Un grito para un despertar. Macarena Rubilar Campos*
La joven sintió que apenas había cerrado los ojos, cuando comenzó a escuchar un canto que se iba acercando: “Tu clítoris, tan celosamente guardado, te lo arrancaré y lo tiraré al suelo, porque hoy soy un hombre. Mi corazón está hecho de piedra; ¿de qué otra manera podría operarte?” Exaltada…