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Escritos de Feministas Lúcidas

Cuarta Galaxia Espiral, Jessica Gamboa Valdés

EL AHORA DESLUMBRANTE: Re-Membranzas Trascendentes

Querida Mary Daly:

La primera vez que supe de ti fue de boca de mi Comadre Carmen Martín Rojas. Fue en un verano del año 2018 durante un club de lecturas de feministas lúcidas, alguna vez te contaré más detalles (me voy dando cuenta de que tengo mi propia bitácora en la memoria), por mientras, te puedo decir, y sé que tú me entiendes, que Coincidimos porque así tenía que ser. Tal vez las mujeres de estas tierras la atrajimos/te atrajimos. Carmen, traía consigo una traducción propia de “Gyn/Ecology” que generosamente compartió con nosotras, regalándonos ese pequeño Gran rayo luz que me/nos iluminó anunciando Momentos de Exorcismo y Éxtasis.

Dos años después se manifestó una nueva y hermosa Coincidencia con las Comadres de una editorial independiente que publican a mujeres Sabias e Impías, Ana Mañeru y Carmen Oliart de Sabina Editorial y, justamente, entramos en Sincronía Ancestral a través de sus hermosos libros. Ellas hicieron  posible que tengamos en nuestras manos “Ex/Órbita. Un Viaje Deslumbrante”, traducido y publicado por primera vez en lengua española. Necesito contarte algo del cahuín para que sepas cómo fue que hoy estemos reunidas alrededor del fuego. Resulta que Andrea Franulic, como señora Araña de excelencia, hiló entre Santiago de Chile y Madrid, enviando a Ana Mañeru, mi Amiga/Abuela (después te contaré porqué) la traducción de Gyn/Ecology y, como te podrás imaginar, quedó maravillada (seguro te lo ha dicho), ¿ves como el “correo de las Brujas” funciona? Y, ¡de maravilla!

Tampoco fue algo simple, ya sabes cómo son estas cosas de los derechos de autoría, además de que la traducción sea fiel a tus palabras y a tu sentido de la orientación, pero en eso las Comadres tienen Talento de sobra, y se las ingeniaron como buenas Buscadoras de Tesoros que son. Así fue como el recién pasado año 2022, ha salido a la Luz Ex/Órbita, traducido por la mismísima Carmen Martín, muy bien acompañada por las Comadres de Sabina. Sé que Saltarías de alegría y, probablemente, hubieses querido ir a presentar unas charlas por allá y otras por acá, pero nosotras no nos hemos quedado atrás. Ana ha hecho lo suyo en librerías y ferias, Viajera como ninguna. También ha sido idea suya reunirnos a leer cada una de las Galaxias, nos dijo: “Hagamos Cuatro Encuentros Intergalácticos”, la respuesta inmediata fue ¡sí! Y nos subimos a tu nave para Navegar de Galaxia en Galaxia en Espiral, de Momento a Momento, Des-cubriendo y Des-velando las superficies de plástico del presente, y a los demonios sádicos y rastreros, violadores y biocidas, dando Saltos Cualitativos necesarios para ir rompiendo el Tabú Terrible, Hilando cada vez más seguras de que todo Pasado Arcaico Salvaje vive en cada una de nosotras, porque ya Otras, las Ancestras han dejado huellas, símbolos, pócimas y escobas para volar. Porque somos las Portadoras de una Memoria Profunda que debemos activar para Vivir un Presente/Presencia que es nuestro Ahora en Expansión.

Ahora te pido permiso para contarles a las mujeres que estamos reunidas cómo Viajé contigo en esta Cuarta Galaxia y cómo he conectado con cada señal escrita/dicha.

Cuando comenzaste a escribir las primeras páginas de Ex/Órbita, en junio de 1987, yo tenía 7 años. Al siguiente año, el 18 de abril, día de mi cumpleaños, tomabas un avión rumbo a Londres a dar una charla organizada por la Línea Lesbiana y el Archivo de Lesbianas, a propósito de que se había publicado el Brujedario en Gran Bretaña, libro que habías comenzado a escribir el mismo año en que nací. ¡Qué Coincidencias querida Mary! Podría seguir mencionando muchas más.

