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Escritos de Amigas de Feministas Lúcidas

Un grito para un despertar. Macarena Rubilar Campos*

La joven sintió que apenas había cerrado los ojos, cuando comenzó a escuchar un canto que se iba acercando: “Tu clítoris, tan celosamente guardado, te lo arrancaré y lo tiraré al suelo, porque hoy soy un hombre. Mi corazón está hecho de piedra; ¿de qué otra manera podría operarte?”

Exaltada recordó lo que habían hablado con su madre, sobre que ya se aproximaba el momento de que dejara su inocencia e inmadurez y diera paso a su iniciación como mujer. Empezó a sudar frío, temblaba de miedo, solo pensaba en cómo le gustaría ser un pajarito e irse volando lejos.

Mientras más cerca se escuchaba el canto, más crecía su miedo, más se acrecentaba su temblor, más aumentaba su sudor. Entre tristeza, rabia e indignación, lloraba y se preguntaba ¿por qué tenía que pasar por ello? ¿Por qué había tenido que nacer mujer? ¿Sería menos mujer si se negaba a la operación? ¿Es que acaso no había nacido mujer?, entonces, ¿por qué este rito de iniciación para serlo? Muchas preguntas la invadían entre sus lágrimas. Ya no solo escuchaba el canto, ya lograba escuchar las pisadas acercándose, en tanto su corazón se aceleraba más y más.

De repente vio una mano encima de su cuerpo, cada vez más cerca para despedirse de una parte de sí. Cuando parecía que la mano ya se iba a apoderar de ella, no pudo evitar dar un grito, un grito que se mezclaba con su llanto, un grito que la hizo despertar; de un salto se sentó en su cama y encendió la lámpara que se encontraba en el velador. Todo había sido un mal sueño, una horrible pesadilla. Poco a poco pudo ir recobrando sus sentidos, recuperando su tranquilidad.

Cuando por fin logró dejar de llorar, miró a su alrededor y se dio cuenta de que se había dormido viendo un documental de las mujeres Manja, una tribu africana, donde se practica la clitoridectomía. Mientras iba recordando lo que vio en el documental, fue recordando la razón de por qué lo comenzó a ver. Y volvió la rabia.

Recordó que todo se inició por una conversación con su amiga al comentarle que no estaba siendo feliz porque no disfrutaba tener sexo con su novio, pero ella le respondió que eso no importaba porque el fin de la mujer era complacer al hombre.

Recordó la decepción que sintió cuando su amiga para un cumpleaños le regaló un libro Kama Sutra, donde leyó la misma idea que ella le había comentado: «la mujer deberá recordar que el placer del marido no será perfecto, y que por esta razón deberá esforzarse para lograr cerrar y apretar la vagina, y esta se moldee al pene. Entonces el marido la apreciará por encima de cualquier otra mujer y no la cambiará”.

Entonces recordó que, desde esa conversación, ella empezó a cuestionarse y a buscar información; gran fue su conmoción cuando encontró que vagina significa la “funda de la espada”. Recordó cómo se sintió en shock con toda la información que estaba descubriendo.

Así, por todo lo que leyó y con aquella pesadilla, que se había sentido tan real, se prometió cuestionar todo lo que se le había inculcado sobre los estándares de un “deber ser” mujer, y no regirse por las normas impuestas por otros. Se prometió dejar de nombrar vagina a la vulva. Se prometió escuchar su cuerpo y comunicar sus deseos. Se prometió recuperar el ser una mujer clitórica.

Y ahí fue cuando comenzó a sentir la libertad, desde la autonomía y la propia verdad, fiel a sí misma, como una mujer clitórica cualquiera.

*Cuento hilado a partir de lo expuesto por Carla Lonzi en “La mujer clitórica y la mujer vaginal” para ser contado desde la técnica de “susurradoras” junto a mis queridísimas amigas y compañeras, Daniela Ruminot Aravena y Darinka Espíndola Pichara, en nuestro magnifico curso de Lingüística Feminista, impartido por nuestra querida y grandiosa profesora, Andrea Franulic Depix.

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Las mujeres estamos de luto. Por Ilse Barahona Michel

Al amanecer del domingo, mi cuerpo ha registrado un frío estremecimiento, me he sentido por un momento sin aire al ver la miseria de los hombres en su forma más desencarnada: la guerra.

Los medios y la gente hablan de un bando y del otro, quién tiene más “derecho” o no a defenderse, en cambio en todas las imágenes hay algo en común, el dolor en los rostros de todas las mujeres, de un bando y del otro. Es cuando inmediatamente pienso en todas las madres, en todas las abuelas, en todas las hermanas, en todas las amigas y todas tienen algo en común, el que ninguna estaría dispuesta jamás a entregar a su criatura amada “para servir a la patria”. Los bandos llaman a nuestras criaturas a “defender la patria”, les llenan de discursos inflados y del odio al enemigo; la patria en cambio, no le ofrece un intercambio justo, le paga con miseria y con muerte.

Las mujeres tampoco elegimos ser neutrales ni mucho menos imparciales, estamos a favor de la vida; cada víctima de guerra, cada criatura que vive y experimenta barbarie es criatura y obra de una mujer, por eso a las mujeres nos duelen todas las muertes.

Tampoco tenemos bandos, porque sabemos que para los bandos nuestros cuerpos son botín de guerra, los bandos violan a nuestras hermanas como arma milenaria, quebrar nuestra psique, hacer añicos nuestras existencias, matarnos en vida; no puedo sacar de mi mente a esa mujer en Gaza que se tiraba al piso de dolor e impotencia, rasgando el espacio con alaridos de indignación que nadie escucha.

La necrofilia de los hombres en su máxima expresión, con venia de Occidente, ha venido a reinar con nosotras en estos días, está sucediendo frente a nuestros ojos y a nuestros espíritus una gran afrenta a la Madre, con el apoyo de altos gobernantes de Estados que se dan la mano, se expresan apoyo mutuo, acuerdan sus pactos macabros con armas.

En estos días de oscuridad, a la que parece suceder más oscuridad y llanto, expreso mi amor absoluto a mi madre, a mi hija, a mis maestras; porque amor con amor ilumina y es esa misma luz que mando a todas las mujeres que están resistiendo la devastación y la inmundicia.

Con amor,

Lima, 13 de octubre de 2023

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Segundo comentario al leer “Incitada”. Por Camila Antonia.

