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Escritos de Feministas Lúcidas

Las mujeres no somos cuota, somos la medida del mundo.*Jessica Gamboa Valdés y Andrea Franulic Depix

Las teorías masculinas sobre el poder han impregnado de tal forma el feminismo hasta volverlo miope. Es la miopía ante la obra de la madre y la libertad femenina, libertad relacional, que no es la libertad entendida como un estatus que se puede obtener mediante luchas de poder. Esta noción abstracta de la libertad, propia del individuo moderno, permanece des-enraizada del origen, pues niega que seamos nacidas y nacidos de mujer, y descarnada del cuerpo sexuado.

La obra civilizadora que realizamos las mujeres a diario no tiene valor social y pasa desapercibida cuando la mirada se queda anclada en una cultura de la fratría masculina o del “entre nosotros”. En consecuencia, el feminismo, al identificarse con el régimen patriarcal de significación de la condición femenina, no logra ver la grandeza femenina que hay por doquier, confundiendo la autoridad (de auctoritas) de la madre, que significa hacer crecer (Augere), con autoritarismo (de potestas) del padre.

Se nos ha intentado convencer de un SER/ESTAR de las mujeres como atrapadas/agarradas/atadas/sujetadas, a causa de “nuestro sexo”, por ello, la vía de escape sería la liberación propuesta por el ideario de la emancipación o del “empoderamiento” feminista, algo muy propio de la política sexual del poder que administra “libertades” y gestiona “derechos”.

La desautorización de la obra de la madre, por parte del feminismo con su discurso anti-materno, ha propiciado, en gran parte, que las mujeres no interpretemos, por ejemplo, de forma libre, la maternidad y la Amor, adhiriendo a la lógica misógina que mata simbólicamente la relación primordial de la madre con la hija, relación nuclear de Amor. ¿Hasta cuándo nos conformaremos con los dichos de Kate Millett, hoy por hoy vueltos eslogan, que terminan rasgando la carne porque el amor es nuestro opio? ¿Nos seguiremos fiando en la política sexual del poder que no concibe relación sin dominio?

Cuando las mujeres de la Librería de Milán escribieron El final del patriarcado. Ha ocurrido y no por casualidad, trajeron de vuelta la certeza de que estamos más allá de la jaula patriarcal. Ya no nos hace gracia seguir señalando que las mujeres “nacemos sujetas o estamos sujetadas”, pues sería pasar por alto que el patriarcado ha terminado para muchas que ya no le damos crédito, a pesar de las colocaciones sociales y las precariedades materiales. La libertad femenina está en cada mujer que lo ha descreído, y se vive mujer sin vergüenzas ni complejos.

No queremos adherir a las organizaciones (aunque sean solo de mujeres) o a los partidos políticos. Queremos practicar la libertad relacional. Supimos ver que el patriarcado no ha ocupado nunca nuestra vida entera. Para nosotras se volvió caduco, porque no les damos valor alguno a sus instituciones y leyes. Tampoco nos interesa tener poder o creer que tenemos poder.

El patriarcado llegó a su fin cuando caímos en la cuenta de que no queríamos ver más miseria en nuestras vidas y en la de nuestras semejantas. Elegimos abandonar la mirada de la miseria porque no nos sirve para decir nuestra experiencia desde un sentido libre y así transformar nuestra relación con el mundo. Ahora que vemos a nuestro alrededor, podemos mirar a nuestras madres, a nuestras amigas, a nuestras amadas, a nuestras semejantas y gozar de la grandeza de ser mujeres.

También hemos descreído del contrato sexual y de la heterosexualidad obligatoria que lo reproduce. Recuperamos nuestra sensualidad clitórica cada día. Sabemos que para ser libres necesitamos afirmarnos en nosotras mismas y fiarnos en otras, reconociendo nuestro origen femenino y la lengua materna que dice la verdad. Nos sabemos nacidas de mujer. Nos nombramos en femenino y nos da placer. Hemos salido a la calle para un 8 de marzo con un lienzo que dice: “Las mujeres no somos cuotas, somos la medida del mundo”. Y lo seguimos afirmando.

*Inspiradas en el pensamiento libre de la Comunidad de Filósofas Diótima, de las mujeres de la Librería de Milán y de María-Milagros Rivera Garretas.

2 respuestas a «Las mujeres no somos cuota, somos la medida del mundo.*Jessica Gamboa Valdés y Andrea Franulic Depix»

Permanecemos firmes, en Chile, en España, en el mundo entero, que es nuestra patria/matria. Abrazos hermanas!!!

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