Mientras te leía se expresaban de forma simultánea mi Ser-conmovida, mi Ser-rabiosa y mi Ser-riendo. Te imaginé intentando imitar el tono de voz de Virginia Woolf o imaginé a las Parientes Catherine y Gata Salvaje manifestando su Ser-Siendo en distintas ocasiones.También se manifestaron explícitamente algunas Parientes con las que cohabitamos la casa. Mientras más conectaba con la llamada de lo Salvaje, comenzaron a manifestarse con su Presencia: la pareja de tórtolas, una joven zorzal, la pequeña picaflor -ba- la abeja y la pequeña araña que habita debajo de la tina en el segundo piso. En los días de luna llena que, literalmente se posaba sobre nuestras cabezas mientras dormíamos, te pensaba mecanografiando desde el Otro lado de la luna los Recuerdos de tu Cuaderno de Bitácora de una Filósofa Feminista Radical, bajando a la tierra para dar clases o hacer tus conferencias, Saltando, Brincando como una verdadera Lunática, volando en Tiempos Feéricos. Yo pensaba ¡Qué maravilla crear un cueva pirata en la luna! para Crear y Re-memorar, como tú decías, desde “una perspectiva Lunar/Lunática”.

La Cuarta Galaxia Espiral son Momentos de Re-membranza Trascendental: las conferencias, los encuentros con las mujeres, los viajes con las amigas, la llamada de lo Salvaje, la Búsqueda de las antepasadas, los momentos de tristeza por la muerte de tus amigas y comadres brujas, el anillo espiral de cuatro, entre otras vivencias.

Desde esta Galaxia Ves y Nombras el presente superficial de los amos/padres, ese primer plano que nos quiere en un estado de cautiverio, orbitando en su sistema de tiempos muertos, lineales, reproduciendo las mentiras academentes de la falocracia aburrócrata, desconectadas de nosotras mismas y de la naturaleza, de nuestro Ser Salvajes y que, lúcidamente, llamaste la Era del Des-membramiento, cada vez más sofisticada y camuflada en los mensajes subliminales de las ´ologías´, de las que muchas mujeres secuaces de la falocracia son hoy parte, lo cual implica que nuestra tarea se torne más desafiante. Quizás seguimos siendo una Minoría Cognitiva, pero Coraje ¡sí que tenemos! Como el que tuvieron las mujeres en Dublín (1987), al marchar para recuperar la noche o el que tuvieron tus alumnas y Comadres protestando y denunciando a los Cobardes aburrócratas de la Universidad de Boston que ningunearon tu trabajo y te negaron de forma sistemática un aumento de sueldo. Me alegro tanto de cómo decidiste salir de la apraxia -Rompiendo con el Tabú Terrible- fotocopiando la carta de respuesta del rector y enviándola a tus colegas en distintas partes del mundo y leyéndola a tus estudiantes ¡Qué Coraje! Fuerza Brujeril que emerge cuando Una está conectada con la Rabia que nos hace dar Saltos imprevisibles, porque al mismo tiempo que le damos vuelta al alma, nos damos cuenta de que estamos Vivas.