Incitada es como un poema largo

y es profundo

como tu vida

que despierta en mí

las ganas de escribir y escribirte

Incitada es una práctica política

entre flores

entre raíces

Es Incitada una palabra hermosa

que traes a nuestras bocas

la escribes para que la leamos

y nos llene el cuerpo de significado

Te imagino escribiendo

Incitada por las mujeres en tu vida

y son un mar

de mujeres

que vienen con palabras

con risas

abrazos

con ideas

con arena

con amores y dolores

Todas estas mujeres

te inundan

te aprenden

te sostienen y te sueltan

como las olas

como tus palabras

resonando en nuestro cuerpo

Tú te dejas mecer

por este mar

de mujeres

y parece una danza

Dejas que el agua te refresque

respiras hondo

sin dejarte abrumar

feliz de haberlas descubierto

feliz de amarlas

y te nacen escamas

brillantes en la piel

tu pelo crece

hasta fundirse con la sal

y te vuelves la mar

que con el incesante susurro de su oleaje

nos cuenta nuestra historia

Conjuras este libro

y el tiempo

aunque parezca imposible

se detiene

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«Incitada»: una reseña de Doménica Francke-Arjel

Un precioso hilo que se suma al tejido de la libertad femenina, hoy por fin podemos tocar este hilo, retornado en la antigua y mágica forma de libro.

Este libro es la primera antología del pensamiento de mi amiga y maestra Andrea Franulic Depix, feminista de la diferencia sexual radical.

Quiero comenzar la presentación del libro diciendo que en sus páginas podemos recrear con palabras, parte del camino de Andrea en los complejos y a veces sinuosos senderos del feminismo, por una parte, pero, sobre todo, del pensamiento vivo de las mujeres.

Y así Andrea nos muestra que el ejercicio de la escritura acompaña a la vida, no se separa de ella, da testimonio de sus vueltas, sus ciclos y revueltas, y fluye. Forma tan femenina de experimentar esta vieja delicia de la escritura, que Andrea practica como la Maestra que es.

Como mujer implicada desde hace muchos años en la política de las mujeres, Andrea puede ser considerada, y así la considero yo, una testiga en primera persona, también de la política y del feminismo chileno y latinoamericano.

Así, por ejemplo, en sus páginas me trae a la Andrea más categórica de los primeros años… Yo conocí a Andrea por “Una historia fuera de la historia” y por su tesis de magíster, y le agradecí y agradezco por esa franqueza que sigo sintiendo necesaria en la época del imperio de lo políticamente correcto, también en el feminismo, o mejor dicho: sobre todo en el feminismo.

Rescato esta cita de la reseña que escribí el 2021 para la edición virtual: “Se trata de una aventura en la que ha desarrollado y desenrollado cada hilo de pensamiento que le permitió la apertura en algún momento, aunque para ella, algunas de esas madejas ya hayan llegado a su fin”.

Andrea toca temas o figuras, si se quiere, caros al pensamiento de las mujeres que se presentan y regresan constantemente en nuestras conversaciones orientadas a intentar entender-nos y entender el mundo que compartimos: el acontecimiento del final del patriarcado, la lengua materna, las relaciones y la relación como corazón de la existencia femenina, así el amor, la envidia y los conflictos, y al descubrimiento del feminismo radical de la diferencia, aporte teórico fundamental de la propia Andrea sobre el que seguimos tejiendo y que nos reúne hoy.

Con todo, hoy mis favoritos siguen siendo “La relación madre e hija y la existencia lesbiana”, por razones personales; e “Incólume, esperando”, texto que, además, introdujo en mi Alma esa palabra musical, evocadora, sagrada: incólume

Como profesora, y para quien quiera introducirse en el pensamiento de Andrea y entender algunos aspectos fundamentales de los temas que aborda, recomendaría todo el Capítulo “Hilos y contrapesos”; los artículos: “La E nos excluye, y menos mal”; “Existencia lesbiana y diferencia sexual” (particularmente importante para mí, me dejó literalmente boquiabierta cuando lo leyó a mi lado en Chillán, en nuestro segundo Encuentro del 2018); “¿Qué es la política de la identidad?”; y “De aquí no sale: reflexiones sobre el rumor”, en coautoría con Jessica Gamboa, texto que por mi propia experiencia, lamentablemente compartida con muchas otras, me tocó, me habló directamente y me ayudó a encontrar la claridad en un momento muy doloroso.

Escribí hace un tiempo que todos estos temas estaban convertidos en política por nuestra autora, y a pesar de los matices que se han planteado por pensadoras como María-Milagors Rivera Garretas respecto al uso del término “política”, sigo sosteniendo aquello, al menos mientras entendamos política como el quehacer femenino que permite que nos pongamos en contacto con la realidad, con las diferencias y la pluralidad del mundo, con la medida de la relación que surge de la existencia femenina libre.

Este un libro sobre y de política y un libro teórico, todo en femenino, es decir, verdadero y en lengua materna, habiendo ya abandonado los estériles terrenos de la desconfianza, la crítica y la falosofía de la sospecha.

Por eso, cuando Andrea entrega la concepción del feminismo radical de la diferencia a las mujeres, se trata de un gesto genuino de apertura de mundo, y así lo he experimentado, y lo experimento también junto a otras. Nos invita a reconocer nuestras raíces, con su historia y genealogías, incluida la existencia lesbiana, pero solo con y bajo la luz de la diferencia sexual. Nunca olvidaré cuando expuso en Chillán y dijo estas palabras: “no basta con ser lesbiana”, para enseguida pasar a detallar cómo un lesbian-ismo ciego a la diferencia sexual se vuelve estéril y hasta contraproducente para la libertad de las mujeres. A partir de este punto, su crítica al identitarismo y a la ideología, presentes en muchos de sus textos posteriores, me permitieron romper con ciertas ataduras autoimpuestas y comenzar a conectar con un sinnúmero de pensadoras, ideas y sentimientos, incluidos entre estos últimos, los míos.

Repetiré también aquí las palabras que escribí hace un tiempo respecto a la búsqueda de la verdad. En Andrea siempre nos encontramos con un pensamiento que toma como punto de partida la propia voz, el partir de sí, poniéndose en primera persona en la aventura de la experiencia compartida, así aborde conflictos políticos, el amor entre mujeres o la lingüística y sus problemas y posibilidades. Pensar así: con apertura, con deseo de entender y comunicar, teniendo a la relación como horizonte, tal como nos indica el título (y la breve nota que habla de esta elección tan acertada), pues las voces de las otras ya se encuentran dentro de sí, y han pasado a ser algo más que referentes, pensar así, escribir así, yo lo entiendo como buscar la verdad. Por cierto, yo soy una deseosa de verdad, así que también me expongo a mí misma.

Así, esta búsqueda hecha en femenino nos entrega una pepita de verdad original y femenina. Es la verdad que solo puede encontrar y nombrar una mujer auténtica.

Sigo guardando para mí como un tesoro, uno que amo lo suficiente como para querer compartirlo con otras cada vez que puedo, la característica amabilidad del estilo de escritura de Andrea, estilo de profesora o maestra, o más probablemente ambas. Como cuando habla, ¿ustedes han experimentado el placer de escucharla hablar, aún de lo temas más complejos, incluso dolorosos, de manera tal que sus palabras parecen un bálsamo y dan ganas de abrazarla? Yo sí.

Hay un par de cosas más que quiero decir de Andrea en el marco del feminismo.

