada (2021) que está disponible para descarga en su página: www.andreafranulic.cl