No quisiera dejar de mencionar “El Regreso de las Brujas”de 1989, cuando junto a tus Comadres en el teatro Sanders de la Universidad de Harvard, realizaste la Celebración del Éxtasis al enjuiciar públicamente a los pornógrafos, a los asesinos en serie, a los violadores de la tierra, a los que marchitan el ingenio, a Freud y sus cómplices destructores de la mente, a los academentes que drenan la mente y a los asesinos del alma de las mujeres ¡Qué Gran/Diosa idea, Mary! Y también el Primer Congreso Interdisciplinar Intergaláctico de Sabias Ancestrales, Comadres y Sus Parientes – en la Otra Cara de la Luna- con Fabulosas asistentes/oradoras: Granuaile, Pirata Irlandesa (S. XVI) Invocando los Poderes Elementales, Hipatia de Alejandría, Atravesando y Superando épocas de Des-membramiento nos llama a Re-membrar ¡Ahora!, Susan B. Antonhy que, apenas llegando a la Roca de la Oradora, grita ¡Fracasar es imposible!, Harriet Tubman, que propone hacer un ferrocarril subterráneo a la Otra cara de la Luna, haciendo de guía a las hermanas aun encadenadas, ayudando a mostrarles el camino, a subirse a las naves, proponiendo como co-guía a la hermana nativa americana Sacajawea (mujer pájaro- barquera) con su sentido de la orientación para guiar a las mujeres a cruzar a través de la niebla y el Mar subliminal. Y, por último, la Presencia de la mujer Araña, que solo salvará a aquellas mujeres que se mantienen en contacto con ella por medio de las hebras invisibles sobre las cabezas.

Por eso, Pienso/Siento que es tan importante, como señalas en el Momento de la Gran Recapitulación, asumir la tarea de Activar y poner en Movimiento, en el Ahora/Presente, las Intuiciones del conocimiento subliminal que todas las mujeres poseemos, para comenzar a Movernos en Espiral hacia un Presente Profundo ¿Cómo? de la mano de nuestras Ancestras, Re-invocándolas para iluminar nuestro Presente y, por cierto, el Futuro. Fiándonos de / confiando en las Mujeres -Portadoras de Memoria- que nos puedan guiar por las Mareas, porque que han navegado antes, atravesando turbulentas aguas, Re-conociendo las corrientes provocadas por las turbinas fálicas, de las Corrientes Elementales que llevan a Buen Puerto. Oyendo y dejándonos Tocar, Rompiendo el tabú patriarcal de la división y competencia entre mujeres, especialmente aquella que se expresa entre viejas y jóvenes, haciéndonos creer que se vuelve a empezar, como de costumbre, desde cero.

En el Ahora Deslumbrante – por fuera del reloj – saltando el calendario, estamos Hoy Re-unidas. Es  tiempo de Recapitulación…somos Conscientes del presente superficial, pero aún más de lo Poderosas que Somos juntas, porque Vemos y Re-conocemos a las Mujeres Verdes, a las Diosas, a las Brujas y Lunáticas en Nosotras Mismas.

Gracias Mary por Seguir Adelante, porque tantas de nosotras estamos Ser-siendo -Pecando a lo Grande- Ya tengo mi propia nave y seguiré reuniendo cada vez más Coraje: No Olvidando, No Enmudeciendo, Ni Paralizándome, sino ¡Manteniéndome Firme!.

Encuentros Intergalácticos  Sabina Editorial & Feministas Lúcidas

14.01.2023

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Escritos de Feministas Lúcidas

El hilo de la vida, hilando las relaciones con la raíz materna, Jessica Gamboa Valdés

A Dorila, Zoila Amada, Zoila Rosa Amada y Cecilia del Rosario

El hilo de la vida, hilando las relaciones con la raíz materna, es un proyecto creativo y artístico femenino realizado, a cuatro manos, para el trabajo final del primer año del máster de Duoda, aunque, en el trasfondo, estaba la necesidad de restituir el simbólico de la madre con las palabras de la lengua materna y darles existencia simbólica. Traerlas de vuelta  significó reconectarme con las relaciones vitales –sin fin– que hicieron posible mi permanencia en el mundo: mi madre y mi abuela, relaciones que han sido medida y mediación de Amor.