En tono de confidencia o confesión, diré que he sido inmensamente libre obedeciendo a otras mujeres en algunas ocasiones de mi vida. Con Andrea me pasa esto. Saber escuchar, saber leer, aprender a escuchar bien, te lleva a obedecer… como una vieja y femenina resonancia de hacer lo correcto porque es lo único posible: ser libre.

Para mí hoy en día Andrea Franulic Depix es la pensadora feminista más auténtica que conozco, y en sus textos encuentro las ideas más originales y fecundas. Andrea se pone en juego, no se limita a repetir parodias del pensar, como tanto acostumbran a hacer hoy esas hordas de feministas contra hegemónicas que son la hegemonía y dedican su vida a hacer aspavientos de rebeldía.

Y en este sentido, en un panorama feminista aburrido, repetitivo, asfixiante, hipócrita y servil, en el que se encuentran títulos como: “la guerra contra las mujeres”, “feminismo bastardo”, “feminismo y revolución”, “la huelga general feminista va” … y en cuyas páginas se acumulan miseria y mentiras sobre nosotras, leer a Andrea es como salir a tomar aire, lanzarse a ser la propia aventura.

Inspiradora, es, quizás la última palabra con que podría describir su escritura.

Así, me quiero quedar con mi gratitud hacia Andrea, pienso que haberla conocido es parte de la gracia de mi vida, ha sido por Gracia que la encontré.

Finalmente, lo único que me queda por hacer es invitarlas a comprar el libro, porque, aunque no es la única, sí es una forma muy concreta de mostrar aprecio por su labor, reconocer la grandeza cuando la tenemos al frente, a leerla, porque se trata de un venturoso descubrimiento, o a releerla si ya lo han hecho, porque encontraran siempre un nuevo eco.

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“Incitada” (2da. Edición, impresa) de 2023. Un comentario de Marisol Torres Jiménez.

Hola, buenas tardes a todas ¡qué gusto y alegría siento al estar aquí con ustedes! Agradezco a Andrea, por pensar y confiar en mí como una de sus convidadas para comentar en el lanzamiento de su libro Incitada, en su segunda edición, que esta vez viene sostenido en la materia, gracias a la relación y asociación con las mujeres de Nudos Feministas, quienes han podido imprimir y encarnar una de las creaturas de Andrea.

Aprovecho también de agradecer a Marcela por ser emisaria y traer nuestra Incitada hasta el valle de Jovel, donde habitamos y hacemos relación.

Para iniciar, quisiera compartirles la letra de una de las canciones de mi amiga, Nidia, titulada “Las Voces”:

“Puedo enloquecer al mundo a mi placer

Pues me gusta hacer siempre todo al revés

Puedo recorrer el cielo y regresar

Para ir a apostar mi alma en la ciudad

Pero no, no puedo callar, pero no puedo callar

Pero no, no puedo callar, pero no puedo callar

Las voces que traigo dentro de mí

Puedo regalarte toda la razón, con tal de bailar al sonido de tu voz

Puedes incendiarme el cielo con un flash

Y en el mar ahogar toda la soledad

Pero no, no puedo callar, pero no puedo callar

Pero no, no puedo callar, pero no puedo callar

Las voces que traigo dentro… de mí. 1

Espero, estar a la altura y a la anchura de tu invitación, Andrea, que, como lo he mencionado en varias ocasiones, eres mi escritora favorita de uno de mis tiempos favoritos. Y me pregunto ¿qué es el tiempo para nosotras, las mujeres?, ¿cómo medir el tiempo para una mujer si no es más que a través del candor de sus relaciones?, ¿es posible relacionarse con quien escribe, a distancia y en la soledad de la lectura sentida? Me atrevería a decir que sí, al menos, es eso lo que pone a disposición, Andrea, para quien la lee y mantiene la apertura como yo lo he podido vivenciar en mis variados encuentros y re-encuentros con la antología de Incitada.

Ella está dispuesta y con apertura a la relación con su lectora o lector. Y quienes amamos leer sabemos lo que ello significa, es diálogo, es juego, es arte, es creación, es cuando las palabras vuelven al infinito sin perder su hilo, porque la autora escribe a partir de su experiencia, y eso es único y singular, pero también nos espejea y nos resuena porque tiene algo que decir de nosotras mismas, tiene algo que decir sobre mí, sobre mis traumas y mis talentos, sobre mis heridas y mis cicatrices, también sobre mis miserias (o no tan mías), pero, por sobre todo, las voces de Andrea se despliegan para hacer de la escritura una posibilidad de la relación, es decir, un lugar donde también habita la política de las mujeres.

“…Muchas de las voces que traigo dentro” Me incitan: reverberan en mí en formato de loop y de repetición, recitando verdades únicas, verdades que me acercan a mi autenticidad, esa que creí perdida en los otros, en sus discursos e ideologías, esa que se resguardó tratando de hacerse pequeña para sobrevivir a la miseria patriarcal, pero su grandeza, la grandeza que procuró y cuidó su madre, y que viene inscrita en su diferencia sexual femenina, su ser no pudo con ella. A la luz de muchos enfrentamientos, y también de revelaciones, la niña-vieja logró salir del desierto de la aridez emancipatoria.

Al igual que Andrea, y me atrevo a decir a muchas de las que estamos aquí presentes y nos sentimos convocadas e incitadas, la voz y el sonido también me han acompañado desde muy pequeña, me atrevo a decir a todas y todos, a propósito de cómo la lengua materna está presente en nuestra llegada al mundo, y ojalá hubiese persistido mi escucha y cuidado de ella, así como no podía vivir sin ella cuando mi madre, Marisol, en calidad de mi primera maestra me la enseñó con toda su Amor.

La voz y las palabras de Andrea también están dentro de mí, también me incitan. Me animan a seguir de pie, a seguir adelante o a regresar si es necesario, me recuerdan que soy una mujer, y también quienes somos las mujeres. Ella, gracias a sus reflexiones hechas palabras escritas, se ha vuelto una necesidad. Leer hoy por hoy a Andrea Franulic es una fortuna y una necesidad.

En Incitada, nos va mostrando muchas de sus preciadas y selectas flores, ella, Andrea, va narrando su amor por y con la palabra desde una afirmación sentida y genuina: “y supe que el patriarcado ha terminado”, acabando ella, “desde el otro lado”, ¿qué hay en el otro lado? Me atrevería a decir, aunque tanto la autora de Incitada como también lo intuyó Carla Lonzi, el universo está hecho más de preguntas que de respuestas y, por lo mismo, tenemos que intentar estar a la altura2. Precisamente, porque ella hace un llamado al orden de la grandeza, a recobrar nuestra atención y cuidado de los valores femeninos (dudo, si llamarles humanos, definitivamente), que son tan necesarios para vivir bien, quizás, como lo mencionó cuando hacía política feminista con Margarita Pisano, cuando nos hablaba de la buena vida, o simplemente, es una conminación a vivir una aventura, la aventura de una misma parafraseando otra vez a Carla Lonzi, una aventura que está a la altura de un universo sin respuestas pero con las coordenadas de la libertad, que siempre, nos lleva a la relación, con todo lo que ella implica.