Ciertamente, fue mi abuela Zoila la que me incentivó a Hilar y Tejer como lo han hecho siempre las mujeres: con la palabra, con los gestos de amor, con las prácticas de recreación de la vida que, silenciosamente, humanizan y civilizan, sin guerra. Me recuerda lo que me escribió Ana Mañeru, el día 7 de marzo, mostrándome a una pintora Ucraniana que comenzó a pintar a los 70 años e hizo de su casa su obra. Me escribe: «Me he acordado de Zoila Rosa y sus bordados. Cuanta creación femenina, siempre bella y pacífica».

Quiero mencionar especialmente a la profesora Donatella Franchi que acogió mi propuesta invitándome a re-mirar y re-significar el concepto de “arte” y de “artista”, para saber que las prácticas artísticas femeninas no dejan fuera el sentir en la creación como tampoco las relaciones que conllevan el proceso creativo. Me ha inspirado su propia obra dedicada a su madre Clotilde y que, de pura coincidencia, la misma Ana me la había enseñado cuando le comenté del proyecto que iniciaríamos con mi abuela.

El arte de la relación. Creación enraizada

Las creaciones que componen el proyecto son  “Lienzo”  y  “libro de las artistas”. Cada cual tiene una apuesta que las hace singular, una como texto/tejido  y, la otra, como imagen. Ambas expresan lo genuino de la lengua materna al visibilizar, por un lado, la relación originaria que es ser nacidas y nacidos de una mujer y, por otro, la genealogía femenina materna que, al ser sustraída de la mirada de la miseria patriarcal, da un vuelco hacia lo trascendental como lo es la huella de la madre.

Lienzo

Bordado en tela cruda o tela rústica de 1,67 mts. Compuesto por 40 retazos. Cada retazo nombra una experiencia o a una persona significativa en la vida de mi abuela.

Los materiales que usamos fueron hilo de costura color blanco para hilvanar, hilos de colores para bordar, aguja y perlas sintéticas de color blanco para adornar.

Los trazos hallaron un lugar sin orden alguno, mejor dicho, se hallaron mezclándose con el sentido de las relaciones.

Libro de las artistas

Creado artesanalmente con papel opalina de 200 gramos, utilizando la técnica de acordeón. Se compone de fotografías de las manos de mi abuela en distintos tiempos, momentos y creaciones de la vida, con especial dedicación a la genealogía materna femenina (hija, nietas y bisnietas) y acompañadas por los símbolos femeninos que son la Rosa y la Perla.

El proceso creativo  

Lo llevamos a cabo en plena pandemia, el año 2021, año que nos benefició para pasar bastante tiempo juntas, aunque llevábamos  casi más de un año compartiendo la vida junto con Andrea en nuestra casa.

En un principio nos reuníamos los domingos en las tardes para conversar sobre su vida o de lo que quisiera contarme, sin reglas ni métodos. La guía eran las relaciones y, a veces, sus nudos. Mandaba el movimiento de las entrañas. Caminamos juntas por donde me quisiera mostrar,  yo fiada de su mano como cuando era niña. Nos entusiasmamos tanto que hilábamos cada día. Así fue como comenzamos el trabajo de las palabras  título de un libro precioso que hizo su trabajo en mí.

El viaje partió en la calle Nueva de Matte, comuna de Independencia, a fines de los años 30 del siglo XX, en la casa de su abuela materna Dorila. Paseamos por lavaderos de ropa y saludábamos a su abuela y a su madre, las lavanderas. Esta casa fue su lugar de la infancia al que recordaba con mucho amor. Asimismo, su paso por la escuela 111 de Vivaceta y la relación con la profesora Delfina del Piano.

Zoila Rosa, mi abuela, aprendió la práctica del Hilar en la relación femenina con su genealogía materna. Nunca la olvidó, ni la desplazó. Por eso, una vez que he caído en la cuenta de la ausencia del simbólico de la madre en mi vida, debido al desorden que me produjo la emancipación, pude sentir el deseo de restituirlo.

También aprendió el oficio de Coser mirando a su madre y a sus hermanas mayores Elena y María Rebeca. A los 13 años dejó la escuela para trabajar en una camisería en el sector de Mapocho «Camisería Barcelona” haciendo ojales, cuellos y bastas.

A sus hijas e hijos les confeccionaba la ropa, también a nosotras, sus nietas. Mi madre, a su vez, lo aprendió de ella… jamás dejó de Hilar, Coser, Tejer…

Quería ser profesora, le encantaba la lectura. Y, por supuesto, lo fue. Fue la Maestra de sus hijas e hijos, les enseñó a hablar con la lengua materna de la que fue depositaria, lengua que aprendió de su madre Zoila Amada en compañía de su abuela Dorila. Así es la lengua materna, un infinito hilado de palabras enraizadas y encarnadas.

A nosotras, sus nietas (también algunos nietos) que tuvimos la fortuna de criarnos con ella, nos educó con infinito Amor. Tenía el Don de la maestra, tenía Gracia y Humildad.

Cada recuerdo me toca profundamente porque en cada Encuentro se desveló algo nuevo e imprevisto… la Hondura y el Misterio de origen femenino. Misterio que está siempre en una misma.

Sin saberlo este trabajo de hilar en relación nos llevó a hallarnos  a cada una. Desamarrando  aquellos nudos que nos afligían el alma para seguir nuestro camino de vida siendo otras. Otras porque algo se ha movido y desplazado adentro.

En este andar profundo[1] conocí a mi bisabuela Zoila Amada y a Dorila, mi tataraabuela, genealogía materna que me enraíza y que corre por mis venas. Zoila Rosa Amada, mi abuela, me enseñó de Presencia/Ausencia que siempre es Amor.

Los misterios de la Virgen

Supe ver -con la visión-  su devoción al Rosario  y de la Virgen, hilo inmaculado de los misterios de la virgen, Madre sin coito. No fue casualidad que llamara Cecilia del Rosario a mi madre. O la medallita de la virgen con una cinta de color rojo, adorno femenino como protección del cuerpo y del espíritu de la criatura recién nacida, decía ella. Ahora sé que es más que un adorno, es fiarse en la raíz femenina, sabiduría de la lengua materna que sabe que el cuerpo es obra de la madre.

Desde que era niña vi la figura de yeso de la virgen en su habitación. La traía consigo su abuela Dorila, virgen que había estado al cuidado de las madres anteriores. Ahora está al mío, me la encomendó para cuando partiera de este mundo.

Zoila viene de Zoé, vida, vital o llena de vida. Carmen Martín Rojas me hacía ver lo biofílica que era mi abuela Zoila, ¡Es tan cierto!

Bordó y tejió para las nietas, nietos e hijas, hilando con sus manos el hilo femenino de su descendencia… el hilo de la vida.

Leíamos poesía o extractos de libros de mujeres y elegíamos qué bordar. Algunos bordados fueron dedicados a las mujeres con las que estoy en relación. Así lo convenimos.

Hicimos del hilar una práctica.

Las telas bordadas estarán a mi cuidado y otras con las Amigas que le darán un lugar y espacio en sus vidas para mantener vivo el tejido de la relación.  

¡Qué bella manera de trascender!

Diana Carla, una amiga de la Patagonia Argentina, acogió mi deseo para crear un blog que contiene el hilado realizado con Zoila, allí habrá un lugar/refugio para visitar sus creaciones.

Un Poema de Ana Mañeru Méndez dice:

“Detrás de una palabra,

Tan solo de una sola,

Renace el mundo entero.”

Mi abuela Zoila dejó su palabra bordada para quien quiera y sepa reconocerla Con su Grandeza.

Santiago, junta de vecinas del barrio Yungay, 30 de abril, 2020.


[1] Antonietta Potente. Mística.Experiencia del caminar profundo.