Gracias al viaje antológico de Incitada, puedo empezar a vislumbrar qué es lo que hay al otro lado: que la lucidez es una práctica, y que la teoría está viva en la relación entre mujeres, en el pensamiento libre de cada una, brota en la singularidad y en la relación con el mundo en tanto mujer, en tanto mujeres. La misma Andrea lo va dejando patente a través de su viaje escritural mostrando cómo su pensamiento está vivo y la relación con el mundo, a partir de ella misma, siempre es una relación sexuada. La anfibia va dejando atrás sus separaciones y los hábitats pantanosos. En cambio, tal como una cangreja, tímida pero visionaria, que recuerda que sus orígenes están en la sal y en la humedad, se abre paso como la verdad de su propia existencia, mientras regresa a la mar, también regresa a sí misma.

Otra de las flores, que nos regala Incitada, es una invitación a pensar a partir de la propia experiencia, pero, sobre todo, nos permite recuperar y restituir nuestra lengua materna, la lengua primera, la lengua que sabe de la coincidencia entre las palabras y las cosas, ¿y que no es más importante recuperar la lengua que existe para decir y para decirnos realmente, que incluso el pensar por una misma? Quienes hemos pasado por el feminismo ideológico y emancipatorio sabemos de ello, nos obsesionamos con pensar, pensar y pensar, con tener cabeza, pero ¿a qué costo? Quizás, y aquí hablo por mí, a separarme de mi experiencia, expulsando mi sentir y rebelándome a mi origen materno y femenino. Mi lectura de Incitada, también ha ido de eso, de mirarme en el espejo mediado por otra mujer, por su autora, que también se dio de tumbos con el discurso y dejó de confiar en su lengua materna, la lengua que no sabe de artificios separacionistas.

Andrea abre puertas y ventanas de la casa que estaba sin aire y sin vida, adornándola con preciosas perlas y fotografías de infancia, que intentan recordar la Amor que sostuvo el origen de la vida, gracias al deseo de una mujer, nuestra madre concreta; y nos conecta con nuestro origen a través de las lúcidas imágenes que nos regala a lo largo de su antología. Sacude, con suavidad y, a veces, no tanto, anquilosadas reliquias y gestos de apego con el patriarcado, la nostalgia de la esclava se hace sentir, pero es más real y profundo el deseo por el orden, por el disfrute y el placer de la vida encarnada, y es más necesario el reencuentro cara a cara con el origen materno, así como sentarte a tomar el té con la genealogía femenina que nos precede.

Incitada es un Viaje personal e íntimo a través de la actuancia política hasta el reencuentro con la lengua materna y la libertad hallada en el núcleo de la genealogía femenina, que la autora desenmascara evidenciando la violencia hermenéutica universitaria que experimentó, develando que quien le mostró por primera vez la coincidencia entre la palabra y cosa fue su madre. Como una gran madeja que necesita ser ovillada, Andrea va hilando y contándonos sus idas y venidas con el feminismo ideológico, las veces que los ruidos han trastornado su vida y, sobre todo, nos ha permitido nombrar, a quienes hacemos política femenina desde tierras Mayas o en el sur del Tahuantinsuyo, la existencia del feminismo radical de la diferencia, que no olvida que la diferencia sexual es radical y no está sujeta a interpretaciones posmodernas, por decirlo de alguna manera.

Considerando lo anterior, Incitada es un vehículo para mirar con compasión la propia historia política, sobre los aciertos y las causas ideológicas defendidas con tanto ahínco, mientras se perdía el hilo con el origen materno. Ese mismo hilo, que a Andrea la he escuchado mencionar en un par de ocasiones, ese hilo que se corta en nombre de la emancipación, pero que después ahorca porque se transforma en soga sin dejarnos respirar. Es una historia velada por la pasión a la palabra y por la Amor a las mujeres, es una epifanía espiralada que permite regresar siempre al pasado con paciencia y dulzura, y que ve en sus errores, un impulso de crecimiento y sanación.

Incitada es una insistencia, es una insistencia de Andrea en la política de las mujeres, que es la política de la relación, la política que no teme a la dependencia y que necesita de ella para experimentar la bien llamada libertad femenina. A través de todos los hilos y flores que nos ofrece en esta antología, es una como ya he dicho antes, una insistencia por la libertad, que se dio tumbos en la emancipación feminista para regresar a casa, prodigiosamente, como lo hace la pequeña Andrea que sabía que su vocación estaba en la palabra y su pasión en la empatía.

Para finalizar, solo me queda agregar que, la escritora y pensadora Andrea Franulic Depix es faro3 que ilumina en las costas de una ciudad costera del Desierto de Atacama, es faro que guía cuando pena la orfandad que desconoce o desprecia el origen materno y femenino, que corta todos los haces de luz que nos permiten regresar a casa, quizás, en mi caso, simplemente a una contemplación pasiva de mi ser, de alguien que naufragó en aguas estancadas donde ni siquiera se podía mantener a flote.

Muchas gracias, Andrea, por hacer esto posible y por incitarnos con tus palabras y tus voces.

Salud y muchas gracias a todas las presentes.

1 Letra de la canción “Las voces” de la compositora tijuanense Nidia Barajas

2 Aquí parafraseo una de las frases de uno de los manifiestos de Rivolta Femminile (1970) “… Queremos estar a la altura de un universo sin respuestas”

3 La imagen del “Faro” como guía femenina, la aprendí de mi querida Mar y Cielo (Marcela Valera Cato)

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A propósito de los Encuentros Intergalácticos en torno a Ex/Órbita de Mary Daly.

*La autora de este texto ha preferido preservar el anonimato.

Queridas Comadres:

Os escribo estas líneas porque he sentido el impulso de contaros una historia (mi Historia), en la que habéis tomado parte de forma relevante durante este último año.

Llevaba mucho tiempo perdida. Durante toda mi vida un terco sentido de la desorientación hacía que me perdiera una y otra vez. Mi vivencia existencial me dolía, porque no era la senda recta e iluminada que debía ser. Siempre me he sentido dolorosamente sola recorriendo ese camino, que se retorcía y giraba sobre sí mismo, alejándome de las zonas concurridas. Quizás porque me separaron de mi madre durante dieciocho largas horas nada más nacer. Quizás porque esa ruptura neonatal fue expandiéndose, enquistándose, hasta ocupar todo el espacio que me era propio.

Hace catorce años viví una experiencia de violencia patriarcal que estoy comenzando a recordar, pero que aún no soy capaz de nombrar. En realidad, fue el clímax de una situación repetida en el tiempo, con diferentes actores, que fue tensándose más y más hasta romperse (hasta romperme). Y, sin darme cuenta, me sumergí por completo en la Ruptura. Salí del Tiempo. Me separé de todo. De mí misma. Los años superficiales corrían frente a mí. Yo seguía moviéndome en ese plano, pero en lo Profundo dejé de caminar. Me quedé encogida en un rincón lúgubre del que ni siquiera era consciente.

Contra todo pronóstico, el año 2022 ha sido el año del Reencuentro y del Des-Velamiento. Del Reencuentro conmigo misma. Del Reencuentro con la Mujer Impía a la que conocí de forma Mágica unos años antes, ese Momento que fue la semilla del retorno de mis Primaveras. Ella me cogió de la mano y me inició en este camino de lo Profundo en el Tiempo de Marea. Ella me presentó a Mary Daly, y Mary me ha Des-cubierto que esa supuesta desorientación innata era en realidad el Sentido de la Orientación: las rutas asfaltadas no eran para mí, mi Senda se abre a través de lo Salvaje en forma de Espiral. La niebla comienza a despejarse.

Conversando con Mary Daly he confirmado que desde siempre fui filósofa. Desde niña he sido «una buscadora autónoma de la sabiduría que explora y Nombra la Realidad libremente», en sus propias palabras. Con Mary he aprendido que, a pesar de los reiterados intentos de borrado y asimilación del patriarcado, prevaleció la presencia rotunda de una incomodidad, a veces incluso en forma de dolor físico, provocada por el empeño en forzar la postura para encajar en el método academente. Debo volver a escuchar mi voz para seguir haciendo Filosofía, para seguir manteniendo Conversaciones genuinas y fértiles.

Mi voz. Qué perdida ha estado mi pobre voz, sumida en un silencio autoimpuesto, en el engaño de que su timbre debía sonar como el de las voces patriarcales que imitaba rutinariamente, o no sonar en absoluto. Por suerte, siempre me fascinaron las palabras. Algo dentro de mí sabía que había en ellas un Poder mucho más Profundo que el que era capaz de captar la filosofía patriarcal (¿falosofía?). Algo relacionado con el Rito Ancestral, con la Magia, algo vinculado con la Palabra Poética.

Ahora he recuperado la Memoria y la Voz. Gracias a mi madre nunca se apagaron los rescoldos de una Intuición que Ahora permite el Reencuentro, me permite volver a Hilar con las hebras sueltas que no llegué a cortar del todo. Gracias al Hilado vuelve a fluir el riego sanguíneo por partes necrosadas de mí misma que ni siquiera recordaba. Se me ha Des-Velado el vínculo con mi madre, y con la madre de mi madre, de una manera jubilosa. He sentido la Redención de la historia de violencia que quisieron imponernos a las tres a través de las generaciones. He sentido mi vinculación con lo Elemental en ese Vínculo Materno.

De la mano de Mary he llegado a las Feministas Lúcidas (¡qué Nombre tan acertado!), a la Vivencia irrepetible de los Encuentros Intergalácticos que habéis propiciado. En este año que comienza estoy dando mis primeros pasos fuera de aquel rincón lúgubre de amnesia y afasia, hacia el Ahora en Expansión. Muchas gracias por el hueco que me habéis hecho en vuestro Telar Deslumbrante, que me permite Tejer junto a Comadres Brujas, Salvajes e Impías. Gracias por este Re-Des-cubrimiento de mí misma como Moradora de los Límites. A partir de ahora, elijo mantenerme firme.

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Primera Galaxia Espiral Ser – Hablando: Momentos de Profecía y Promesa

Por Ana Mañeru Méndez

Gracias por aceptar la invitación de las Feministas Lúcidas y de Sabina editorial para dialogar y compartir los hallazgos que vamos haciendo cada una en Ex/Órbita. Un Viaje Deslumbrante,de Mary Daly. Ella Es-siendo una feminista radical que ha empeñado su vida en nombrar y mostrarnos un camino al que llama filosofía feminista elemental.
Empezaré comentando algunas de estas palabras que ella nos da para que las renombremos cada una de nosotras y las hagamos nuestras sin repetir y sin convertirlas en dogmas cerrados o en letra muerta.
1 – Ser – siendo: Es lo que ella hizo, a su manera, con su vida y lo que quiero hacer yo, a mi manera, con la mía: Ser-siendo,inspirada en ella pero sin copiarla, porque eso sería Ser-copiando y cuando copias no eres.
2 – Feminista:de verdad, no de pacotilla, como ella escribe con la gracia de la que no está sujeta a leyes impiden la libertad a las mujeres y de todo el mundo. Feminista entonces, para mí, es la que se mueve Ex/Órbita en caminos de libertad femenina que no son lineales ni predefinidos sino espirales abiertos e impredecibles, porque responden a la vida, a todo lo vivo.
3 – Radical: algo muy bueno que hemos aprendido de las que van a la raíz de las cosas, a lo Profundo, como nombra Mary Daly. A lo que está debajo de la capa superficial de engaño que pretende ocuparlo todo y suplantar la realidad, escondiendo lo verdadero, lo genuino.Así que, para mí ser radical es no conformarme con explicaciones superficiales y buscar hasta entender.
4 – Filosofía: amor a la sabiduría, así de simple, un amor que está al alcance de cualquiera sin tener que pasar por los filtros de la academencia de la que también habla Mary Daly. El amor al saber y a la verdad no pertenece a nadie, pero siempre está a disposición de quienes lo practican. Mi amiga Saide Sesín me descubre una nueva palabra que desmonta con humor la erudición arrogante y autocomplaciente de quienes se dicen intelectuales. Ella dice: ¿Intele-Cuál? ¿Intele-Cuáles?
5 – Elemental: lo que nos constituye, los elementos primigenios, básicos, imprescindibles que hacen posible la vida y no la destruyen como hace el patriarcado, esa forma necrófila de sociedad, en la que toda institución legitimada está exclusivamente en manos de los hombres y de algunas mujeres secuaces seleccionadas. La sociedad caracterizada por la opresión , la represión, la depresión y la crueldad. Para mí, el patriarcado ya ha llegado a su fin porque muchas mujeres y algunos hombres ya no le reconocemos autoridad, pero todavía quedan muchos patriarcas violentos con poder que dañan todo lo vivo, lo elemental, en particular a las mujeres.
Hasta aquí unas cuantas palabras que podemos multiplicar recreándolas conforme a nuestra experiencia y abriendo mundo femenino sin dejarnos asimilar ni borrar.
La publicación de Ex/Órbita en lengua española y su lectura compartida es un Viaje, que quiere continuar el de Mary Daly por cuatro Galaxias. Es un trabajo de Hilanderas, de Brujas y Comadres que seguimos las enseñanzas de nuestras Ancestras, madres, tías , abuelas y autoras del pasado, pero también de nuestras Contemporáneas, hermanas, amigas, hijas, sobrinas y creadoras de mundo más allá de donde alcanza el imperio del terror de los patriarcas que se resisten con violencia a perder su dominio.