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Palabras para Zoila Rosa Amada, Ana Mañeru Méndez

Conocí a Zoila hace un año de calendario y a mucha distancia en los mapas, pero siento que la conozco desde siempre y que nos hemos abrazado en algún momento. Esto sucede porque las mujeres tenemos  medidas vivas que tienen que ver con la experiencia, con nuestro Ser-siendo y con nuestras relaciones. Medidas que no obedecen a la abstracción de las ciencias que matan lo que estudian para controlarlo, objetivándolo para que se ajuste a los moldes y a la pretendida exactitud de sus leyes. Por eso puedo decir que Zoila y yo nos conocemos desde la eternidad y para siempre, que es justo lo que dura cada destello de amor genuino. 

Nunca imaginé que iba a vivir una experiencia como la de ser Coabuela con una mujer tan delicada como Zoila Rosa Amada. Ella y yo, para frecuentarnos y apreciarnos, hemos atravesado, como escribió Emily Dickinson , “Una Montaña – en mi mente –  / Más Montañas – luego un Mar – / Más Mares – …”[1] , después Zoila y yo  hemos cruzado los cielos y ahora también ese tiempo infinito que existe más allá de la limitada razón.

Este ha sido nuestro camino de relación compartiendo la sabiduría y el cariño de Jessica, Jeka, y también otras creaciones propias de las Hilanderas que somos, las que vamos tejiendo redes de palabras, bordados, voces, músicas, imágenes, comidas, oraciones a nuestras diosas y, sobre todo, creaciones de dulzura en nuestro Mundo Grande escrito con mayúscula, el que muchos hombres escriben con minúscula porque lo quieren volver áspero, vil y pequeño.

Jessica, Jeka, nos presentó a Zoila y a mí  de la manera más sencilla y eficaz, hablándonos bien a la una de la otra. Entre las tres iniciamos esta relación que no tenía nombre conocido hasta ahora, al menos que yo sepa, pero que seguro ha existido antes, como tantas relaciones entre mujeres que no están nombradas en los parentescos de los diccionarios patriarcales.  Esos que están redactados con tanta violencia como atrevimiento “cientrífico”, un atrevimiento que no limpia sus dientes ni su boca aunque se la laven cien veces. El atrevimiento patriarcal de los academentes de la academencia, como los llama Mary Daly. Los “caterráticos de lo suyo”, como los llamo yo, orgullosos y soberbios porque en su día obtuvieron un “sobresaliente cum fraude” cuando leyeron sus tesis de “doctorado horroris causa”, gracias a que tenían un “cutriculum vitae” “a-sombrosamente cutre” y que han dedicado muchos años a la “in-docencia”.

Pues bien, diccionarios aparte, Jeka desde entonces es nuestra Conieta, porque así lo hemos decidido y nombrado. Es nieta de Zoila por genealogía de vida y palabra, y lo es mía también gracias a la política de las mujeres que se ocupa de crear, cultivar y nombrar las relaciones, el amor sin porqué, y la libertad femenina.

En las paredes de mi Cuarto propio, ese que recomienda Virginia Woolf que tengamos todas las mujeres, están colgados los primorosos bordados con poemas de Emily Dickinson que hizo Zoila con Jeka y que ellas me regalaron. Yo las saludo cada día y me hacen sonreír, porque “traen al mundo el mundo” como han escrito las filósofas de Diótima. Me confirman que existe lo femenino libre, con su grandeza y su capacidad de cambiar el mundo hostil de la falocracia y la necrofilia, que siendo solo superficial pretende ocuparlo todo. Pero no es así, ellas lo muestran con sus creaciones, acompañándome para que haga cada día lo que esté en mi mano, es decir, para que Sea-siendo, como escribió Mary Daly; para que Hable con voz propia, como deseaba la Casandra de Christa Wolf,  y para que Vea, porque ver es cambiar, como he aprendido de Adrienne Rich.

“Fracasar es imposible”, dijo la sufragista Susan B. Anthony en el siglo XIX y eso lo sabemos las Coabuelas, como Zoila y yo, y todas las Conietas  del mundo, que como Jeka y Andrea saben decir basta y continúan la obra de creación de las Madres las Comadres, las Abuelas y las Coabuelas.