El símbolo que está en la cubierta del libro es una Labrys, la que usa Mary cuando decide contrarrestar el patriarcado siendo una mujer identificada como mujer, guerrera y filósofa. Labrys,es el hacha sagrada de doble filo de las Antepasadas y también de las feministas del Ahora. Es un símbolo femenino que nos acompaña y nos sirve para conseguir lo que necesitamos y queremos: recordar, saber, hablar y actuar como mujeres en favor de las mujeres. Una Labrys no es un arma del amo, porque no se lucra con la sangre ni con la destrucción, no mata la vida en ningún sentido, sino que Des-cubre, Des-vela, Des-tapa, Des-plaza, Des-hace la mentira y la violencia patriarcales y Re-establece el orden con sentido de la vida, que es el orden de la madre, derivado del hecho elemental y grandioso de que todas y todos nacemos de mujer. Es un orden que ama la libertad femenina, necesaria para que se dé también la masculina, donde lo primero es cuidarse y cuidar para vivir sin hacer daño y con felicidad.
Mary Daly, la Marinera del Mar subliminal, la Moradora de los Límites, la Extranjera, como ella se nombra, nos trae muchas de estas palabras que estoy diciendo como una pista para Re-Nombrar lo que cada una siente y para Ser- Hablando unas con otras. Para volver a Ser- siendo y dejar de ser muriendo, atrapadas en las trampas patriarcales.Ella nos hace una invitación Furiosa y Salvaje a Nombrar. A que nombremos cada una y cada vez. A Nombrar sin repetir, incluso lo que parece sublime como este libro, porque cada mujer que Nombra inicia algo Nuevo, su propio viaje, su aventura con ella misma y con otras, que es I-rrepetible.
De este libro, que es mucho más grande que yo, como escribió una vez Clarice Lispector, yo quiero hacer público mi agradecimiento a Mary Daly, por la inspiración que ha traído a mi vida y quiero compartir mi entusiasmo por este hallazgo. Lo vivo como un regalo inagotable que llegó a Sabina editorial de la mano de Carmen Martín Rojas,que lo estaba traduciendo por amor a las mujeres, sin interés de fama o de dinero, solo para devolvernos a todas tesoros que nos han robado.Carmen llegó a Sabina editorial de la mano de las Feministas Lúcidas de Chile, Andrea Franulic Depix y Jessica Gamboa Valdés. Las tres han creado y han mediado para que este libro esté ahora a disposición de todas en castellano/español, gracias a la excelente traducción de Carmen. Cada una podemos encontrar aquí hilos precisos, preciosos y reconocibles que reconectan nuestras vidas con la propia, con la de Mary Daly y con las de otras mujeres. Así podemos recomponer las redes que nos sostienen, los Tapices de la vida, como ella llama al vivir auténtico.Los Tapices del Paraíso de los que habla Emily Dickinson.
A mí este libro, como dije la primera vez que lo presenté, me ha dado una vuelta al alma cuando ya no lo esperaba y, sobre todo, me ha dejado abierta y preparada para volver a dársela tantas veces como sea necesario. Dispuesta para dejar caer lo que había ido convirtiendo en supuestas certezas, solidificadas y estériles. Dispuesta para ver con ojos nuevos cada vez que tengo/siento una Revelación.
De hecho, de la mano de Mary Daly , he empezado un cuaderno al que he llamado Cuaderno de Revelaciones, justo para no olvidar, para no enmudecer, para no quedarme paralizada. Y voy apuntando todo lo que me revela algo, aunque a veces parezca solo un destello fugaz y tenga la tentación de quitarle importancia y dejarlo escapar. He aprendido que si no lo apunto y no lo hablo con otras se me escapa como el agua entre los dedos. Por eso estas reuniones virtuales y otras presenciales.
Muchas feministas ya están leyendo Ex/Órbita y agradezco mucho sus comentarios. Las hay entusiasmadas desde el principio al final. Las hay resistentes a esa manera de escribir de Mary Daly en espiral, yendo y viniendo, Fuera de Órbita, que es como vivimos de hecho el Viaje deslumbrante que es la vida. Una manera de escribir que puede llevar a pensar que se está repitiendo, y esto lo dicen algunas lectoras. Yo lo comprendo porque también lo pensé al principio, pero ahora he entendido que me ha ocurrido porque nos enseñaron desde niñas a escribir y a leer linealmente, con unas reglas rígidas que impiden saber y entender la realidad, ya que están hechas sobre todo para aprender a repetir. Son reglas más de hombres que de mujeres,porque que a la mayoría de ellos todavía les cuesta hacerse cargo de lo vivo y de responder a ello más allá de reglas establecidas.
Releyendo, me he dado cuenta de que es una maravillosa estrategia de Mary Daly para que te detengas y seas capaz de desviarte de los caminos cegados de antemano y que no llevan a ningún sitio, pues son autorreferenciales, te hacen dar vueltas y vueltas en órbitas prescritas para que creas que estás viajando o creando, impidiendo que lo hagas de verdad.
El Viaje de Mary Daly es su autobiografía contada como el viaje de una parte de su vida, en el que va recorriendo cuatro galaxias mientras crea/escribe sus cuatro primeros libros con una gran libertad.
En La Primera Galaxia (1928- 1970) Momentos de Profecía y Promesa, de la que hablaremos hoy, aparece pronto su deseo de ser Filósofa y de su Misión Rompe-Tabúes. Ella quiere romper el Tabú terrible contra el vínculo femenino que supone el contacto físico y emocional directo entre mujeres. En esos años viaja a Europa y todavía se siente “una minoría cognitiva de solo una”, aunque intuye que hay otras como ella, no tienen todavía contactos entre sí, ni tienen las palabras ni las redes necesarias para reconocerse unas con otras. Sin embargo,se da cuenta de que tiene un sentido de orientación que la guía. En esta Galaxia ya ha decidido ser escritora y empieza a preparar su primer libro La Iglesia y el segundo sexo.
Está a punto de saltar de las órbitas del sistema patriarcal y sus códigos, y de nombrar sus conexiones: la religión de los padres, el sistema de cuotas para las mujeres, las estrategias de borrado, inversión y asimilación desde la academia, a la que pronto llamará academencia.
Ella desmonta las farsas de cada una de estas órbitas y se adelanta a su tiempo decidiendo, por ejemplo dejar morir en paz a su madre y escribirlo así, o conectando los problemas ecológicos con el patriarcado, porque se da cuenta de que la destrucción del medio ambiente y la opresión de las mujeres están vinculados.También distinguiendo lo que llama el Mar de conocimiento subliminal de las mujeres bajo el patriarcado,para que no se confunda con las teorías de moda del “inconsciente colectivo” del psicoanálisis, que son opresivas para nosotras.Y así, sin dejar de navegar Ex/Órbita, salta a la segunda Galaxia espiral, de la que hablaremos en el próximo encuentro.
Esta ha sido mi lectura de la primera Galaxia y ahora os paso la palabra para oír y aprender más y más con vuestra lectura de Mary Daly. Con las palabras que os han tocado el alma y el cuerpo, el cuerpo almado como yo lo llamo, con los descubrimientos que os han inspirado, con lo nuevo que habéis visto, con lo que os ha cambiado con el placer de leer a otra que abre puertas y enciende la luz para que tú te las compongas con las mujeres con las que compartes tu vida no olvidando, hablando y actuando en lo que esté en tu mano como tú consideres mejor.