Hace unos días, Violeta, de seis años, hija de una amiga, le contó a su madre que dos chicos de su clase eran muy patriarcales, porque les habían dicho a ella y a su compañera Eli que querían que fueran sus esclavas. Les contestaron que no, porque ellas son feministas y no van a hacer lo que ellos digan, va a hacer lo que ellas quieran. Me alegra mucho saber que Violeta y su amiga, además de querer inventar un modelo nuevo de avión cuando sean mayores, como también le han contado a su madre, ya saben reconocer y poner en palabras el desorden y la violencia masculina en el mundo y saben responder a ese desorden.

Cuando mucha gente dice que “las cosas”, refiriéndose a las vidas de las mujeres, van a peor yo digo que estas dos niñas y muchas otras son el signo de que eso no es cierto y estoy segura de que Zoila estará de acuerdo conmigo.

Claro que “las cosas” no se mueven solas y somos las mujeres quienes las estamos moviendo aprendiendo unas de otras, nombrándonos, contándonos sin miedo la violencia de tantos hombres contra las mujeres para que no quede impune ni en silencio. Estamos viendo y cambiando, recuperando las conexiones y las relaciones rotas que nos impedían entender, decir y hacer.

Este homenaje a Zoila, lo vivo también como homenaje a su hija Cecilia del Rosario, la madre de Jeka, pues gracias a ellas Jeka está en el mundo con inteligencia y gracia y puedo relacionarme con ella. Además me parece también un homenaje a todas nuestras Ancestras, a la Genealogía femenina y materna que ordena el mundo. Un homenaje que, tomando las palabras de la filósofa feminista radical y lesbiana Mary Daly, y deudora de su lucidez, nos ayuda a salir de la amnesia que nos lleva a olvidar, de la afasia que nos vuelve mudas y de la apraxia que nos impide actuar[2].

Les pido a Zoila y todas las Antepasadas que nos han traído hasta aquí, que nos guíen y nos amparen siempre con su sabiduría, su amor y su ejemplo. Ojalá sepamos ser dignas de Ellas siendo fieles a nosotras mismas y a las otras mujeres.


[1] Emily Dickinson, Poemas 601-1200. Soldar un Abismo con Aire –, Madrid, Sabina editorial, 2013.

[2] Mary Daly, ExÓrbita. Un Viaje Deslumbrante, Traducción de Carmen Martín Rojas, Madrid, Sabina editorial, 2022.

30 abril 2022


[1] Emily Dickinson, Poemas 601-1200. Soldar un Abismo con Aire –, Madrid, Sabina editorial, 2013.

[2] Mary Daly, ExÓrbita. Un Viaje Deslumbrante, Traducción de Carmen Martín Rojas, Madrid, Sabina editorial, 2022.

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Hilar fino, Andrea Franulic Depix

Palabras para la exposición: Hilando las relaciones con la raíz materna, de Zoila Rosa Amada y Jessica Alejandra

Zoila me declaró su nieta por la sencilla razón de que yo la llamaba “abuela”. Fue durante esos meses, también, que ella puso en palabras su experiencia del incesto, infringido por su padre, rompiendo, por vez primera, el tabú del silencio. Y fue, en ese tiempo, además, que nos dijo, con plena seguridad y absoluta certeza, que la mar es una mujer, porque su madre se lo había confesado, como quien reconoce un secreto de cientos de miles de años[1].