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Escritos de Amigas de Feministas Lúcidas

Corriente de Sentires. María José Blanco

«Somos lesbianas por opción» titula la entrevista,
y pienso en el momento en que decidí amarte-amarme más que a nadie.
Tomar tu mano pese a todo, bailar contiga y armar juntas lesbiandad.

Pienso en las ganas intensas de vivir la lesbiandad con las amigas,
y armar-amar comunidad hasta viejitas.
Viendo la belleza de nuestras arrugas,
valorando en cada cana la grandeza de la otra.
Vieja, bien vieja.

Vieja me siento a veces, grande y llena de la experiencia conjunta
de toda la ginealogía de mujeres que decidieron y deciden amarse.
En público o en privado.
Amarse bonito entre semejantas.

¿Es acaso decisión amarse?

Sí… no …a veces … tal vez…

Como el juego que tenía de niña entre los dedos,
ese del papel doblado cuatro veces cuatro,
y mis dedos dentro como ahora están dentro de un cuaderno
y otras veces bailan en tu universa y anidan en ti.

Me duele el brazo amora, me duele y sigo escribiendo…
¿Cuántos brazos optaron por amarte?
¿Cuántos cansancios optaron por escribir?
¿Cuántas lesbianas optaron por no amarse?
A pesar de todo,
A pesar del diario,
a pesar de Ayuquelén,
A pesar de Mónica Briones
o justamente por la experiencia de ella.

Quiero a veces que el reloj se detenga,
y descansar el brazo, y descansar del mundo,
para que ninguna opcione amarse y tan sólo se ame.

Que cada mujer se ame,
se ame intenso y en grande,
se ame a sí y a otras.
Sin reloj que suene en 15 minutos,
sin dolor en brazo.
Con la madre, con la hermana,
con las amigas, con la amora,
con la tiempa y la espacia de su lado.
De nuestro lado,
y nunca, nunca contra las espadas filosas que cortan
las horas y segundas de escribir y de amarse.

La corriente de la conciencia no va conmiga,
prefiero la corriente de sentires.
Me gusta cuidar y dejar lo preciso,
leer una y diez veces,
besarte una y mil veces.

Ya no quiero seguir escribiendo
¡Mi letra amora!
esa que era bonita como un parque de atracciones,
ya no la quiero ni mirar,
no la entiendo amora,
se ha descompuesto,
como cuando una se descompone
al no hacer lo que tu deseo dice que hagas

y sigo aquí escribiendo sin deseo,
como las amoras que perdimos en la heterosexualidad obligatoria,
esa impuesta por el opresor masculino
que te hace optar por ser lesbiana
en vez de dejarte en tu universa femenina
y ver con los ojos de la alma entera

Que no hay existencia sin lesbianas,
que no hay vida sin la amora,
y menos entre las mujeres que vuelven a la lesbiandad sagrada,
donde la vida y ser lesbiana es un río continuo.

Si ser lesbiana es una opción, las otras no las quiero.

Y a ti te quiero con la alma-cuerpa entera.

Las otras quemémoslas amora,
en la hoguera de las brujas quemémoslas todas
y saquemos a las brujas,
ya que ellas decidieron amarse-amarse.

Que no sé vivir de otra forma

y si la hay

esa

no la quiero.

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Escritos de Amigas de Feministas Lúcidas

Sentir la serpiente en las aguas. Diana Carla

Antes de iniciar la lectura del siguiente texto,  me gustaría destacar el hecho de que esta investigación fue realizada para el espacio curricular  “Historia del Arte” de la carrera “Profesorado en Artes Visuales” que actualmente curso. Teniendo en cuenta esto, hallarán dos partes que convergen en este hilado de palabras, el primero es su parte “académica” que fue un punto central exigido por la cátedra y el segundo es el sentir que pongo en juego allí desde mi propio partir de sí. La elaboración de este tejido fue realizada a medida que las palabras iban surgiendo, las precisas, pues sentía que escribir más sería perder el sentido que tiene.

Este hilado no hubiera sido posible sin la ayuda y el tiempo de la pensadora, investigadora, maestra Adriana Alonso Sámano, quien en todo momento dispuso de su atención para que le consultara aquello que fuera necesario. La relación con Adriana, relación mediada por el amor y la verdad, el amor a la verdad, fue alimento fértil para nutrir todo este desarrollo, desde el compartir de imágenes hasta los mensajes/ audios donde charlamos respecto a algunas miradas que nos incomodaban, pues sentíamos que no hablaban desde la verdad.

Zambullirme en la mar de la cocodrila escamosa, criatura originaria de las aguas primordiales, me permitió conectarme con mi geografía, con mi mar. Mar que escucho cada mañana al despertar, desde la ventana de mi habitación y en cada esquina de mi hogar, mar patagónico. Escucho a la monstrua llamándome, invitándome a nadar a su lado, a danzar cual sirena en la humedad de la infinitud de la verdad, verdad que a una le produce placer. Gracias a Adriana aprendí que Pactli significa “gozo, alegría”, la monstrua trae consigo la alegría de la lengua materna, el gozo de saber de dónde venimos, nuestro origen materno.

Las invito a disfrutar, a gozar de toda esta mezcla, este popurrí de texto, imagen que se enraiza en el Mundo, en el Sur y el Norte que se unen en el tejido de una relación que recién inicia y que espera seguir estando sustentada por la visión de la realidad.

“La sabiduría original femenina, fluye desde el Ombligo de Luna[1], nace de la sangre y de las aguas primordiales de la madre. El origen de todo es femenino. Presencia original femenina precedente e infinita” Adriana Alonso Sámano.

1-ce cipactli – one crocodile – Lucky

Tonalpohualli, el calendario sagrado azteca, El primer día, Cipactli,. Omecihuatl. Trecena del cocodrilo.

Inicio este escrito en las profundidades de las aguas, donde hallamos a la monstruosa criatura marina, Cipactli. Ella era la única criatura acuática que existía en ese momento hasta que Quetzalcóatl- en alianza con Tezcatlipoca– la engañaron para finalmente asesinarla, con el propósito de “crear” la tierra. Utilizando su cuerpo como punto de partida, estiraron su piel para crear una superficie que posteriormente dividieron en dos y así delimitaron lo que hoy conocemos como cielo y tierra.