Zoila entendía, pues sentía, el misterio de la lengua materna, como Hilandera ancestral que era. Y este fue un descubrimiento maravilloso, que vivimos junto a ella. Fue una verdad revelada, la que, sabemos, siempre está ahí con nosotras, pero permanece cubierta hasta que logramos esfumar, soplando fuerte como viento del desierto de Atacama, todos los espejismos fálicos que empañan la mirada y embotan los sentidos, confundiendo lo verdadero con lo verosímil[2]. Este viento fresco, lleno de vida, que despeja las fantasmagorías machistas y que, con sus remolinos de arena y rebeldes tornados, arrasa con las mentiras, acrecentó la relación abuela-nieta, de Zoila y Jeka, lo que permitió el hallazgo. Alrededor, algunas nietas, nietos e hijas supieron acoger la gran noticia; a otras y a otros, en cambio, el viento no las tocó, no los tocó, quedándose agazapadas y agazapados bajo las sombras del Falo.

Las hijas, tocadas por el viento, son Ana y Cecilia; Cecilia, madre de Jeka e hija de Zoila, falleció tempranamente, sin embargo, Zoila y Jeka han restituido su presencia en ausencia. Así, las Tres Madres de toda genealogía femenina en singular hilvanan la exposición de hoy con un hilo firme e infinito, abriendo una dimensión en el espacio-tiempo, más acá de la muerte. Es el misterio de la Lengua Materna y el Tiempo femenino. ¿Qué es ese concepto pequeño y mediocre de la edad en el logos androcéntrico? ¿Qué es esa línea recta y aburrida que intenta medir el insondable tiempo nuestro con marcas en el calendario? Con Zoila, aprendí que la edad patriarcal no existe. Es verosímil, pero no es verdadera.

Jeka llegaba con las trazas en las telas y su abuela las bordaba con precisión y belleza, con divina concentración, mientras le preguntaba y Jeka le contaba quién era cada autora, qué significaba cada palabra, qué resonancia traía cada texto, qué era qué, quién era quién. O bien, Jeka le preguntaba qué calles contuvieron su alegría, qué rincones guardaron sus tesoros, qué mujeres la sostuvieron día a día, a quiénes amó, de quiénes recibió amor, cuáles dolores, ausencias o pérdidas, cuáles sorpresas, sueños o presagios, y Zoila le contaba, con hilos de colores, la vida, su vida, que también es la vida de Jeka.

Entonces, el milagro acontecía: Zoila Rosa florecía y podría haber tenido 12, 20 o cientos de miles de años. Acontecía por ese estar en relación de verdad y en profundidad donde la nieta autoriza a la abuela y la abuela autoriza a la nieta, reconociendo esta la excelencia y precedencia de aquella. Eran tardes enteras hasta que caía la sol y alumbraba la luna. Con un té caliente, conversaban e hilaban. Soy testiga afortunada de esta práctica artística femenina, libre de todo canon masculino y académico, mediada  por Dama Amor, en la que se encontraron Zoila y Jeka.

Esta práctica artística femenina libre nos trae el simbólico de la madre, por eso, es una apuesta política, de la política primera, bella, trascendente, enraizada y encarnada. Y lo trae hecho textura, hebra, surco; lo trae hecho perla, pétalo, tubérculo; lo trae hecho palabras y voces, las voces que escuchamos en esta sala, que la inundan ahora, la colman, con susurros, murmurando, arrullando; voces de mujeres del presente y el pasado que se plasman en la fibra, que viajan por el aire, que vuelven por los siglos para sustraernos de la banalidad, y que las sensuales manos de Jeka y Zoila, con sus ondulados movimientos, adornan en delicadas bordaduras y suaves puntadas.

Bienvenidas a esta aquelarre de libertad femenina y ligamen materno[3], presidida por abuela y nieta, a la que hemos sido convidadas para hilar fino y no olvidar que la diferencia sexuada solo puede ser radical.

Santiago, Barrio Yungay, 30 de abril de 2022


[1]      En nuestras conversaciones, Adriana Alonso Sámano me ha enseñado la existencia originaria de las diosas, sus cientos de miles de años ante los seis mil de la ficción del dios padre.

[2]      Tomo esta distinción de Laura Minguzzi de la comunidad de Historia Viviente.

[3]      Diana Sartori, de la comunidad filosófica Diótima, habla de ligamen y no de legado.