Cipactli en lengua náhuatl significa monstrua, tierra, origen[2]. Ella es la diosa monstruosa marina y terrestre de los orígenes, es origen de vida y del tiempo. La cocodrila- tierra con su cuerpo lleno de escamas, su espalda forma la corteza terrestre, “es la tierra misma metida en el agua, susbstancia de la vida; además su significado implica la enorme bondad de la abundancia que la tierra ofrece con la vida”[3]. Entre las apreciaciones de la  palabra Cocodrilo ( de origen griego, krokódeilos) nos encontramos con referencias mitológicas propias de las dragonas (del latín draco y este del griego δρακων, drakon, ‘víbora‘ o ‘serpiente)’, precisamente sobre su fertilidad[4]. Las aguas sagradas en las que se sumerge la diosa acuática forman parte de su fecundidad, la mantienen alejada de toda impureza. Asimismo su representación en el calendario azteca, estableciéndola como primer día[5], pues ella es materia pura, el estado inicial del todo.

Descubriendo a la monstrua

La serpiente, cocodrila, dragona[6] de la cultura mesoamericana se une a las innumerables diosas que han sido terriblemente tergiversadas por las historias contadas por los patriarcas, relatos en las que la figura de reptil es símbolo del mal, demoníaca y, por lo tanto, debe ser eliminada (Perseo asesina a la Diosa Medusa; San Jorge a la dragona de Inglaterra; en la Mesopotamia, Marduk vence a Tiamat, etc).[7]
Antes de este cambio de significado y sentido, la figura de la serpiente expresaba la sexualidad femenina[8] ( junto a otros signos como la espiral, la perla, la rosa, entre otras[9]), el placer libre de cada mujer que es clitórico[10] y que se encuentra manifestado en numerosas representaciones desde los inicios del mundo hasta la actualidad (Diosas de las serpientes de la civilización minoica, datadas hacia 1600 a. C; Coatlicue, Diosa de la falda de serpientes, y Cihuacóatl, serpiente hembra o mujer serpiente, provenientes de la civilización mesoamericana;  pinturas de las artistas Hilma Af Klint (Suecia, 1862-1946) y Georgia O’Keeffe (Estados Unidos, 1887-1986); intervenciones en la naturaleza realizadas por la artista cubana Ana Mendieta (1948-1985) , por mencionar algunos ejemplos).

La serpiente que se mueve en zig-zag, su movimiento espiralado entre tierra y agua que lo mezcla todo, trayendo consigo la armonía de la creación que está presente en el Chaos. Caos que no separa, no genera división en la vida y que no refiere al desorden ni a la confusión sino a la reunión de todos los elementos, a su coexistencia pacífica en el mundo.

Regresar a la Diosa

Cabeza de Cipactli junto a espirales

“Todas venimos de la diosa

Y a ella regresaremos

Como una gota de lluvia

Fluyendo hacia el océano” Moving Breath [11]

El misterio de sumergirnos  en las aguas misteriosas de la monstrua nos permite develar muchas verdades que no alcanzamos a ver pero sentimos, como expresa magníficamente la filósofa independiente, Bárbara Vernizi, “Los ojos de la vista no llenan toda la carne de la visión”[12]. Cipactli es la que siempre está antes[13], es el origen femenino imborrable y a la que siempre retornamos cuál espiral, cíclica e infinita; huella marcada en la piel cuál escamas de dragona.

Homenaje a Cipactli

Investigar a la cocodrila originaria de Mesoamérica trajo consigo mucha luz, mucho movimiento en la infinitud que ella manifiesta. Cipactli me regaló unas palabras hechas poesía en la inmersión[14] a sus aguas.

«Una mujer-diosa de las profundidades,

Monstrua caótica

Danza en las aguas

Movimientos del origen

Inmersa en la Mar salada encuentro tu vientre armonioso

Hogar de las entrañas, tejido de espirales y escamas

Mujer-diosa

Madre monstruosa

Abre mi sentidos a tu lengua sagrada»

Poema al origen, a Adriana Alonso Sámano

Junio 2022

Bibliografía:

  • Alonso Sámano, Adriana. 2020. “Volver a Ella: La otra en mí. Raíces originales maternas femeninas reencontradas. Un collar de perlas” http://diposit.ub.edu/dspace/bitstream/2445/182793/1/TFM_Adriana_Alonso_S%c3%a1mano.pdf
  • Arrellano Hernández, Alfonso. 1995. El monstruo de la tierra: Una revisión. Religión y sociedad en el área maya. Coordinación de Humanidades UNAM.
    Barrera Vázquez, A. 1976. La ceiba-cocodrilo. Anales Del Instituto Nacional De Antropología e Historia.
  • Rivera Garretas, María-Milagros. 2020. El placer femenino es clitórico. Colección a Mano, Edición Independiente.
  • Rodrigañez Bustos, Casilda. 2009. Pariremos con placer.  Ediciones Crimentales S.L
  • Verzini, Bárbara. 2021. La madre en la mar. El enigma de Tiamat, Verona-Madrid, Colección a Mano, Edición Independiente. Traducción del italiano de María-Milagros Rivera Garretas.

[1] Adriana Alonso Sámano hace mención en su texto sobre el origen de México, haciendo referencia a las palabras en náhuatl: Meztli: Luna, y Xic: Ombligo: En el ombligo de la Luna.

[2] Traducción de Alfredo Barrera Vázquez en La ceiba-cocodrilo, 1976.

[3] Ibídem, p. 205

[4] Arrellano Hernández, Alfonso. El monstruo de la tierra: Una revisión. Religión y sociedad en el área maya, 1995.Coordinación de Humanidades UNAM. p.16

[5] Cipactli es el inicio del Tonalpohualli, el calendario sagrado azteca, característica que se repite en la mayoría de las civilizaciones mesoamericanas.Fuente: Wikipedia. Revisada el 01 de Julio de 2022

[6] Arellano Hernández menciona en su texto que en la plástica prehispánica era común mezclar elementos de diferentes animales o plantas para formar un solo ente.

[7] Amplía este hecho Casilda Rodrigañez Bustos al referirse a la desaparición de la serpiente en Pariremos con placer, 2009.

[8] Ibídem

[9] María – Milagros Rivera Garretas. 2020. El placer femenino es clitórico. Colección a Mano. Edición Independiente.

[10] Ibídem

[11]Letra de la canción “We All Come From The Goddess“ interpretada por el grupo femenino, Moving Breath. Traducción revisada el 30 de Junio del 2022 (https://www.letras.com/moving-breath/539040/traduccion.html)

[12] Ver Verzini, Bárbara. 2021. La madre en la mar. El enigma de Tiamat.Colección a Mano. Edición Independiente.

[13] Esta idea la desarrollan varias autoras, algunas de ellas son: María-Milagros Rivera Garretas; Barbara Verzini; Andrea Franulic Depix; Adriana Alonso Sámano.

[14] Así titula Bárbara Verzini uno de los capítulos de su libro.


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